CONTEXTOS
En la primera semana de diciembre pasado publicamos una lista de priistas ligados al grupo político de Cesar Abarca Gutiérrez que con singular alegría y de la noche a la mañana se convirtieron en activos promotores del diputado Luis Ernesto Munguía González.
Al cabo de los sagrados festejo guadalupanos, de posadas y fiestas decembrinas, veladas de Nochebuena y por Año Nuevo, partidas de rocas y más fiestas por el Día de Reyes, instalados ya en enero, nos hallamos con la noticia de que el ex candidato a diputado federal del Partido Revolucionario Institucional, por sentirse incomprendido y abandonado por los priistas, dijo a sus amigos que se iba del PRI y que andaba en pláticas con operadores políticos del Movimiento Ciudadano.
Bien, los trascendidos decembrinos, indican que Cesar Abarca en algún momento entabló contactos con emisarios de los dos grupos del MC, con “las monitas” del alcalde Arturo Dávalos Peña y con allegados de Luis Munguía. Todo indica que los primeros lo ningunearon pero Munguía le abrió las puertas de par en par. Por lo demás, debe sentirse cómodo ahí, pues desde hace un año pasado varias piezas de su antiguo equipo de trabajo.
Aventurarse en ese proyecto naranja, con actores aparentemente antagónicos, no es para Cesar Abarca, un reto desconocido. Hará unos quince años, Abarca y Munguía trabajaron unidos de la mano, todos juntos para empujar a Andrés González Palomera. Y juntos perdieron, Francisco Javier Bravo Carbajal los hizo morder el polvo en un proceso interno en el cual disputaron la candidatura a la presidencia municipal.
Pocos se acuerdan pero Munguía y una pléyade de chamacos se iniciaron en la grilla en las filas del PRI. En aquella pandillita estaba la ex regidora Magaly Fregoso Ortiz, la actual directora del Centro Internacional de Convenciones de Puerto Vallarta. Otro de aquella camada, es el flamante “maestro”, Terrance Vincent O’Halloran Lepe. Es el mismo chamaco que cuando apenas daba sus pininos, Ramón Guerrero Martínez le dio una patada en el trasero y lo desterró del servicio público. Más o menos, el mismo trato que en su momento “el mochilas” le dio a Magaly Fregoso.
Entonces, Abarca no es ningún desconocido entre las piezas del engranaje político que construye Munguía. Los Munguía y su grupo, eran unos chavales cuyos hilos se los jalaba el empresario cafetero Víctor Fletes, a quien le rendían reportes de las actividades de lo que un día se conoció como “expresión joven”. La Magaly y Munguía eran los coordinadores pero el jefe era Fletes. En un corto tiempo, al amigo Víctor Fletes le crecieron los enanos y se fueron al PAN.
Para 2009 apoyaron a Ignacio Guzmán García y a Ramón Guerrero, éste último los sumó para 2012 y mediante atractivos “ofrecimientos”, todos se fueron al MC. En esa campaña Víctor Fletes, el viejo tutor de Munguía y amigos, se sacaría la lotería al apostar a Aristóteles Sandoval Díaz quien ya como gobernador lo nombró director del Ceinjure de Ixtapa. Su chamba fue efímera y en dos o tres semanas renunció. En tanto sus antiguos discípulos, bajo la tutela de “el mochilas”, intentaron hacer carrera política pero se rebelaron a los castigos y sufrimientos que les imprimía Ramón Guerrero.
Situémonos en diciembre pasado. Parecieras que el gusanillo le hizo cosquillas a Abarca, o que los negocios emprendidos no caminan como los planeó, pero de pronto le dio por recurrir a sus relaciones personales con personajes ligados a la política. Se quejaba que en el PRI nadie lo “pela” y confió que iba a dar ese paso que muchos de sus subordinados en el Seapal y operadores políticos ya habían dado. Cuando sentía la frialdad de activistas que un día trabajaron para él, le confió a un amigo común un “me voy abrir”.
En el grupo de Luis Munguía, Abarca deberá estar a sus anchas. Se reencontrará con Munguía peor también con Gabriel “el gabo” Padilla, su coordinador de la campaña por la diputación federal. También ahí “juega” Elías Gibrán, un antiguo empleados del Seapal y a quien le hallaron acomodo en algo parecido a organizar talles académicos en el Tecnológico.
