Si bien es urgente para el sector turístico la reactivación del segmento de cruceros turísticos internacionales, no se debe pasar por algo que en ciudades como Puerto Vallarta los cruceristas generan congestión urbana y eso es un tema de cuidado en la medidas de prevención sanitarias, de acuerdo a lo que exponen especialistas del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Agustina Calatayud y Santiago Sánchez, expertos en transporte, señalan en un informa que pese al impacto de la pandemia del COVID-19 en la industria de cruceros, se espera su recuperación a medida que se incorporan estrictos protocolos de bioseguridad y se incrementa la inmunidad colectiva.
En muchos países de América Latina y el Caribe (ALC), la industria turística de cruceros es un motor clave para sus economías. Por ejemplo, para Puerto Vallarta es muy importante segmento, pues de él dependen cientos de familias, pero hay lugares como Cozumel donde esta actividad representa alrededor del 70% del PIB.
A nivel mundial, previamente a la pandemia de COVID-19, la industria movilizaba alrededor de 30 millones de pasajeros anuales, ascendiendo a un valor de 134 mil millones de dólares y generando 1,1 millones de empleos directos. América Latina y el Caribe representaba un tercio de esos valores.
Frente a estos beneficios económicos, los cruceros generan también una serie de actividades que afectan a otros sin que estos paguen por ellas o sean compensados, que requieren ser mitigadas para brindar una mejor calidad de vida en las ciudades destino de esta industria.
Entre los desafíos mencionados por las comunidades locales se encuentra el incremento de la contaminación, la sobreocupación del espacio peatonal y la congestión urbana. La problemática ha escalado a tal punto que algunos de los principales destinos turísticos de cruceros del mundo, han establecido un límite a la cantidad diaria de naves que pueden acceder a sus puertos. Puerto Vallarta no ha llegado a ese nivel.
De acuerdo con evidencia internacional, en ciudades densamente pobladas y con puertos instalados en áreas neurálgicas de la actividad socioeconómica, la congestión creada por la gran cantidad de turistas que desembarcan y embarcan en un período estrecho de tiempo puede suponer un importante stress para la movilidad urbana, como sucede en Vallarta cuando hay arribos múltiples, pues se incrementa en forma importante el tránsito vial y hay congestionamientos, sólo por mencionar lo más evidente.
Los resultados preliminares de su estudio sugieren que la congestión es sistemáticamente superior y estadísticamente significativa en los escenarios en que se presenta actividad de cruceros que en aquellos donde no hay turismo marítimo. En otras palabras, la actividad de cruceros efectivamente incrementa la congestión urbana.
La actividad de cruceros representa una fuente de ingresos muy relevante. No solo genera un gran número de empleos directos, sino que da lugar a dinamización económica a través del gasto de los turistas en la ciudad y una mayor utilización de los puertos. Sin embargo, se deben tomar en cuenta los factores negativos ya referidos para lograr una relación más armónica entre el sector y la población local.
Pero además, es indispensable adoptar las medidas sanitarias conducentes tomando en cuenta que la reactivación en el corto plazo de los cruceros puede ocurrir cuando todavía haya grandes efectos de la pandemia por Covid-19.
Las navieras están trabajando en los protocolos correspondientes para el cuidado de los cruceristas y sus tripulantes, pero las ciudades también deben estar preparadas.