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Gerardo Sandoval Ortiz |

Los riesgos de politizar la justicia y la practica del clientelismo

CONTEXTOS

 

 

 

Dos décadas atrás, en el restaurant-bar Gaby’s discutíamos con el abogado Miguel Ángel Yerena Ruiz sobre dos denuncias contra periodistas de Tribuna de la Bahía. De lo legal, acabamos por ir a lo político y fueron necesario dos rondas de charlas para dar por cerrado el tema.

En un caso, Tito Yerena sostenía tener evidencias suficientes para para proceder, aunque el sustento se desprendía de un encuentro en un restaurante -Balam- del autor con un abogado ya fallecido y un arquitecto. Alegamos que aquel encuentro fue público y no a hurtadillas como para conspirar en su contra, pero se asombró cuando supo que estábamos enterados de la carpeta judicial.

Al final, estuvimos de acuerdo en retirar las dos acusaciones y sellar los expedientes. Para ello, sin duda, privó el criterio político en la acusación II, la que se originó debido al cabezal “Síndico cínico”, una columna escrita por el periodista Francisco Quezada Hernández. Por esos días el abogado Yerena Ruiz era síndico por elección popular y Gustavo González Villaseñor presidente municipal.

Nueve años después, para los comicios de 2012, Tito Yerena, se postuló para presidente municipal por el Partido de la Revolución Democrática y fue el candidato del PRD más votado, con 6,239 para ganar la regiduría plurinominal, la tercera de tres que el partido del Sol Azteca pudo ganar hasta perder su registro nacional el domingo 2 de junio.

Nos vino a la memoria aquellas charlas con el famoso abogado vallartense porque en tiempos de la 4T, su fundador y gurú Andrés Manuel López Obrador ha hecho valer el criterio de la justicia por encima del derecho. O bien, entre los legados de Amlo también es a destacar su máxima de imponer la lealtad a la capacidad del servicio público

Recordamos que en aquellas intensas chalar del comedero Gaby’s -el del escándalo por la amenaza de ser cerrado por quejas de extranjeros-, como buen abogado. Tito Yerena apelaba a su deber de procurar el derecho. Le citamos la máxima del Quijote de la Mancha, que “cuando la justicia y el derecho se contrapongan, debe prevalecer la justicia”. Es la máxima que en diversas ocasiones se invoca en las mañaneras del Palacio Nacional, la que también se intenta imponer a ministros, magistrados y jueces del Poder Judicial.

En su céntrico despacho jurídico de la calle Juárez y Guerrero, el extraordinario amigo José de Jesús García de Híjar adornaba su oficina con el aforismo cervantino. García de Híjar era priista, el partido madre que también parió a López Obrador. Ahora sabemos que compartían ideología y pensamiento.

Partidarios de los partidos que construyeron la coalición Fuerza y Corazón Por México, simpatizantes de Xóchitl Gálvez, opositores de Morena y adversarios en general de la 4T se asombraron al sentirse arrollados por Claudia Sheinbaum. En shock total, solo aciertan a conceder el crédito a López Obrador y su reiterativo discurso de axiomas como “primero los pobres” y asumen que el voto masivo obedeció al reparto de recursos, los apoyos de programas federales y hasta cash, que dispensa el gobierno federal.

Cuando López Obrador, en tono de vulgar, pero muy sincero exabrupto expresó “y no me vengan con que la ley es la ley”, es muy probable que su ideología se había reforzado con la máxima de anteponer la justicia a las leyes que rigen el estado mexicano.

En una de sus mañaneras, Amlo dijo que apoyar a los pobres estaba garantizado que de estos obtendría en reciprocidad apoyos y lealtades. No se equivocó. Una y otra vez machacó que sus adversarios los conservadores, prianistas, todos los simpatizantes de Xóchitl Gálvez, se oponían a los programas sociales y, en consecuencia, no del todo subliminal, pedía el voto para Sheinbaum y los candidatos de Morena.

La candidata de Fuerza y Corazón por México pareció entender desde el principio lo decisivo que sería el dispendio de los programas sociales pero sus aclaraciones se perdieron.  Sería solo al final de la campaña que se incorporó al discurso de la campaña el compromiso de incrementar las bimesadas a nuestros adultos mayores y otros grupos vulnerables.

Diversos estudios han reforzado la afirmación de la decisiva influencia en modo de torcer la tendencia del voto. La danza es de miles y miles de millones de pesos que del presupuesto del gobierno federal se destinaron a los programas sociales. Al “constitucionalizar” programas sociales, se legalizó lo que algunos llaman “la compra del voto”. Si bien amplios sectores del Partido Acción Nacional repudian el reparto bimensual de dinero a mayores de 65 años, para el momento de lanzar su propuesta ampliada, apoyar desde los 60 años, los electores la desoyeron.