El Tec “Mario Molina” Campus Puerto Vallarta le compite al Seapal en eso de ser la agencia de colocaciones de Luis Munguía. El frente está el “maestro”, Oscar Daniel Zamora pero quien manda y ordena es Munguía. Quién tiene chamba solo debe responder con lealtad al proyecto Munguía.
Otras antiguas piezas que hasta hace poco le respondían a Abarca en el PRI y se pusieron el overol de Munguía: su antiguo asistente en el Seapal, Carlitos Andolini “Litos” Ruiz Hernández, Susana “Susi” Ortega, Juan Olvera, Asdruval Ortiz Cuevas, Iván Alejandro García Delgado, Andrés “Andy” González, Ramsés Palomera Jiménez, Lidia López, Héctor Benítez Palazuelos.
Nos asombra el poder de Munguía para aglutinar a ciertas figurillas de priistas. Nos dicen que es un recurso para cerrarle el paso a los morenos. En esa línea anaranjada hasta el jerarca obrero Rafael Yerena se mueve. Dos reconocidas damas por su adoctrinado priismo, la ex regidora Chonita Aréchiga Haro y la empresaria, Mago Ortiz se exhiben como dos damas que han cedido a las tentaciones del proyecto aludido.
Antes de los citados hubo otros pioneros, y uno de es Adrián “el archi” Méndez González, quien en 2012 fue candidato a la alcaldía.
Más allá de hacer escarnio de los priistas conversos, hallamos que dicha mutación responde a atractivos ofrecimientos de chamba. En tiempos de crisis, sin nada en el PRI, imposible rechazar ofertas de “trabajo” quien ello implica empeñar su alma al diablo.
Entre quienes intentaron incursionar en el grupo de Dávalos, muy pocos fueron exitosos. En cambio, hallaron las puertas libres cuando se acercaron a Munguía. Las mejores chambas son para los priistas. Dávalos en cambio, renovó su apoyo a quienes con él se la han jugado. Eso provoca un tímido malestar entre los militantes del MC leales a Munguía: son voces de malestar por sentir que Munguía los hace a un lado para privilegiar a los priistas. Más de uno ya tiene acercamientos con el grupo de Dávalos. Cuando se consuma la transferencia del Seapal al municipio, algo brotará.
Revolcadero
Los cacos de la zona de El Mangal han sido defraudados en este último periodo vacacional decembrino. Como es costumbre, en los días de vacaciones le cayeron otra vez al Centro de Maestros y se llevaron la nada agradable noticia de que ya no había nada que robar. Ni muebles ni monitores, ni pantallas, ni celulares, ni abanicos, ni sillas, ni escritorios, nada de muebles… tampoco hallaron cables de cobre. La última vez, ya en diciembre, se habían llevado todo el cableado eléctrico. Por año “golpean” un promedio de unas 9 veces al Centro de Maestros. El del robo número 8 fue de principios de diciembre. Rompieron una ventana para entrar y se llevaron todo el cableado y volvieron a dejar sin luz ni agua a los valientes empleados. Entonces, con la última visita, que bien pudo ser en los últimos días de diciembre, pero también en los primeros 6 días de enero, se empató el record de robos anuales. Ya vaciadas las oficinas sin nada que llevarse, los ladrones rompieron unas canaletas, aparentemente en la búsqueda de cobre, pero hallaron que el cableado ya había sido sustituido y era de otro material. El cableado estructurado, para conectar computadoras a la luz e internet, no tiene valor.******* Por cierto, nos han confiado de la existencia del compromiso, o acuerdo informal y verbal, en donde el gobernador Enrique Alfaro Ramírez surgido acepta apostar por Luis Munguía. Pero que de ninguna manera está casado con el proyecto con Munguía. que ha dado luz verde a Arturo Dávalos y absoluta libertad a Víctor Bernal Vargas y que será respetuoso si al final éste último esta mejor perfilado que Munguía. El problema, si así se le puede llamar, es que Munguía está entercado en apostar todo el resto a la candidatura a la alcaldía. Eso obligó a enviar una cuña y quien hará las veces de cuña contra Munguía es Diego Franco. La fórmula naranja para competir en las elecciones del 2021 sería: Víctor Bernal a la alcaldía, Arturo Dávalos peña a las diputación local y Luis Munguía a la diputación federal. Si Munguía se enmula, apuesta y pierde a la carrera por la alcaldía, sin quedará sin jícara y sin miel y Diego Franco, sería el candidato a la diputación federal. O bien, el MC mandará a una dama.