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Gerardo Sandoval Ortiz |

La danza de los números en la consulta, según el color del cristal…

CONTEXTOS

 

Gerardo Sandoval Ortiz

 

Después del juego de beisbol, casi a la media noche del domingo sintonizamos, un canal oficial transmitía por video un mensaje del presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador. Se decía feliz, feliz, mientras ponía orden a un manojo de papeles.

Los resultados que le arrojó la elección por la revocación, o  no, de su mandato, le dieron esa luz que las últimas semanas se le opacaba.

López Obrador, desde su trono el Palacio Nacional, ha dado muestras de aborrecer las comparaciones de números. A todo aquel, sus críticos, periodistas, políticos, todos, cuando regularmente suelan números que le disgustan, sale a decir el “yo tengo otros datos”. Pero la noche del domingo, se despabiló con números y más números.

¿Cómo no estar feliz si el 90 por ciento y algo más –según sus números domingueros- de los mexicanos que acudieron a las urnas el domingo apoyan su gestión y le piden mantenerse en el cargo?

Pero, acá en Puerto Vallarta, también hubo quien moría de júbilo y presumía sus propios datos. Era Chuyito Michel, el vástago del alcalde Luis Alberto Michel Rodríguez. Quién sabe de dónde el junior sacó sus datos, unos 25 mil votos vitamina pura que alimentaba una trasnochada euforia.

Primero, las estadísticas oficiales indican que en Puerto Vallarta el cómputo arrojó un total de 25, 899 sufragios. A ese total se le restan varios cientos de votos nulos y por arriba de un millar de votos por el “sí”, que se le revoque el mandato a nuestro presidente de la república.

¿Cuál es el origen de los datos de Chuyito? No lo sabemos y ni interés tenemos de saberlo. Todo indica que los datos personales del hijo del alcalde son parte de unas tablas que circularon esa noche del domingo. Si nos atenemos a esos números, ahí dicen que por “el sí, que siga” (Amlo) votaron 24, 320, 302 nulos y 1, 277 “que se le revoque.

Desde la noche del domingo, López Obrador le soltó línea por el left fielder –término gabacho beisbolero- y Chuyito atrapó la bola por la raya del right fielder. Puede ser que el Chuyito no le entendió la señal al Tom La Sorda tropical, cuya alegría no respondía a total de votantes, sino al apabullante porcentaje de apoyos. Un bateo suficiente para la triple corona.

Pero bueno, aceptemos entrar al juego de la danza de números. Por otro lado circularon otros datos, tomémoslo como números de la oposición, de los conservadores, los apátridas y enemigos de Amlo.

En la última elección presidencial, los vallartenses le obsequiaron a López Obrador la friolera de 75 mil votos. Casi cuatro años después, redondeamos esa cifra en 25 mil votos. Quien lo desee, tome su calculadora y saque sus porcientos. Puede considerar que la elección de revocación, concebido como un proceso ciudadano, fue una campaña unipartisdista, de Morena, sus militantes y simpatizantes, funcionarios federales, estatales y municipales como fue el caso local.

A quien le guste el juego, si pretender un poco de objetividad, que también considere la participación de “los verdes” y un nutrido grupo de vallartenses definidos como “obradoristas” menospreciados desde la campaña por los michelboys que en este proceso sacaron la casta y salieron a pedir el voto por el “sí, que siga Amlo”. De estos últimos abundan los ejemplos. Ya por ahí, en esos improvisados debates públicos en redes sociales, alguien le restaba votos a Chuyito y los echaba al costal de los votos “verdes”.

Entonces, más allá de la rigurosidad, hallamos que, producto de esfuerzos individuales, brotaron números y más números, tablas, cuadros y recuadros, por casillas o secciones y hasta por municipios el distrito. El INE no brinda información de un cómputo oficial y menos por municipio. Apareció un cuadro del distrito 05, municipio por municipio, que le asigna a Puerto Vallarta 17, 921 votos totales. Esos números no pasan por válidos.

Quedémonos pues con un número que rondará en los 25 mil votos, a los que deberán restarse de menos mil ya sean por nulos o por votar la revocación del ejecutivo federal. Es justo distribuir ese total entre morenos y verdes, aun sea para los últimos un porcentaje menor. En porcentaje, ¿cuánto representa esa participación? En la danza de números públicos, lo estiman en un 11.43 por ciento. Si consideramos que la media nacional de participación se sitúa entre el 18 y el 18 por ciento, esos números que tanto regocijo le provocaron a Chuyito es un porcentaje minúsculo. Al hijo del profe Michel le gustan los números enanos.

Ahora, nada de malo tiene que López Obrador, el profe y Chuyito, tengan la de cal por las de arena. O una de cal por las que llevan de arena, que está probado que en nuestros tiempos, la realidad va en correspondencia a la óptica de quien la interprete.

