CONTEXTOS
Gerardo Sandoval Ortiz
El viernes 12 de julio de 2019, la periodista Patricios Aguilar Romano tomó el micrófono en “la mañanera” celebrada en la capital de Nayarit le expuso al presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador los vínculos de funcionarios públicos de esa entidad con grupos de delincuentes. El 11 de agosto del 2020 fue encarcelada y liberada casi un año después.
Pero antes que Paty Aguilar, en enero del mismo año, otra periodista acudió al mandatario a implorarle protección pues temía por su vida. Era Lourdes Maldonado, amenazada y perseguida por su ex patrón, el poderoso gobernador en Baja California, Jaime Bonilla Valdez, emanado de Morena. Lourdes Maldonado, fue asesinada el domingo en Tijuana.
Las dos periodistas recibieron la promesa de ayuda pero en el último caso, la consecuencia fue fatal. A Paty Aguilar la turnó con Olga Sánchez Cordero, titular de la Secretaría de Gobernación en ese entonces, y Alejandro Encinas, subsecretario de Derechos Humanos, dizque por humanistas, pero la abandonaron a su suerte. El crimen de la comunicadora fronteriza habla lo dice todo.
La muerte de tres periodistas en estos primeros días del año, dos de ellos en Tijuana, alertaron al gremio y se movilizaron en por lo menos un medio centenar de ciudades del país para exigir un alto a la violencia y demandar la protección del estado. Mientras el año pasado se registraron tres homicidios contra comunicadores, la cifra ya se igualó en apenas tres semanas.
Los registros establecen que ha habido un preocupante incremento de ataques a los periodistas en los últimos años. El Comité para la Protección de Periodistas, documentó que en 2017 ocurrieron 15 periodistas asesinados; 14 en 2018, el último año del sexenio de Enrique Peña Nieto. Ya con López Obrador en el gobierno, hubo 12 periodistas muertos por ataque en 2019 con AMLO y 7 en 2020.
De acuerdo al mismo conteo, desde la muerte de Vicente Segura Argüelles en diciembre de 1860, se suman un total de 398 periodistas asesinados. Es una larga lista de prominentes figuras que mucho aportaron a México, quizá el más insigne como Ricardo Flores Magón, uno de los tres hermanos anarquistas y periodistas, que ayudaron a construir condiciones para la gran Revolución Mexicana, perseguidos y expatriados en la época de la dictadura de Porfirio Díaz. Ricardo Flores Magón murió en una cárcel del gabacho en situaciones jamás esclarecidas hasta hoy.
Célebres periodistas como Paulino Martínez, cofundador del Partido Nacional AntiReelecionista al lado de Francisco I. Madero, dado por muerto tras acudir y a una reunión con un generalote Secretario de Guerra en el turbulento 2014. 106 años después, los historiadores no se ponen de acuerdo quien mató al periodista que habló por Emiliano Zapato en la histórica Convención de Aguascalientes. Los más creen que los villistas, Pancho Villa y su grupo, atentaron contra el periodista.
En la lista de periodistas victimados por quien o quienes se incomodaban por su trabajo, abundan nombres de gran legado, como los mazatlecos Cayetano Valadés y Manuel Burgueño, Javier Valdez, Miroslava Breach, Francisco Javier Ortiz Franco y Héctor Feliz Miranda “el gato Félix”. Los dos últimos señalados aquí, fueron figuras del legendario semanario tijuanense Zeta, el mismo medio que empleó a los dos últimos periodistas ejecutados, Margarito Martínez y Lourdes Mendoza.
Ahora que estamos en el tema, vale dedicar unas líneas al destino de Alonso Capetillo, aquel periodista seguidor del general Francisco Serrano, que de regreso a la capital de un mitin político, fueron emboscados en lo que la historia llama “la matanza de Huizilac”. Ocurrió un 3 de octubre de 1927 y 95 años después, no se sabe quiénes fueron los autores materiales ni intelectuales. En el país donde 9 de cada diez periodistas asesinados no va más allá de las sospechas de sus perpetradores homicidios, aquella vez mataron a un periodista, allegado a un general candidato presidencial y una docena de su equipo de campaña, casi todos militares.
Si en México no se sabe a ciencia cierta cuántos trabajadores de la prensa han sido asesinados, no asombra que el 97% de los crímenes queden impunes. A cada homicidio de un comunicador, la reacción de las autoridades en turno, además de la estridencia, no va más allá de enviar un pésame a la familia doliente, aderezada con una promesa de hacer justicia. La realidad se impone casi de inmediato a ese gobernante y pronto queda en el olvido su juramento de cualquier autoridad justiciera.
En una charla posterior al simbólico acto convocado en el malecón la tarde del martes, alguien preguntó sobre un periodista que alternó el periodismo entre Tepic y Puerto Vallarta. Nadie atinó a saber el paradero de Abisaí Barajas Guevara, cuyo último empleo fue en las empresas de Fernando González Corona, radio y televisión de la CPS. Se sabía de sus viajes a Nueva York y a Toronto y su retorno a Puerto Vallarta. En esos tiempos destinamos espacio a un extraño incidente que vivió en una colonia de Tepic. Denunció ser víctima de un atentado y denunció. Después se esfumó. Se cuentan tantas historias como la de ocultarse por estar en calidad de testigo, un testimonio que de ser verdad, sería de mucha valía para hundir al ex fiscal de Nayarit, Edgar Veytia.
