CONTEXTOS
Gerardo Sandoval Ortiz
Este último fin de semana, luego de algunos recorridos por el sur de Nayarit pudimos constatar que la flamante Riviera Nayarit ya muestra el rostro del cambio nomenclatural. Nuevo Vallarta ya no es más, ahora es Nuevo Nayarit, el primero de varios cambios con los que el gobernador Miguel Ángel Navarro Quintero se propone posicionar Nayarit como marca que haga trascender el antiguo territorio del rey Nayar, tierra del pionero de las rebeliones sociales contra el tiranismo del Palacio Nacional, “el Tigre de Álica”, Manuel Lozada.
Bahía de Banderas es la pechuga de la costa de oro del vecino estado, en cuyas playas se apuesta por los megaproyectos ecológicos, los megadesarrollos de la desterritorialización iniciada en noviembre de 1970 con la expropiación de tierras a los ejidos Jarretaderas, Bucerías Higuera Blanca, Cruz de Huanacaxtle Sayulita, Las Varas, Peñita de Jaltemba y El Capomo. 4 mil 136 hectáreas en total, que por decreto “de utilidad pública el desarrollo habitacional y turístico en los terrenos que circundan la Bahía de Banderas, ubicados en las costas de los Estados de Nayarit y Jalisco y el mejoramiento de los centros de población” desposeyeron a sus ancestrales dueños. Así nació el FIBBA (Fideicomiso de Bahía de Banderas), casi al mismo tiempo que el Fideicomiso Puerto Vallarta, con su respectiva expropiación (1,026 hectáreas) los fideicomisarios crearon su Fondo Ejidal en 1972.
De la lectura de unas líneas del libro “El Fiscal de Hierro”, las memorias de Javier Coello Trejo, nació el interés por retomar la iniciativa del Navarro Quintero por desaparecer “Nuevo Vallarta”, “Punta Mita” y otras marcas internacionales de balnearios situados en la también conocida Riviera Nayarit. “Nayarit” deberá ser la marca a posicionar se ha propuesto el neogobernador cora.
Escribió, Coello Trejo: “Otro de los consentidos del régimen de Echeverría había sido Augusto Gómez Villanueva, primer secretario de la Reforma Agraria y Alfredo Ríos Camarena. El primero en su calidad de secretario general de la Confederación Nacional Campesina había sido designado para destapar a Echeverría como candidato presidencial en 1970. Durante su sexenio el presidente Echeverría se constituyó una gran cantidad de fideicomisos para detonar el desarrollo económico en distintas regiones del país. Además de ser el secretario de la Reforma Agraria en 1975, Gómez Villanueva fue designado presidente del comité técnico del fideicomiso Bahía de Banderas, que tenía como fin desarrollar el turismo en las costas de Jalisco y Nayarit. Pero como estos señores no daban paso sin guarache, sin ninguna ética Gómez Villanueva era accionista de la empresa privada Nuevo Vallarta y su amigo y cercano colaborador Alfredo Ríos Camarena, era el director general del fideicomiso y vicepresidente de la empresa. Cuando comenzó el sexenio de López Portillo, el nuevo director del fideicomiso, Federico Martínez Manatou, denunció operaciones fraudulentas y me tocó hacer la investigación. Demostramos que Ríos Camarena, con el apoyo de Gómez Villanueva, había logrado que Banobras comprara acciones de su empresa Nuevo Vallarta y que el fideicomiso le vendiera 70 kilómetros de playa. Fue un fraude por casi mil millones de pesos. (Páginas 121-122).
Todo en el sexenio de Echevarría, que como ahora Andrés Manuel López Obrador, presumía tener a Nayarit en su lista de privilegios. A ello responde el legado en San Pancho, su Museo del Mar y la escuela “Universidad Técnica del Tercer Mundo” concebida para alojar estudiantes de latinoamérica pero que a lo sumo recibió pescadores rivereños de Tecuala.
Navarro Quintero es un político que en los últimos años del echeverriato concluía sus estudios de medicina y hacía sus pininos. Sus méritos en el PRI le valieron sus plazas y cargos directivos en el ISSSTE, del que fue su delegado estatal antes de saltar a una diputación federal. Como priista, fue secretario estatal de Salud a fines de la década de los 70.
Navarro Quintero es hijo de la tan socorrida corrupción en los tiempos de la 4t. Y en lo que respecta a Bahía de Banderas, el FIBBA es la máxima expresión de este mal que Amlo se ha propuesto extirpar del pueblo azteca.
Pero en la agenda de prioridades del gobierno de Nayarit no se contempla combatir la corrupción. Por lo menos para Bahía de Banderas, no está en las preocupaciones de Navarro Quintero proveer de infraestructura urbana ni mejorar las condiciones de vida. Lo primero es borrar evidencias asociativas a entidades ajenas a Nayarit y desarraigar a los naturales de la cultura heredada de sus antepasados. Punta Mita no tiene razón de ser, parece por sus acciones y decisiones haber dicho.
