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Gerardo Sandoval Ortiz |

En el ocaso de un talentoso escultor y extraordinario amigo: el maestro Pancho Quintero

 

CONTEXTOS

 

 

 

Cuando vislumbró festejar sus primeros 40 años de formar talentos en las artes y la cultura, el maestro “Pancho Quintero” sostiene una titánica lucha para revertir el grave deterioro de su salud. Y como si rehuyera a los reflectores, agobiado, su duelo es discreto, reservado, lejos de ser un acto de contrición.

Juan Francisco Curiel Quintero, es el nombre del maestro “Pancho Quintero”, próximo a cumplir tres décadas como instructor del taller de Terracota del Instituto Vallartense de Cultura.

Las veces que coincidimos con el maestro Pancho le refrendamos aprecios especiales y un saludo “de pasadita” en los cafés del centro de la ciudad se convertía en horas de charlas de todo tipo de temas. Era en esos momentos que se soltaba y hasta se le podía arrancar alguna expresión crítica de la conducción de la cultura municipal. Sin embargo, era muy celoso de guardar sus opiniones, sabedor del riesgo de volverse público un tema privado en una mesa de periodistas.

Por muchos años, por ser la Isla de los Niños la sede del Centro Cultual Cuale, Pancho Quintero hizo de ese espacio algo más que se centro de trabajo. Por tantos años caminados, hizo camino en su ruta a la Presidencia Municipal, para reunirse con un funcionario, el regidor de la cultura o el titular de la misma y jefe jerárquico. En esas saliditas, solía de reojo husmear en las mesas y si había espacio, acomodarse en esos rinconcitos.

La discreción era lo suyo. Su lealtad institucional estaba probada. Aceptaba bromas de todo tipo y solía confesar su retahíla de aflicciones que lo acongojaban, a veces hasta las propias de su trabajo. Tal vez por esa razón, compartir esa bebida amarronada con Pancho no tenía precio y para él, siempre hubo una silla en donde estaba Javier y Martha. El casi paisano y amigo de escuelas, Javier Santos le cargaba la mano y Pancho le respondía con risas y apapachos.

Hará cosa de unos tres años que Pancho dejó de impartir clases en la Isla del Cuale y lo mandaron a los talleres habilitados en el viejo edificio construido para ser un mercado municipal. No le cayó del todo bien salir de su confort. Dejamos de verlo con aquella familiaridad de los años, pero supimos que Pancho no dejó el Pancho Quintero que entretenía en los cafés. Por mantener su estilo de vida debió pagar factura.

La salud de Pancho es delicada. Con profunda tristeza nos enteramos de la crisis que lo atosiga desde la semana pasada, y que el viernes pasado 16 de este agosto lo llevó a un nosocomio de la ciudad. Por decirlo con prudencia, el estado médico es de pronóstico reservado.

Un primer reporte del viernes, ubicó a nuestro laureado escultor amigo internado en el Hospital Regional. Sin embargo, ya para el sábado no estaba en la lista de pacientes. no existe un testimonio de qué ocurrió el viernes, pero pudo tratarse de una alta voluntaria o simplemente se fugó del hospital Regional.

Lo que ocurrió posterior al viernes fue una incesante búsqueda del paciente. Genio y figura, Pancho, hasta en su lucha de vida. Su hermana lo halló en condiciones desastrosa y en una ambulancia lo trasladó la noche del sábado hasta ingresarlo en el Hospital General de Zona número 42 del IMSS. Los médicos que lo atendieron no fueron optimistas dado su crítico estado que llegó.

Pero Pancho probó todo el fin de semana, sábado y domingo ser de buena madera. Ya en la madrugada de lunes, necesitó ser llevado a la sala de shock por la apremiante necesidad de oxígeno. Ese es el indicativo del tamaño de sus padecimientos.

El hospital del IMSS está lejos ofrecer espacios y condiciones de mediana comodidad a los enfermos. El domingo registró visita, mientras estaba al pendiente de su estado Luis Escoto.  la actual titular del Instituto de Cultura, Brenda Díaz Flores, se apersonó en el hospital y al cabo de unas dos horas le asignaron una cama del área de urgencias. En manos de los médicos del Seguro Social se depositaron todas las confianzas de que el maestro Pancho Quintero recupera esa rebosante salud que lo distinguía.

