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Gerardo Sandoval Ortiz |

Repudio por asesinato de Luis Enrique Ramírez y el discurso de la 4T contra la prensa

CONTEXTOS

Gerardo Sandoval Ortiz

 

 

Este jueves 5 mayo, a primera hora de la tarde supimos por amigos de Sinaloa que había sido asesinado Luis Enrique Ramírez Ramos, un periodista contemporáneo, que se suma a la preocupante lista de comunicadores víctimas de la violencia que campea por todos los rincones del país.

Por razones de arraigo, con cierta regularidad hurgamos en la prensa sinaloense y uno de ellos es el portal digital que dirige el amigo Ismael Bojórquez. Poco antes del mediodía había publicado la noticia sobre el hallazgo un cuerpo “emplayado” tirado a orillas de la carretera ahí por la zona yunquera, en la salida a Mazatlán.

Las noticias sobre levantados y cuerpos lanzados en caminos y carreteras no son precisamente de nuestras lectoras. Horas después, trascendía que el cuerpo “emplayado” era el del periodista Luis Enrique Ramírez. En minutos se convirtió en una noticia de interés para la prensa nacional e internacional.

El reprobable homicidio mereció todas las condenas y a ello se unieron periodistas y medios pero también políticos y gobernantes. Los últimos, leales al guión, juraron dar justicia a los deudos, amigos y familia del periodista.

Hace ya muchos años, poco más de dos décadas, coincidimos en la capital del país con el periodista sacrificado en una seria de conferencias y talleres sobre periodismo que organizó un periódico para el que colaborábamos ambos. Egresado de la escuela sobre periodismo de la maestra María Teresa Zazueta, buscó siempre su preparación.

El asesinado del noveno periodista en los primeros cuatro meses del año ocurre dos días después del Día Mundial de la Libertad de Prensa y a cinco días del quinto aniversario luctuoso del cobarde crimen de otro periodista en Culiacán, de Javier Valdez, quien junto a Ismael Bojórquez, fundaron el semanario Ríodoce. Hace ya también algunos años que saludamos a Bojórquez, amigo de aulas universitarias, en una seria de conferencias y talleres sobre periodismo en la fronteriza Tijuana.

Duele, indigna, preocupa la violenta escalada que cae sobre las cabezas de los periodistas. Pero no es menos el repugnable silencio de nuestras autoridades, que, así sea municipal, estatal o federal, guardan un vergonzoso silencio a la tragedia de los mexicanos.

En el deshonroso cuadro de los periodistas asesinados en lo que va del gobierno de Andrés Manuel López Obrador se contabilizan 34 periodistas muertos. La cifra puede ser mayor, o menor, toda vez que hasta los números se refutan por los del gobierno de la 4t. Con los ríos de sangre, ya lo menos es si van 34 l menos, o 40 periodistas acribillados por los cobardes gatilleros.

López Obrador y su mayoría en las cámaras de legisladores prefirieron congelar una iniciativa de Ley de Protección a Periodistas y Personas defensoras de Derechos Humanos. Con su indolencia total, alientan la impunidad, la tolerante permisividad con la que actúan los matones.

Cuando en mayo de 2017 mataron a Javier Valdez, coeditor de Ríodoce, todo apuntó a razones ligadas a la violencia generada por la delincuencia organizada. Es uno de los pocos crímenes contra periodistas donde se puede presumir que hubo ciertos avances y se encarceló a los pistoleros. Quien conozca el semanario culichi sabe de la línea editorial enfocada en temas de narcotráfico y delincuencia organizada.

Pero los varones de los drogas no son la única amenaza de los periodistas. El crimen de Luis Enrique Ramírez Ramos apunta a otro lado, a una clase política que tampoco se tienta el corazón cuando siente que un periodista les ha tocado sus intereses. En sus columnas en los diarios El Debate, una cadena regional con fuerte influencia en Sinaloa, el sur de Sonoro y norte de Nayarit, privilegiaba temas políticos por encima de otros temas.

Varios de aquella camada de periodistas, como los ya citados y el autor, pasaron por medios nacionales impresos como La Jornada, El Universal, Milenio. Es la mejor y más efectiva forma de probar la intolerancia de los políticos provincianos, funcionarios y gobernantes que suelen concha ante la crítica local. Se duelen cuando son exhibidos más allá de su zona de confort, por la docilidad de la prensa y la facilidad con la que ejercen el control.

La mayoría de los 9 comunicadores caídos en estos cuatro meses y cinco días del 2022 tienen algo en común. Casi todos habían sido amenazados, y aunque los menos, habían recurrido a los endebles programas de protección  que ofrece el gobernó federal y algunas entidades. Las amenazas se cumplieron porque los gobiernos simulan y todo queja en discursos y promesas.

José Luis Gamboa, Margarito Martínez, Lourdes Maldonado, Roberto Toledo, Heber López, Jorge Luis Camero, Juan Carlos Muñoz, Armando Linares, Luis Enrique Ramírez, son para la 4t apenas nombres que van a la infame listas de periodistas que probablemente sirvieron a los conservadores, los enemigos de la patria, los prianistas.

