CONTEXTOS
Gerardo Sandoval Ortiz
Con los antecedentes de diciembre pasado, apenas recibida la amenazante “visita” de inspectores de Reglamentos Municipales a sus restaurantes, y previniendo eventuales clausuras, Fernando Pineda Trillo buscó a su “puente” José Martínez Gil para arreglar sus problemas. El funcionario municipal sería el último en hablar con el empresario al que se le perdió todo contacto entre las cinco y seis de la tarde del viernes después de abandonar el edificio de la UMA.
Bien, en esta historia, lo primero por destacar es que el restaurantero ha sido localizado, en Sayulita, y llevado a casa. El reporte no oficial indica que una crisis de descompresión lo llevó al balneario de Bahía de Banderas y allá quedó incomunicado todo el fin de semana, sábado, domingo y mañana del lunes.
La Fiscalía Regional de Justicia, a eso de las dos de la tarde, informó en un comunicado de prensa que Fernando Pineda ya estaba reunido con su familia. Y dentro de lo que cabe, en óptimas condiciones de salud.
Fernando Pineda Trillo no es un restaurantero del montón. Sin sumarse a la pléyade de aduladores ha sabido acomodarse según corren aires y colores políticos. Eso le ha sido útil para construir en pocos años un emporio de antros y comederos en la zona del malecón. Supo estirar la fortuna amasada en varios años en el negocio del tiempo compartido, donde nos dicen que sigue siendo bastante conocido. Quizá por eso a nadie asombra que otorga todo tipo de facilidades al desarrollo Vidanta en sus restaurantes. En las mesas del Pancho Villa, del Ferchi´s Lobster House, los “opicis”, liners, closers, se mueven a sus anchas.
En los años del esplendor naranja, Pineda Trillo era un asiduo visitante en oficinas del gobierno municipal. Estaba encima de funcionarios y regidores cuando se trataba de dar la cara por los negocios del malecón, los propios y los demás. Cuidada con celo la limpieza de la zona, reportaba la presencia de vendedores ambulantes alegando hacerlo por la imagen del centro. Tratándose de apercibimientos, de clausuras de inspecciones, buscaba acuerdos conciliatorios. Por su calidad de presidente de la Asociación de Comerciantes, Restaurantes y Bares del Malecón, asumía la representatividad de todos frente a la autoridad municipal. Como representante de los Defendía Reclamaba.
Luego llegaron las campañas. Cuando Luis Alberto Michel Rodríguez intentaba impresionar a los dueños de Morena, Salvador Llamas organizó un gran evento en el malecón, ahí por el mes de febrero o marzo. Fue la primera vez que en Morena un candidato recurría hacía gala del acarreo. Uno de los que apoyaron para las “tortas”, el gas y viáticos distintos, fue el restaurantero oriundo de Colima.
Lo del “apoyo” del restaurantero a Luis Michel trascendió Francisco José Martínez Gil, que en la elección del 2018 había sido candidato independiente a la alcaldía, en el 2021 asomó su cabeza en Morena, se apuntó a la treintena de aspirantes y acabó por sumarse al proyecto Michel. Le prometieron ser regidor pero el profe Michel, ya con la candidatura amarrada se le hizo tablas. Para ganarse su lugar en la planilla Martínez Gil le consiguió a Michel, por lo menos para el gasto de aquel mitin en el malecón. Decepcionado por el no cumplimiento de Michel, le dio por confesarlo a sus amigos. Aunque finalmente se le incluyó como suplente del primer edil.
Sin embargo, en la campaña pasada, el magnate de antros y restaurantes del malecón, dejó rastros de haber canalizado algunos apoyos a la campaña de Movimiento Ciudadano. Cual discípulo de Fernando González Contreras, jugó a la segura, por dos carriles.
Cuando gobernaron los naranjas, en la administración de Arturo Dávalos Peña fue cuando Pineda Trillo multiplicó los negocios. Era sabido que había hecho algún lucrativo negocio al facilitar todas las facilidades para convertir sus establecimientos en oficinas de ventas para habilidosos vendedores de tiempo compartido de los desarrollos de Vidanta. El uso de las mesas del Pancho Villa o del Ferchi´s Lobster House, no parecía salirse de la legalidad y fueron tiempos de bonanza.