Pancho es un escultor de larga y reconocida trayectoria en la escultura. Algunos de sus trabajos traspasaron fronteras.   Sus amigos y amigas están al pendiente. Linda Gómez y Galería Uno y otras galerías de la ciudad tomaron la iniciativa de organizarse y hacerle sentir que no está solo. La Galería Uno era el espacio preferido para exponer su obra y la de sus discípulos y se suman a las guardias de acompañamiento.

El diagnóstico médico no es nada alentador. Como todo erudito en las artes Pancho no pareció reparar en cuidar su salud y en consecuencia sus males renales, fallas hepáticas y otras propias de un paciente de que se asoma a la edad adulta mayor.

Conocemos lo suficiente a Pancho como para entender su rebeldía a la vida que siempre mostró. Como muchos, no gusta de ponerse en menos de los hombres de la medicina, de ahí que cuando supimos de su desaparición el viernes del Hospital Regional, conjeturamos que por propio pie abandonó el nosocomio. No fue fácil para su hermana y socorristas llevarlo el sábado al hospital 42 del IMSS. Se resiste a las atenciones del personal. Batallan hasta para canalizarlo. Con Pancho prueban con relajantes para aligerar el trance.

La obra y el talento de Pancho Quintero es trascendente y son más los galeros quienes le valoran su legado. Por su Taller Terracota se cuentan por cientos los escultores. Lo suyo fue laborar y buscar la forma perfecta del labrado del barro. Nosotros nos quedamos con esa imagen del profe Pancho, tallando el barro, blando o endurecido, del que emergían figuras, mayormente de una especie de la fauna local.

Ojalá y Pancho recupera a plenitud esa lozanía de los años idos y revivir algún instante de su compañía. Aunque eso ya parece ya no será posible.

 

Revolcadero

 

Vaya vaya. Pues resulta que nuestro flamante presidente municipal electo tiene agenda internacional y se hizo acompañar del regidor electo, Cristian Bravo Carbajal. Supimos por un boletín de prensa cuyo cabezal reza: “Fortalece Luis Munguía lazos internacionales con la ciudad de Boulder, Colorado”. Dice el sumario: “En su recorrido por Boulder, el alcalde electo logró la gestión de equipo donado de Bomberos y comenzar con los trabajos para el hermanamiento de dicha ciudad con Puerto Vallarta”. Se lee que Luis Munguía fue recibido por su homónimo “el mayor”, Aarón Brockett y juntos recorrieron la estación de policía, de bomberos y de la alcaldía. “El alcalde Brockett también llevó a Luis Munguía a ver algunas de las vialidades de la ciudad como ejemplo de lo que se puede lograr en Puerto Vallarta en términos de infraestructura y seguridad vial. Durante la visita, el alcalde electo logró gestionar equipo donado por parte del área de Bomberos de Boulder; lo cual será de gran ayuda para fortalecer el servicio de emergencias en Puerto Vallarta. De acuerdo al informe, los dos alcaldes trabajan el futuro hermanamiento y fomentar la colaboración y el intercambio de experiencias en temas de desarrollo urbano, seguridad, cultura y otros. Además del Tito Bravo, en la caravana de viajeros se halla Misael López y Rodolfo Domínguez.******Quien sabe si será por la calor, diría Abelina López, alcaldesa de Acapulco, pero como que están de moda los centros turísticos del estado rocalloso de Colorado. Es que desde Aspen se reportó la semana pasada el amigo Ramón Chavarín, empresario mueblero y uno de los activistas estrellas del Movimiento Ciudadano en Ixtapa. Quien conozca esa fría zona sabe que Boulder es una pequeña ciudad a unas cuantas millas de Denver y Aspen es unos de los destinos preferidos para esquiar en invierno. Como Vail, Aspen se localiza en lo más altos de las montañas rocallosas.