CONTEXTOS
Gerardo Sandoval Ortiz
¿Es del gobierno o qué? preguntó la dama al osado pistolero que a media calle le ofreció una despensa desde la batea de una lujosa camioneta.
-No… pues sí, es de otro gobierno, del mero gallo”, contestó soltando una discreta risita.
La dama, de visita en casa de su mamá, se limitó a observar perderse por el río de la calle la caravana de camionetas que atrajo a su paso personas de todas las edades, ávidas por una despensa.
El suceso ocurrió en una colonia de El Pitillal, al atardecer del pasado martes 28 de abril. Un día después, se reportó en Zapopan una acción similar. Cuatro sujetos, dos portando armas largas, repartieron despensas en las afueras del Centro Cultural Constitución. El acto fue interrumpido por elementos de las Guardia Nacional.
Los dos momentos fueron protagonizados por desconocidos que dijeron ayudar a nombre del CJNG. Los paquetes de ayuda alimentario tienen estampado la leyenda del donante. “El señor de los gallos, MENCHO con la ciudadanía” dicen las letras negras, adornada con dos gallos y al centro, el mapa de Jalisco.
No es el primer gesto de caridad o filantropía del grupo que se presentó en El Pitillal con despensas. En octubre pasado, moradores del poblado José María Morelos, en el vecino Tomatlán, recibieron con alegría despensas del mismo grupo. Por esas fechas, una tormenta tropical ocasionó graves daños a cultivos y economía en esa zona costera. En estos días de aislamiento social el CJNG también se atribuyó acciones iguales en comunidades de Guanajuato y de San Luis Potosí.
En México ocurre un curioso fenómeno. Los grupos identificados como cárteles delictivos, muchos de ellos enfrentados en una violenta lucha a muerte, también compiten en quien ayuda más a la ciudadanía.
El CJNG también hizo entrega de ayuda alimentaria en Tecate, Baja California y desde la segunda semana de abril, casi al empezar la emergencia sanitaria, llevaron ayuda en por lo menos 8 poblados del estado de San Luis Potosí. Los emisarios difundieron fotografías y videos de las cajas con despensas con calcomanías y el mensaje “De parte de sus amigos CJNG. Apoyo contingencia Covid-19”.
Pero fue el Cartel del Golfo el primero y pionero en esta faceta “filantrópica” pues desde la primera semana de abril difundió reparto de despensas en la capital de Tamaulipas, Ciudad Victoria, y Matamoros. En las redes sociales circularon imágenes del reparto y despensas con la leyenda “Cartel del Golfo, en apoyo a Ciudad Victoria, Señor 46, Vaquero”. La figura estelar también la ocupa el supuesto jefe del grupo criminal de aquella zona, que de vender drogas y aterrorizar con la violencia, regala, latas de aceite, arroz, frijol y otros alimentos.
En una zona de Veracruz también llevaron ayuda “los zetas” y grupos locales de Michoacán también dieron muestras de “estar con el pueblo”. Las fotografías y los videos están al alcance de todos y al frente aparecen sus respectivos líderes como verdaderos “jinetes de la divina providencia”.
Mención aparte merece el reparto de las llamadas “chapodespensas”, esto registrado el martes 14 de abril. La acción se le atribuyó a la hija, Alejandrina Guzmán, la heredera de la marca “chapo 701”, la marca estampada en las despensas repartidas a adultos mayores que “nos han enseñado un legado de Respeto y tradiciones”, frase añadida en la caja de alimentos. Los preparativos de despensas con aceite, pastas, harina, galletas, frijol, azúcar, arroz y papel higiénico se grabaron y difundieron. Una voz presenta a y entrevista Alejandrina Guzmán y a dos mujeres en labores de empacar la ayuda. En el mensaje recomiendan cuidarse del coronavirus y rematan la transmisión” siempre hay una salida, diría El Chapo Guzmán”.
Pudiera para algunos ser divertido, quizá digno de aplaudir, la mutación de estos grupos. Sin embargo, pasarse del lado de los buenos no va más allá de ser un mero acto de simulación. En la tragedia de muchas familias, de los más vulnerables, ellos ven una oportunidad de reivindicarse ante una sociedad que muchas veces ellos han pisoteado.
En la ayuda nadie quiere quedarse atrás como La Familia Michoacana que vive entre Guerrero, Estado de México Michoacán, que presumió también en las benditas redes sociales, sus labores sociales en recónditos poblados de ese rincón de Tierra Caliente. “Apoyo de la familia Michoacana. El Comando de la M” consignaron las leyendas en los paquetes.
Bien, en lo que respecta a Puerto Vallarta y Bahía de Banderas, la autoridad local se ha preocupado por brindar en la medida de sus posibilidades apoyo a los más necesitados. Ya se ha dicho que el gobierno de Arturo Dávalos repartió 20 mil despensas y se propone alcanzar los 60 mil paquetes alimentarios. Diversos grupos de la sociedad civil, de pudientes vecinos o simples grupos de amigos, muy probablemente habrán hecho llegar miles y miles de despensas, de platillos bien servidos, de una torta. No hay forma de estimar la cuantía de la ayuda de una sociedad tan generosa como son los habitantes de Puerto Vallarta.
Sin embargo, se observan ciertos vacíos y por estas rendijas, desde la clandestinidad se asoman grupos dando muestras de filantropía. El gobierno federal ha sido incapaz de socorrer a la sociedad en su conjunto, se incluyen a los más vulnerables, y esos vacíos los están cubriendo los cárteles y sus líderes. Son actos simulados, porque en el fondo tratan de granjearse el apoyo social en las comunidades que les es de vital importancia en momentos de apremio.
El gobierno federal adelantó un mes de los apoyo a los adultos mayores y a nadie más. No incluyó apoyo alguno a millones y millones de trabajadores que perdieron el empleo, formal o informal. Aquí en Puerto Vallarta, se cuentan por decenas trabajadores de hoteles que de la noche a la mañana perdieron el empleo. Varios miles de pequeños han sido abandonados por el gobierno y sin dinero para pagar la alta renta, descapitalizados para proveerse de materia y producto, están condenados a cerrar.
A la crisis no se le ve final y han sido esos grupos, con su política social, quienes han sabido reaccionar, más oportunos y más eficientes que el gobierno.
Revolcadero
Por cierto, este viernes 1 de mayo se cumplieron cinco años de aquellos narcobloqueos registrados en por lo menos 25 municipios de la entidad y en otros de Michoacán y Guanajuato. En Puerto Vallarta, varios bancos fueron objetivo de atentados, uno de la zona de La Glorias y otro de Fluvial Vallarta, por la avenida Francisco Villa. Varias gasolinerías también fueron siniestradas. Todo al mismo tiempo. No se reportaron víctimas, ni heridos ni muertos. Hasta ahora, jamás se supo de algún detenido por los ataques a los negocios. La policía, municipal, estatal, federal, soldados o marinos, nadie atinó a reaccionar. Como salieron de sus escondrijos desaparecieron sin dejar aparentes huellas.