Cuando el proyecto de construir la carretera federal 200 Tepic-Puerto Vallarta, a mediados de los 50 (se terminó de construir en 1964), el sur de Nayarit permanecía prácticamente incomunicado. A fines de los 60, Puerto Vallarta tenía ya su aeropuerto internacional y un consolidado destino turístico de sol y playa en el concierto internacional. Fue la primera es que Bahía de Banderas ya un municipio de 32 años, se benefició de Puerto Vallarta y sus habitantes pudieron salir del aislamiento. El siguiente paso fue la expropiación de tierras y el Fideicomiso.
El saldo para el pujante pueblo de Bahía de Banderas es inmensamente positivo. Como sus vecinos de Puerto Vallarta, allá muy pocos quieren trabajar la tierra, su primera gran vocación, y prefieren empleos en los exclusivos desarrollos de playa. Atrás dejaron los malos recuerdos de cuando sus padres y abuelos fueron desposeídos de sus tierras. Los jóvenes no se acuerdan que todavía en los últimos años pueblos enteros reclamen el pago por su expropiación de hace 50 años.
Hace dos años, al inicio de la pandemia del Covid, los ejidatarios de El Capomo mantenían sus denuncias de despojo en la capital del país. “No se confundan, recordamos a Alfredo Ríos Camarena, director del Fideicomiso Bahía de Banderas, acusado de fraude en 1977, que en 1980 saliera libre con una fianza de 11 millones de pesos. ‘El polvo de aquellos lodos’, en este 2019, es un nuevo megafraude, en el que consideramos que están involucrados de algún modo, los exgobernadores Antonio Echevarría Domínguez, Ney González Sánchez y Roberto Sandoval Castañeda”, dijeron. Del primero, Navarro Quintero fue su colaborador. El último, a través de su Fiscal, Edgar Veytia, pesan señalamientos de haber sido su financiero. Y Ney González, es hijo del primer jefe político del actual gobernador, Don Emilio M. González.
En la Riviera Nayarit, florecen esplendorosos e imponentes consorcios hoteleros, como Mayan Resorts-Vidanta, que incluye en breve el Cirque Du Soleil, Villas Paradise, Marival, Riu, Sea Garden, Iberostar, Four Seasons, Saint Regis, Mandarina, y muchos otros, plenamente consolidados. Es la pauperización que asfixia a los pueblos originarios la que urge combatir, proveer de servicios urbanos, calles y avenidas, agua entubada, drenaje y tratamiento de aguas negras y reducir la contaminación ambiental y playas. Cambiar nomenclatura como se ha propuesto el gobernador no pasará de ser una ocurrencia más de ser un brochazo para pintarle una cara temporal al pujante sur de Nayarit.
Revolcadero
Intentemos recrear una escena, situándonos 30 años atrás. En el ocaso de una tarde primaveral de 1991, un grupo de ejidatarios bloquearon con palos y vehículos los accesos al fraccionamiento Nuevo Vallarta. Demandan lo de siempre, haber sido despojados de sus tierras y el incumplimiento del pago. Ya de noche, un grupo de policías estatales, todos vestidos de civil, cargaron contra los manifestantes. En la refriega, también llevaron su parte dos periodistas. Los quejosos exigieron un pago justo por sus tierras. Que se sepa, ni siquiera lograron ser escuchados. En febrero y marzo, ya de 2019, ejidatarios de El Capomo y Anexos y Lima de Abajo, mantienen el mismo reclamo al Fideicomiso Bahía de Banderas. Con el decreto del 12 de noviembre de 1970 se les afectaron 329 hectáreas que añadidos ciertos excedentes, hacen un total de 800 hectáreas. Los ejidatarios sostienen que la Constructora Nuevo Vallarta (Nuvasa) compró los predios expropiados a Banobras, bienes que pasaron a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público en pago por un adeudo fiscal de Nuvasa superior a los 200 millones de pesos. Por esos rumbos se levanta el majestuoso desarrollo Costa Canuva. Los ejidatarios se preguntan, ¿Por qué mejor el gobernador Navarro Quintero nos ofrece justicia en vez de andar inventando nombres a nuestros pueblos? Han clamado la intervención de Andrés Manuel López Obrador y como respuesta, solo han escuchado el silencio.****** Allá en las espaldas de El Monteón, entre Playa Canalán y Punta Raza emerge el faraónico desarrollo Mandarina en tierras que hasta hace pocos años eran de ejidatarios de La Peñita de Jaltemba. Hasta hace algunos años, una treintena de ejidatarios han padecido los abusos y arbitrariedades del gobierno expropiador. Uno de ellos, Flavio Gómez Covarrubias hasta fue encarcelado por reclamar sus tierras y liberado luego de vencer en un juicio a quienes pretendieron despojarlo. El ejido Peñita de Jaltemba sufrió la expropiación de 799 hectáreas la mayor después de las 1,083 hectáreas al ejido Higuera Blanca. (Jarretaderas 380, Bucerías 440, Cruz de Huanacaxtle 375, Sayulita 544, Las Varas 184 y El Capomo, 329 hectáreas).***** Hoy nos vamos a despedir dejando a nuestros lectores una pregunta: ¿Quiénes son esos personajes de la política local, opositores del alcalde Luis Michel en las última campaña electoral, que están a un paso de dar el salto a Morena? Conste, las negociaciones se están dando lejos de Puerto Vallarta.