CONTEXTOS
Ignoramos si al dar su mensaje, Arturo Dávalos Peña tenía en mente a Ramón Guerrero o a Luis Munguía, o a ambos, y aquellos escandalosos casos de “la venta” de 18 propiedades del municipio y una calle allá por Los Muertos, cuando ayer dijo “la corrupción es un mal que debemos erradicar de nuestra sociedad, como gobierno municipal, estamos trabajando con herramientas que fortalecen en la transparencia y la rendición de cuentas”.
El discurso del presidente municipal adquiere mayor relevancia si se considera que lo gritó en el edificio de la Unidad regional de Servicios del Estado, la Unirse. La mañana de este lunes se inauguró ahí la oficina de la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción. El momento era oportuno para enviar un mensaje a quien le quede el saco. No hubo tips del destinatario y no fue necesario.
Citemos algunos párrafos del discurso de Dávalos:
“Hace 5 años iniciamos una lucha para recuperar la confianza de la gente en su gobierno, convirtiéndonos en ciudadanos trabajando para los ciudadanos. La corrupción había marcado la historia de los últimos 12 años en los que decisiones irresponsables, sumieron a Puerto Vallarta en una grave crisis no sólo financiera sino de credibilidad.
Desde que asumimos esta encomienda, hemos cubierto más de mil millones de pesos de deudas heredadas y retomado el control en temas prioritarios como la seguridad, pasando de 7 patrullas cuando arrancamos a 70 en la actualidad”.
Hago referencia a estos puntos, porque es donde toma vital importancia que la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción abra su primera Agencia Regional, eligiendo a Puerto Vallarta como sede.
Luego de que el alcalde agradeció al gobernador Enrique Alfaro descargó una frase lapidaria: “Puerto Vallarta ni puede regresar al pasado, donde las decisiones se tomaban con base en intereses personales y algunos de ellos intereses mezquinos”.
Presumió que los ciudadanos libres deciden qué hacer con el dinero público y en Puerto Vallarta hay una sociedad que opina y es muy activa. Enseguida, añadió algo contundente: “Los malos tiempos han quedado en el pasado y ahí seguirán, porque hoy trabajando en equipo con el Gobierno del Estado estamos haciendo un frente común contra la corrupción, contra los funcionarios improvisados y por supuesto que estamos en contra de que regresen, quienes tanto daño le hicieron a Puerto Vallarta”.
Dávalos Peña se escuchó confiado al rematar su mensaje. “La corrupción se fue y no regresará, de eso nos encargamos todos. No más funcionarios que se enriquecen de la noche a la mañana o funcionarios vividores que sin trabajar reciben el pago del dinero del pueblo”.
No se desperdicia ningún espacio al atrevernos a transcribir textualmente parte del discurso de Dávalos en las puertas de la oficina de la Fiscalía Anticorrupción.
No, tampoco podemos sostener que Arturo Dávalos ha roto con su antecesor Ramón Guerrero Martínez, el motejado como “el mochilas” y considerado padre político, tutor y creador del diputado local, Luis Ernesto Munguía González. Sin embargo, parecieras que hasta la mañana de este miércoles 17 de febrero decidió tomar riesgos y expiar la culpa de su silencio.
Nuestra más fiel interpretación del discurso de Dávalos, lo que muy probablemente quiso decir, es que si por él es, ya no habrá más mochilazos en Puerto Vallarta.
Además, Dávalos deja muy poco de su discurso a la interpretación. Habló de las deudas, de patrullas, heredadas cuando él asumió la encomienda de gobernar la ciudad. Fue Ramón Guerrero quien le entregó el mando y fue éste quien más endeudó a la ciudad. Si bien, hubo deudas adquiridas en los nueve años que gobernaron la ciudad, Ramón Guerrero dejó a Pensiones del Estado las cuotas que religiosamente descontaba a los trabajadores. A Fonacot también le quedó a deber varias decenas de millones de pesos. Los proveedores también reclamaron pagos. “El mochilas” tampoco pagó laudos perdidos a trabajadores despedidos sin justificación.
Tal vez Dávalos se acordó de aquella atrocidad cometida contra la ciudad cuando Ramón Guerrero solicitó a los regidores en el pleno del Ayuntamiento aprobar desincorporar diversos bienes municipales. Luis Munguía fue uno de esos regidores que sin chistarle autorizó con su voto a favor de vender 18 bienes, entre los que estaban las oficinas del Registro Civil contiguo a la agencia Volkswagen, el rastro municipal y las oficinas de Servicios Públicos Municipales.
El juicio popular de los vallartenses condenó a Luis Munguía de ser responsable de dictaminar a favor de la “venta” de una calle de la zona de Los Muertos.
O bien, quizá Dávalos en mente tenía dibujados aquellos armatostes que Javier “en culichi” Navarro, un incondicional del diputado Munguía, manipulaba en una camioneta que sirvió para su transporte. Aquellas estructuras para colocar propaganda política de Munguía se armaron en talleres, con empleados y recursos del municipio, acusó una regidora. Sin embargo, no hubo investigación ni juicio.
