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Gerardo Sandoval Ortiz |

El desafío de Gerardo López a liderar entre los escombros del priismo vallartense

 

 

 

CONTEXTOS

 

 

Juan Huerta Péres es un viejo conocido por estos lares que despacha como secretario general de la Federación de Trabajadores de Jalisco, la CTM que por muchos años se hacía cargo del liderazgo del llamado “sector obrero” del Partido Revolucionario Institucional, uno de los pilares más influyente de la estructura que le permitió gobernar al país por siete décadas.

El heredero del corporativo sindical que construyó Don Rafael Yerena Zambrano declaró a una reportera del diario El Occidental que, por lo menos en la entidad, la CTM desde enero de 2019 dejó de ser parte formal de un PRI. Cuando renunció. Juan Huerta fungía como representante ante el PRI del Sector Obrero y Ramiro Hernández García, quien había sido alcalde de 2015 al 2018 tomó las riendas de un PRI fracturado y derrotado en las elecciones por la gubernatura del 2018.

Lo que hace seis años vivía el PRI Jalisco, se asemeja al PRI    nacional de hoy, debilitado y quebrado, al calor de tensos jaloneos de sus facciones que aceleran un incierto rumbo que muchos advierten es la extinción de uno de los partidos más exitosos en países, aunque cuestionada, vive una democracia de un siglo.

La CROM es el sindicato más antiguo de Puerto Vallarta. Se fundo en 1925, apenas uso años después de haberse creado para ser la catapulta política de Álvaro Obregón. Marineros, estibadores y cargadores le dieron vida a una central obrera, ya en plena decadencia, que cada tres años era considerada para el reparto de cuotas. Por ser la federación sindical de mayor influencia, en un principio, dos o más regidurías regidurías les asignaba el PRI. Para la década de los 70, paralelo al desarrollo turístico, la CTM adquirió mayor poder y reclamó al partido ser cabeza de sector y mejor rebanada del pastel. Para la década de los 90, los cetemistas, ya con Rafael Yerena, controlaban el partido, sectores y organizaciones. Un aspirante a liderar el Frente Juvenil, a la CNC o Sector Campesino, debía pasar a la CTM por la “firma de su “vobo”.

Juanito Huerta, fue secretario particular de Rafael Yerena cuando éste fue presidente municipal interino en los dos últimos meses de 1994 y los primeros dos de 1995. El febrero de este último año el PRI sufrió su primera y dolorosa derrota en las elecciones por la alcaldía. El dirigente estatal de la CTM, elude las derrotas del PRI al recordar su renuncia a la militancia de enero de 2019.

Si bien nueve años después, en 2003, el PRI lograría recuperar la alcaldía y con un candidato cetemista (Gustavo González Villaseñor, dirigente del STIRT), aquella derrota de Sergio Arat Sánchez Cervantes en febrero de 1995 mostraría a una CTM predispuesta a pactar acuerdos y negociar con políticos y gobernantes no priistas. Al abogado Sánchez Cervantes lo torpedeó la estructura del gobierno municipal, desde donde se apostó por el arquitecto Arturo Cervantes García, derrotado en una maliciosa asamblea de militantes insaculados, en la que participaron cetemistas de la talla de Gustavo González Villaseñor, que estuvo a un tris de ser “expulsado” por traición a la CTM.

En realidad, el PRI es un partido sin pies ni cabeza y no de ahora. Hace dos semanas el jueves 27 de julio para ser preciso, renunció Julio Alberto Gómez a la secretaría general del Comité Directivo Municipal. Este muchacho había llegado de la mano de Teresita Marmolejo López a la segunda posición del CDM y por razones estatutarias, a la separación de teresita Marmolejo se creyó que tomaría las riendas del partido. No fue sí y desde la dirigencia estatal, que también anda dando tumbos y penas ajenas, la cerraron el paso. La versión más aceptada es que el ex candidato a la diputación federal, Gerardo López pudiera hacerse cargo, en calidad de encargado, pero con todas las atribuciones de formal presidente. Si esta versión es correcta, Julio Alberto Gómez, por vergüenza política, dijo bay.

El PRI gobernó la ciudad hasta septiembre de 2012 y apenas hace menos de seis años, un priista, Aristóteles Sandoval Diaz era gobernador de Jalisco. En los comicios de 2012, fue la última ves que el PRI participó en una elección de alta competencia. En aquella elección, Andrés González Palomera ofreció una recia oposición al ingeniero Arturo Dávalos Peña, quien ganó la primera de las dos elecciones por la alcaldía. Quien ahora le coordinó la campaña a Luis Munguía, le arrojó al PRI, 28 mil 478 votos, el equivalente al 31.28 por ciento de los votos validados. Dávalos computó a su favor 34 mil 1 votos, el 37.35 por ciento. Una diferencia realmente mínima si comparamos al cómputo de tres años después (2018) en cuyos comicios de la reelección de Davalos, éste alcanzó arañó los 50 mil votos y apabulló a sus contrincantes.