Citamos el caso del periodista Abisaí Barajas por la difusión de un escrito que con fecha del dirigido 22 de junio de 2019, el año que Lourdes Mendoza y Paty Aguilar comparecieron en la “mañanera” de López Obrador para denunciar los atropellos de encumbrados políticos de su respectiva entidad, Nayarit y Baja California.
La decían a López Obrador: “El Colectivo Nacional Alerta Temprana de Periodistas y Activistas, hace un enérgico llamado, a las autoridades correspondientes de dar garantías para ejercer la labor periodística y la libertad de expresión en Nayarit, al detectar que, en esta Entidad, se atraviesa por una situación difícil y de elevado riesgo para quienes ejercen el periodismo. Matar, amenazar a un periodista, descalificar la labor periodística de las compañeras y compañeros, es atentar en contra de la democracia de todo un país”.
Le hacían saber al mandatario que el gremio de periodistas en Nayarit lamentaba los recientes agravios a siete periodistas de Nayarit y mostraron preocupación por la inacción del Mecanismo de Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas.
El mismo escrito se envió a los titulares de la Secretaría de Gobernación, Fiscalía General de la República, la CNDH, al gobernador en ese entonces, Antonio Echevarría García. La respuesta fue el silencio; bueno, en los siguientes meses encarcelaron a Paty Aguilar, una historia donde aparecen funcionarios estatales que responden a intereses de la delincuencia organizada y aplican justicia a conveniencia.
Este lunes 24 de enero, cuando los periodistas se alistaban para movilizarse se dieron a conocer pormenores de la investigación del asesinato de la periodista de Veracruz, María Elena Ferral, ocurrido el 30 de marzo de 2020. Es una investigación de la Alianza de Medios MX que expone la trama de grupos políticos que hicieron de los municipios del sur de aquella entidad tierra de ellos. Aparecen nombres de los principales cabecillas, candidaturas y municipios donde ejercían férreo control político, logrado invariablemente a costa de la vida de sus opositores.
En la historia de la periodista de Veracruz se entrelazan políticos de todos los partidos políticos, unidos todos por el interés de expandir sus feudos, cuyo instrumento a veces lo era el PRI, el PAN, el PRD o Morena. Para esos grupos, el partido es el instrumento para acceder y mantener el poder y aprovecharon la generosa purificación que como agua bendita les ofrecía López Obrador empeñado en reforzar su propia carrera al Palacio de Gobierno abrazaba a cualquier priista sin reparar en negros pasados.
Revolcadero
A propósito de las movilizaciones de los periodistas del país, trascendió la sentencia de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación dictada justo hace semana, el miércoles 18 de enero que obliga a los periodistas que en los noticieros de radio y la televisión dar información objetiva e imparcial; para cumplir lo anterior, los periodistas deberán decir, justo en tiempo real, cuándo están dando noticia y cuándo están dando una opinión. Los magistrados fundaron su sentencia erigiéndose en defensores “de las audiencia”. Se trata de una iniciativa impulsada por organismos de la sociedad civil desde 2014 que convenientemente desempolvaron los legisladores de Morena en su momento y lograron obtener un resolutivo favorable del Poder Judicial. Un antiguo ministro de la corte, presidente del Poder Judicial de la CDMX cuando Andrés Manuel López Obrador fue jefe de gobierno, fue el encargado de dar viva a la iniciativa que ata a la prensa de radio y TV a niveles, igual o peores a, que impone China, Corea del Norte y Cuba. Y luego se queja Amlo de la animadversión de la prensa a su gobierno.****** Por cierto, el gobierno municipal aquí de Puerto Vallarta ha desatado una vulgar persecución contra el regidor Luis Ernesto Munguía González lo que curiosamente le ha hecho ganar simpatías entre los vallartenses. Sucede que las toscas órdenes dadas por el alcalde, Luis Alberto Michel Rodríguez, algunos creen que por el director del Seapal, Salvador Llamas Urbina, incluyó poner en marcha una cruzada con pretensiones de tiznar la imagen de Munguía desde el viernes pasado tomó protesta como nuevo dirigente estatal del Partido Verde Ecologista de México, el PVEM. Ese viernes, se instruyeron a inspectores para ir a clausurar el local donde se realizaría la toma de protesta por carecer de licencia municipal para operar. Munguía convocó este martes a periodistas para hacer su pronunciamiento y acusar al gobierno municipal de incurrir en un abuso de gobierno. No sabemos si su acusación fue por lo del viernes pues cuando atendía a los periodistas se apersonaron otros inspectores para verificar si el negocio tenía en regla sus documentos. Los inspectores no clausuraron pero dejaron el apercibimiento por hallar que el café invadía la banqueta y por no tener a la vista la licencia de funcionamiento. Si ese es el criterio, vaya que los inspectores tendrán mucha chamba con solo caminar la avenida México, el paseo del malecón, toda la zona romántica, donde cada establecimiento se apoderó de las banquetas.****** Por cierto, de la ausencia del contador Santiago Gallegos en el evento impedid por los inspectores municipales en el Real del Oro, nos reportan que obedece a la estrategia del aludido de hacer trabajo con su agrupación política, consolidar su capital político, el propio y el de su grupo, y en su momento tomar decisiones. Fue el propio contador el que se encargó de acarar dudas al publicar el siguiente texto: “Excelentes opiniones en relación al trabajo que debemos seguir en Corazón Vallartense, el próximo sábado tenemos nuestra primera actividad. Tratando de cambiar Vallarta desde el corazón”. Si, Gallegos tiene su apuesta en el corazón.