Entendemos por el discurso del alcalde que escenas como las descritas en los párrafos anteriores ya no se repetirán.
La honestidad de Munguía siempre ha estado manchada y por sus propias acciones. Todo lo quiere hacer con dinero ajeno y no dinero suyo. Cuando desplegó aquel ambicioso programa de instalar “casas productivas” a lo largo y ancho del municipio, prefirió cerrar todo cuando le cobraron las rentas. No sabemos si ya pagó los 13 mil pesos que una señora de Las Palmas reclamó por meses. Por lo menos a otros tres renteros quedó a deberlas la renta agua, luz, etc.
El holding de las tres empresas de comunicación ligadas a Enrique Alfaro, La Covacha, Euzen e Indatcom, le llevan todo lo relacionado a manejo de prensa, imagen, pero el gasto mayor es una carga que paga el Seapal y otras dependencias y órganos públicos descentralizados.
La semana pasada, con cierta timidez, un inversionista confió haber recibido una “propuesta” deshonesta para negociar una rebaja del pago por derechos a incorporarse al Seapal. El empresario se ahorraría buen dinero pero otra parte de la rebaja, alrededor de dos millones de pesos, se iría a financiar la precampaña de Munguía.
Si Dávalos tenía en mente todo lo anterior al dar su discurso en la inauguración de la oficina de la Fiscalía Anticorrupción y se logra erradicar funcionarios, regidores, alcaldes, diputados pasará a la historia. Guardando diferencias, sería algo así como “el peje vallartense”.
Revolcadero
El fin de semana, en una línea doméstica, recibimos una llamada de un teléfono desconocido. Es una de esas raras veces que levantamos el auricular para contestar llamadas que entran por esa línea. Una voz grabada nos preguntó si disponíamos de tantos minutos para contestar una encuesta. Se trataba de valorar, de opinar, de aprobar o desaprobar, de darle una calificación a Arturo Dávalos Peña y a su gobierno. Que oprima el 1, el 2, el 3, o el 4 si está feo, chaparro, flaco o gordo. Qué tal clic si cree que el problema es la inseguridad, la basura etc. De las ocho o diez preguntas, una nos llamó la atención. Preguntaba la maquinita si estaba de acuerdo en la reelección de Dávalos. Eso nos despertó serias dudas. Hicimos las consultas necesarias y la respuesta fue: Ni Dávalos ni su gobierno, nadie de su equipo de trabajo, sus operadores políticos, dijo saber nada de esa encuesta y negaron haber ordenado tal trabajo. Eso nos lleva a suponer que alguna treta, “alguien” interesado en saber que tal anda los índices de popularidad de Dávalos. ¿Guerra sucia? No es para tanto.******* Lo anterior nos llevó explorar qué comentarios reciben los taxistas respecto al gobierno municipal, a Arturo Dávalos y también qué opinan sus pasajeros de Víctor Bernal y de Luis Munguía. No hay nada riguroso ni se recurrió a metodológica científica. Es a botepronto. Nuestra consulta a un chofer de taxis amarillos y a dos amigos Ubers. A grandes rasgos, nos dijeron que de Dávalos y del gobierno municipal, el usuario local tiene más comentarios positivos que negativos. Casi apostamos a que Munguía tendría más comentarios positivos que Víctor Bernal. Pero resulta que no. Nos dicen notar que los vallartenses asocian a Munguía con lo peor, que no le conocen haber hecho nada para la ciudad, que no pasa de ser una criatura fabricada por Ramón Guerrero “el mochilas”, y ahora lo asocian con Rafael Yerena Zambrano.******* La semana pasada recibimos la queja contra los choferes de la ruta rural de los camiones de Unibus. No estaban recibiendo la tarjeta del descuento a los adultos mayores y los obligan a pagar el total de la tarifa. Estamos hablando de las tarjetas que sustituyeron los boletos del programa Mi Pasaje. Hasta la semana los choferes se negaban a recibir la dicha tarjeta que con solo exhibirse es válida al descuento del 50 por ciento. Como nosotros somos clientes de la empresa Unibus (sí nos creímos eso de no contaminar el planeta si usamos el transporte urbano) pudimos constatar esa queja el martes 11 cuando a un ancianito le negaron el descuento. La máquina que recibe la moneda de los diez pesos, estaba sellada con cintra negra. Y no solo eso, la unidad no traía aire acondicionado. Los beneficiarios residentes en Las Palmas, Tebelchía, La Desembocada dejaron de quejarse para el fin de semana y nos dijeron que ya les aceptan la tarjeta. Se vale el tema porque éste lunes 17 se entregarían tarjetas a los estudiantes. Es una tarjeta recargable, hasta por 360 pesos. Si la tarifa a Las Palmas es de 22 pesos, échele lápiz para calcular la importancia de poseer una tarjetita de esas.