Si a los periodistas se le suman defensores de los derechos humanos, el número alcanza un gran total de 152 periodistas y activistas y defensores muertos. ¿Son muchos? ¿Son pocos? Si contesta algún fanático del régimen actual seguramente ninguneará la cifra y con alegría diría que a ojalá a esa lista muy pronta se unan todos los periodistas corruptos. Para ellos, solo tienen derecho a ser mexicanos, los periodistas alineados, los que aclamen y aplauden a López Obrador, a la 4t. Quieren un país de un modelo tan  perfecto como la Cuba de los Castro, la Venezuela de los Maduro y la Nicaragua de los Ortega, sin partidos ni políticos de oposición, sin prensa ni periodistas críticos.

Sí, la elite de la 4T y sus fanáticos seguramente desearía, y lo aplaudiría si por desgracia cumplen sus sueños, contemplar en la lista a periodistas “corruptos” como Carlos Loret de Mola, Carlos Marín, Joaquín López Dóriga, Pascal Beltrán del Río, Raymundo Riva Palacios, Azucena Uresti… y una larga lista de comunicadores “conservadores”.

No deja ser resultar paradójico que en buena medida, gracias al periodista crítico, como el que ha sabido mantener la revista Proceso y la periodista Carmen Arístegui, convertidos al conservadurismo, Amlo y aliados, la izquierda que pulula en su entorno, han sido beneficiarios de la libertad que desde hace muchos años hace gala todo aquel periodistas que se anime a ejercer su derecho.

La libertad de prensa, el derecho a disentir, a opinar, también es un legado de los odiosos conservadores, una herencia que se maldice desde la 4t. Sí, un imperio como la Rusia de Putin, de dócil pueblo y empresarios mansos, que vitoreen al tirano aun por aplastar a pueblos vecinos, como se le exige al pueblo ruso por exterminar al pueblo ucraniano.

 

Revolcadero     

 

El pleno de la Sala Regional Guadalajara del Tribunal Electoral del Poder Judicial Federal resolvió una controversia relacionada a la reincorporación del ex gobernador de Baja California, Jaime Bonilla al Senado de la República. Bonilla, después de dos años de ser gobernador,  ya se había reincorporado al senado cargo del cual deberá despedirse y entregar la curul al suplente, Gerardo Novelo Osuna. “Lo anterior, ya que existe un impedimento legal para que el ciudadano regrese al cargo, luego de haberse desempeñado como Gobernador durante la vigencia de una licencia por tiempo indefinido aprobada por la Cámara de Senadores, ya que, al tomar protesta como mandatario estatal, optó por dicho cargo de elección popular y agotó su derecho a elegir entre ambos, quedando vacante la senaduría, de ahí que no sea posible su reincorporación a esta última. En consecuencia, se vinculó a dicho órgano legislativo para que convoque al suplente a que se reincorpore en el cargo”, informó la Sala regional del TEPJF en un comunicado difundido este jueves 5 de mayo.****** Cuando el pueblo bueno y sabio se entera de las pretensiones de un gobernante por ocultar alguna de sus acciones y actuaciones, regularmente se le despierta su apetito por saber qué pretende ocultar en su closet. Es ocurrió esta semana cuando la presidenciable y favorita de Don Santo Amlo, dio un violento manotazo  a rechazar el informe final de una empresa de consultoría europeo contratada para desmenuzar todo lo relacionado a la caída de la Línea Dorada del tren capitalino. Parece ser que a la Sheinbaum no le gustó el resultado del peritaje por sus probables conclusiones en eventuales fallas en el mantenimiento de la Línea 12 hace ya un año. El dictamen de la empresa noruega Det Norske Veritas, DNV, “es un informe deficiente, mal ejecutado, con problemas técnicos, tendencioso y falso”. Así, con esas palabras intenta descalificar el trabajo de una empresa de la que habló maravillas cuando anuncio su contratación en junio del año pasado, días después del colapso del tren. En otras palabras, dijo la presidenciable de Morena, “no pagó para que me peguen”. Fácil, se hubiera ahorrado el trabajo si antes, avisa cómo quiere el peritaje, que revisen todo, menos la falta de mantenimiento. Por ahí señalaron a un abogado de haber metido mano, y que, pues, “es un conservador”.***** Los amigos de Las palmas ya están de fiestas. Este viernes 6 de mayo se cortó el listón de la apertura de las Fiestas en honor al patrón San Isidro. Pero desde un día antes, el jueves, se abrieron  las puertas del palenque y ya se dan gusto los galleros. Todos tienen ganas, lugareños e invitados, galleros locales y foráneos pero también los puesteros. Fueron dos años de cero diversión por esa dicha pandemia del Covid 19. No Sabemos nada de gallos pero nos enviaron un programa en donde veladas de “octerola”, “decarola” y dos “derby”, corriditos, sábado 7 y domingo 8 de mayo. Con solo ver la cartelera, notamos que por esa región hay galleros por todos lados.