En general, las dádivas a los electores, la política clientelar con recursos públicos, los programas de apoyo, vienen desde los tiempos del régimen único, cuando solo tronaban los chicharrones de los gobernantes priistas. Los morenos llegaron y perfeccionaron el viejo arte de cautivar al electorado. Lo confesó López Obrador cuando desembuchó aquello de ser los pobres la garantía de la lealtad y a ellos debían destinar los apoyos.

No estamos seguros de que la reforma judicial se torne en generosos y justos resultados para los pobres. Al final, son más los riesgos de politizar a la justicia y debilitada pudiera colocarse al alcance de los poderoso varones de la delincuencia organizada. Por lo demás, el alcance del dinero no tiene límites y a los interesados les dará más dividendos refaccionar las campañas políticas de los candidatos a justicieros.

 

Revolcadero

 

 

Y para redondear el tema, podemos añadir algo adicional. Jamás ha sido fácil derrotar al partido en el gobierno. Los panistas sudaron la gota gorda y lucharon contra todas las desventajas para derrotar a los priistas en 2000 con Vicente Fox Quesada. De sus dos derrotas previo a su triunfo en 2018, Andrés Manuel López Obrador aprendió de trampas y mañas del viejo PRI y de los panistas. Ya en el poder cercenó órganos que le son incómodos y con el mismo propósito se apresta a demoler instituciones autónomas. El régimen de López Obrador no escapó de escándalos que mancillaron sagrados principios como los de cero tolerancias a la corrupción. Aun sea los menos, medios de comunicación y periodistas cumplieron su función y orearon a sus lectores casos tan deleznables como “la casa blanca” de Enrique Peña Nieto. Un miembro de la familia presidencial fue pillado viviendo en su “casa gris” en un opulento suburbio de Houston. Antes, hubo la “estafa maestra” pero la corrupción galopó por mucho más en este trienio de la 4T y en un área donde los recursos debieron destinarse al apoyo a los pobres del campo. Tocó a Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad revelar la red de corrupción en Segalmex (Seguridad Alimentaria Mexicana) que a cuentagotas brotó información que se acercan a las dos decenas de miles de millones de pesos, dinero etiquetado para apoyar a campo mexicano. El autor de la corrupción fue un viejo maestro de Amlo, Ignacio Ovalle Fernández, antiguo protegido del salinismo, al que el presidente protegió salvándolo de la Segalmex y premiándolo en un discreto cargo de la Segob. En el salinato, al maestro de Amlo le cargan unos 11 mil millones de pesos de corrupción, pero, hombre con suerte que es, Ernesto Zedillo le cargó los pecadillos a Raúl Salinas. Solo en los dos primeros años, la hallaron irregularidades por un monto de 15.3 mmdp, que es dos veces mas al monto de la conocida “estafa maestra” de Peña Nieto. Hubo mucha tela de donde cortar para desmitificar la dudosa honorabilidad del morenismo más sin embargo, los hombres de la campaña fueron incapaces de construir una historia convincente y creíble, capaz de echar abajo el discurso del Palacio.******** Entonces, ¿Luis Munguía y los verdes, sí supieron explotar los yerros del gobierno del “profe de los dieces” y fincaron por ahí su victoria? En honor a la verdad, en comparación a Ramón Guerrero Martínez, Munguía machacó con menor intensidad los puntos débiles del gobierno de Luis Alberto Michel Rodríguez. Desde un principio se pudo advertir que Munguía no necesitaba tocar los extremos y le fue suficiente administrar una ventaja fácil de palpar en la calle. Cuando hubo dudas en el triunfo del “munguis munguis” estas se desprendieron de sus propios desaciertos. A “el mochilas” le pesó mucho la carga negativa que arrastraba desde su gestión de 2012  2015.****Por cierto, en el segundo día su “gira de agradecimiento”, Luis Munguía se reencontró con familias ixtapenses y les agradeció apoyo y respaldo, prometiendo que trabajará por un mejor municipio. “Ese compromiso que hicimos de embellecer Ixtapa, de sacarlo del olvido, de tener una delegación que vea hacia adelante, que brille, que tengamos plaza remodelada, que el camellón lo dejemos bien bonito, que impulsemos Ixtapa, eso se merecen y es la forma en que vamos a trabajar de la mano de todas y todos ustedes”, dijo. Ya dijo Munguía, y si se le olvida, se lo recordaremos. Suponemos que el mismo mensaje llevó a los colonos de la colonia Primero de Mayo, Aramara, Mojoneras, Las Juntas, donde hay registros de su gira de agradecimiento”.

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