Si en la última elección (junio 2021) el profe Michel se agenció 30 mil votos, pocos más, poco menos, y si a estos números se le suman los 25 mil de Luis Munguía, se permitiría pensar, que si morenos y verdes pregonaron el voto a favor de la “ratificación de Amlo –que no de la revocación- bien pudieron darle al presidente los 90 mil veces que en algún momento Chuyito se puso por meta. Esos números solo pueden decir que apenas se obtuvo una cuarta parte de la meta. Cumplir en la vida un cuarta parte de las metas y ser feliz, es una felicidad fingida.

Más atrás, en 2015 Arturo Dávalos sumó casi poco más de 36 mil votos. Laurel Carrillo 30 mil y Andrés González Palomera 28 mil. En 2012, Ramón Guerrero Martínez, el infumable “mochilas”, ganó con 36 mil votos seguido por Adrián Méndez con 33 papeletas. Con los números que hacen felices a los morenos, cualquiera de los señalados arriba, agarra la borrachera.

Pero bueno, los números son esos, fríos. Cada quien les puede comparar para saciar alegrías. Lo de menos son las huellas de la simulación.

Revolcadero

Aquí en Puerto Vallarta muy pocos le prestaron atención a una información que en otros lados encendieron las alertas. Desde Guadalajara, el vocal ejecutivo de la Junta Local del INE, Carlos Manuel Rodríguez informó que en la sección 1983, allá por El Caloso, hombres armados tomaron por asalto la casilla y “embarazaron” las ánforas. Sabe por qué se impuso el hermetismo total. Un desinhibido policía, apostado afuera de la escuela de la calle Sor Juana Inés de la  Cruz, relató “cero novedades”. La presencia de la armada de México, marinos y Fuerza Nacional, fue evidente esa tarde del domingo. De acuerdo a las versiones que trascendieron, minutos antes de cerrar la jornada e iniciar el conteo un número no precisos de hombres armados, de siete a ocho, irrumpieron al interior del centro de cómputo y tomaron control de la casilla. Un funcionario electoral dijo haber visto el arma a uno. Se apoderaron de las ánforas y en las aulas marcaron boletas, las depositaron en la urna y pasados unos minutos, no más de diez, se fueron por donde llegaron. No se ha informado de cuántos votos marcaron pero las dos casillas se mantienen bajo reserva en el conteo oficial. La acción se atribuyó a los “malosos” pero se ignora sus pretensiones pero pudo ser para marcar su presencia en el territorio. No ha pasado mucho tiempo cuando en un proceso interno de Morena para elegir dirigentes y consejeros, hombres armados hicieron acto de presencia en el club de Leones de la colonia Emiliano Zapata. La elección del domingo, en el papel, fue un procesión ciudadano, pero la participación de limité a morena y sus aliados, los únicos en hacer campaña.****** Por cierto, una información que llegó de la capital del país, tocó ciertas fibras de algunos personajes de la ciudad. Se trata de la aprehensión de José Manuel Sánchez Cruz, conocido en el mundo de los antreros como “el Manu Vaquita”. Está preso vinculado con el homicidio del ex gobernador Aristóteles Sandoval Díaz, acaecido el 18 de diciembre del 2020 le achacan dos delitos, uno por homicidio calificado y otra por encubrimiento. Lo presentaron como socio fundador del establecimiento Distrito 05. La Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México se limitó a informar que lo atraparon cuando asistía a una comida en la céntrica alcaldía de Cuauhtémoc  y actuaron en seguimiento a un oficio de colaboración de la Fiscalía de Jalisco. ******* Este fin de semana se nos apareció en la pantalla una imagen donde aparece una sugestiva estampa. Es el director del Seapal y coordinador de gabinete del gobierno de Luis Michel, el zacatecano Salvador Llamas Urbina, bien peinado y educadamente sentado en una mesa que comparte con el dirigente del SutSeapal, Juan Andrés Aguirre Palacios. Por la pluma que blande Llamas y los papeles, firman un documento. En efecto, ese lunes 4 de abril, Llamas le firmó a Andrés “el teke”, el contrato colectivo de trabajo 2022-2024. Abajo hay una breve explicación de que causas llevaron a sentarse en la misma mesa al acusador –Llamas- y al acusado, Andrés, un infame y corrupto monstruo, de liderar a lo que Llamas llamó “cartel del agua”. Lea lo último y póngale tono de ironía. A fines de octubre, Llamas no se cansó de llamar de todo al dirigente sindical. Lo llamó corrupto, ladrón, que se robó siete millones de pesos, y hasta lo denunció por fraude y por otras linduras. Vergonzosamente Llamas acabó por rendirse al sindicato y a su líder. ¿No que Llamas se las come ardiendo? La foto es denigrante. Degrada a la clase política. Llamas es la viva imagen de ese político sin escrúpulos que un día mata al sapo y al siguiente se lo traga. ¿O será acaso, que todas las acusaciones fueron un invento suyo? ¿Ratificó las denuncias?