Después del proceso de 2015, el PRI entró en declive. Roberto González Gutiérrez le abonó al tricolor la últimos regiduría en 2018. En 2021 definitivamente tocó fondo y no pudo conservar esa regiduría. El 31 por ciento de los votos de 2015, seis años después no siquiera se alcanzó el tres por ciento.

En 2018 fue la última vez que los militantes se interesaron en las candidaturas. La elite priista, si es que los hay, no muestran el más mínimo interés en el partido. Ya no existen los sectores ni la afamada estructura partidista. El membrete de la CNC, lo manosea. Este último domingo 2 de junio, se confirmó el ocaso total. Ni siquiera aliado con el Partido de Acción Nacional, que arrastra su propia crisis local, y el Partido de la Revolución Democrática, los tres juntos, pudieron sumar los tres puntitos porcentuales de la votación para tener derecho a una regiduría plurinominal.

Si algo tiene el PRI es un edificio en el semiabandono. Las fuerzas vivas están dispersas. Unos hallaron acomodo en el MC. Otros, como el ya citado arriba, Andrés González Palomera, probó suerte en el PVEM. Los menos, se aventuraron en Morena, tal es el caso de Antonio Lugo Morales, quien en la administración de González Villaseñor (2004-2006) fue secretario general de gobierno.

Cuando uno ve las escaramuzas de la elite nacional priista, no se ve por ningún lado que el priismo reviva de sus cenizas. Lo que veremos en los siguientes días y semanas, será más renuncias y habrá expulsados. El impresentable Alito ya amenazó con imponer jornadas de cuchillos largos y erigirse en un vulgar dictadorzuelo con aires de perpetuarse en la dirigencia. Si el campechano aplica su purga, estará condenando al PRI a su extinción a un año antes de cumplir un siglo de vida.

 

Revolcadero

 

Nos han preguntado en donde y con quien “jugó” Don Rafael Yerena Zambrano. Pareciera haberse sentido cómodo en sus dos o tres apariciones en la escena electoral. Al principio, se dejó ver al lado de Ramón Guerrero Martínez y uno de su equipo nos aclaró que, en realidad, el compromiso político adquirido apuntaba más bien a Pablo Lemus Navarro. Sí fue asi, el jerarca obrero reconfirmó su buen olfato y tacto político. Sin embargo, también es cierto que existen algunos vínculos que conectan a Yerena con “los verdes de Luis Munguía. Varios de sus hombres de confianza apostaron por Munguía y ganaron. Y solo por dar un ejemplo, podemos referirnos, al ex regidor, Jorge Luis García Delgado. Sin embargo, no habrá complicaciones en esa relación Munguía-Yerena y es un hecho que este apoyará la gobernanza del municipio.****** Es menester hacer puntual precisión que el PRI como partido se fundó en su origen como Partido Nacional Revolucionario, el PNR, en el año 1929. Lo fundó sonorense Plutarco Elías Calles, unos años después del asesinato en la bombilla” de Álvaro Obregón en los aciagos días de la Guerra Cristera. Luego, en 1938 Lázaro Cárdenas del Río, en sus intentos por despojarse de la tutela de Calles, le cambió el nombre y nació el Partido de la Revolución Mexicana, el PRM.  Ya fue al final del gobierno de Manuel Ávila Camacho, 1946, que el PRM se transformó en el PRI, el que ahora palpa su amenaza de morir. Lo patético es que su dirigente Nacional, Alejandro Moreno Cárdenas, “el Alito”, cava la fosa y hace las veces de sepulturero.******Arriba citamos el nombre del amigo abogado Sergio Arat Sánchez Cervantes. Su nombre aparece en la historia por haber sido el primer candidato que por el PRI perdió la presidencia municipal. Aunque no lo vimos hacían talacha en días de campaña, cuando hablamos con él nos confirmó que estaba apoyando al candidato del Movimiento Ciudadano, Ramón Guerrero Martínez. Damos por hecho que también apoyo a Pablo Lemus. ¿Porque la afirmación? Porque uno de sus hijo, que era parte del staff de una importante dependencia del Gobierno del Estado, fue enviado a incorporarse a la campaña local del MC. En ese equipo de profesionistas con antecedentes en el PRI es a destacar el nombre de Alfonso Bernal Romero, quien se desempeñó como síndico en el gobierno que presidió Javier Bravo Carbajal.

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