En la FIL Javier Sicilia aseguró que ya no hay tiempo que perder y que el estado mexicano debe dejar de administrar el infierno
Un país dividido por ideologías (fifís contra chairos), en donde existen más de 250 mil muertos y 40 mil desaparecidos, según cifras oficiales, ofrece un panorama poco halagador a las nuevas generaciones. Esta situación adversa fue algo que analizaron el poeta y activista Javier Sicilia y la periodista y activista Ixchel Cisneros. Moderados por Marco Antonio Núñez Becerra, ambos ponentes expusieron, en el Salón 4 de la Feria Internacional del Libro (FIL), su punto de vista sobre la violencia que impera en México.
El primero en tomar la palabra luego de que el azar (un volado) lo decidiera, fue Sicilia, quien habló de cómo los jóvenes deben alzar la voz, y lo hizo con el ejemplo de Greta Thunberg.
Javier Sicilia aseguró que ya no hay tiempo que perder y que el estado mexicano debe dejar de administrar el infierno.
“Salgamos a las calles y junto con nuestros jóvenes pongamos sobre la mesa una necesidad de detener el horror. Y de ir construyendo a partir de un paradigma nuevo que es la solidaridad”.
“Es tiempo de juntarnos para apagar el incendio. Decirle al presidente la situación que vive el país. El ya no tiene que aportar su propia división. Este no es el país de los chairos, no es el país de los fifis. No es el país de los conservadores o liberales. En México sus calles están ensangrentadas. Y se están llevando a nuestros hijas. A nuestros hijos”, dijo.
En su disertación, dijo que “pienso que el zapatismo, los movimientos feministas, balbucean algo nuevo, pero no acaba de… pienso en esta niña Greta Thunberg, que es meramente puntual, dice una cosa que yo he retomado para hablar de este país, y la retomé en la carta que envié al presidente Andrés Manuel López Obrador. Ella dijo ‘no quiero su esperanza’, lo declaró en su discurso de la ONU, ‘quiero que sientan el terror que yo estoy sintiendo’ hablando de su generación, una niña de quince años, ‘y quiero que reaccionen como si estuviera incendiándose su casa, porque eso es lo que está pasando’”.
Al tocar el turno a Cisneros, la directora de la organización El Día Después, quien apareció con un pañuelo verde a manera de brazalete en su mano izquierda, habló, entre otras cosas, del feminismo y la preocupación que se percibe en la vida diaria en México.
“Hay un montón de personas en este país que estamos muy preocupadas porque estamos viviendo unos momentos terribles; a mí mucha gente me pregunta el típico ‘¿no te da miedo ser periodista y activista en un país como este?’. Y claro que podría ser, tenemos más de cien periodistas asesinados. Eso sería el inicio para tener miedo a dedicarse al periodismo acá”, comentó Cisneros.
“Tengo tres hijos, y me parece tremendo el país que les estamos dejando, y ahí me hago corresponsable porque el Estado nos ha fallado, el Estado tiene años fallándonos, pero también nosotros hemos obedecido y en muy pocos casos nos hemos negado a hacerlo. Lamentablemente, en este país, cuando te niegas a obedecer, te callan, y ahí está el Movimiento por la Paz, el Movimiento de Víctimas, y en los años setenta los movimientos de guerrillas, los movimientos estudiantiles. La represión es tremenda”.
Cisneros, coincidió en que efectivamente la clase política sólo ve por sus propios intereses independientemente del partido por el que estén, pero la sociedad no ha aprendido que ser ciudadano va más allá de votar un día y esperar con brazos cruzados a que las cosas se resuelvan.
“Pero también hacer una introspección y ver cómo estamos colaborando nosotros en el caso de la narco cultura. Yo soy de Sonora, y perdón. Pero nosotros sabemos dónde viven los narcotraficantes, a qué escuelas van, como se llaman!”, puntualizó.
Luego de las disertaciones de ambos invitados, se abrió el micrófono para que miembros del auditorio expresaran sus inquietudes, a lo que se reflejaron aspectos que se comentaron durante la mesa, peleas por un lugar en el salón, por ideología o pensamiento sobre la política. (UDEG con información de Julio Rios)