Sin embargo, todos coinciden en ser recatado y educado cuando acudía en defensa de los intereses de su gremio. Era exigente, pero sin faltar al respeto. “Era muy chingón, de chingar”, siempre respetuoso, nos dijo un regidor. Recogimos el testimonio de un asistente de otro regidor, uno de los cuatro que en el 2018 se reeligieron en el 2018. Ofreció una fiestecita y tuvo por obsequio la mejor fiesta, sin saquear su cartera.
Llegó el cambio der administración y aquel rudo y combativo empresario cambió. Sin ser zalamero, empezaba a dar muestras de transformarse en un adulador más. Desde la llegada de Luis Michel y la 4t, se relajó la inspección y vigilancia del comercio ambulante en el malecón. Semanas atrás vimos a un vendedor con su mesita ofreciendo churrerías. El comercio ambulante va camino a ser comerciante semifijo y fijo. En los tiempos del MC, el restaurantero era el primer en quejarse y pedir desalojar a ese comerciante pero desde octubre ha sido manso.
Que en unos cuantos años sea propietario de 7 restaurantes y 150 trabajadores estén en su nómina ha despertado suspicacias. Días atrás su nombre apareció en una oscura lista de personas con fortunas de origen sospechoso. Más bien, el capital que maneja tiene se origen a su antiguo trabajo en el tiempo compartido. Permitir que las mesas de sus restaurantes se conviertan en públicas oficinas de venta de tiempo compartido, le garantiza clientes y tal vez algunas “comisiones”. El negocio del TC es millonario.
En todo caso, Fernando Pineda tendrá por deuda ofrecer una explicación sensata y razonable de los nexos que lo une con una persona que se conduce sobre la oscura raya de un hilo que lleva a quien sabe dónde.
Cuando aquel miércoles 10 de diciembre entregó al alcalde Michel un escrito para acusar al titular de Reglamentos José Luis Pelayo Barraza, a su segundo, Ignacio Abarca Pérez y al inspector Raúl Joya de haber actuado con “prepotencia, intransigencia y abusar de a su poder”, quedó la sensación de que realmente fue él quien hizo gala de su poder, un poder que respondía a su extraño nexo con el hijo del alcalde Jesús Michel López.
Aquel día Michel ordenó el cesar del inspector y del subjefe. Días después, le dieron una patada en el trasero a Pelayo Barraza.
¿Cuál fue el pecado de dichos funcionarios? Ninguno. Ese fin de semana que coincidía con los festejos guadalupanos, los inspectores hallaron que cuatro establecimientos operaban sin licencia vigente. Dejaron apercibimiento de clausura y sabedor de su influencia con el hijo del alcalde, el restaurantero pidió justicia y no molestar sus negocios.
El viernes que buscó a José Martínez, fue por lo mismo. Inspectores municipales fueron a cumplir su trabajo y hallaron que entre los negocios en condiciones irregulares, se hallaban los del Fernando Pineda. Pepe Martínez, el que recibió la amenaza con “explotar” el túnel grande de Héctor Solorio, que le reclamaba el incumplimiento de chamba en Protección Civil, estaba obligado a darle apoyo y saldar la deuda de aquel financiamiento para el mitin de Michel en el malecón.
Martínez Gil había sido el último que tuvo contacto físico y por teléfono el viernes 20, que Pineda se hizo ojo de hormiga. Conservó en su celular un emojis, luego de una brevísima comunicación por celular después de despedirse, entre cinco y seis de la tarde. El sábado dijo estar atento cuando de Colima se trasladó la familia del empresario y por la tarde acudir a la Fiscalía. Pepe Martínez daba muestras de estar realmente preocupado y descansó cuando en la primera hora de la tarde, ya el lunes la Fiscalía informó que el empresario estaba en su casa.
Revolcadero
También este fin de semana, trascendió que en Guadalajara había desaparecido Omar Flores y su esposa, Vanessa Suárez. Consultamos a una ex regidora en la administración 2007-2009 y en el transcurso de la mañana del sábado nos decía lamentar de la escasa información que había. Que a la pareja había perdido el rastro en un parque de un lujoso sector de Zapopan. TV Azteca había publicado que la pareja había sido privada de su libertad en el parque del exclusivo barrio La Calma el viernes. Sin embargo, el mismo sábado por la mañana se informó que se había localizado a Vanessa. En el transcurso del fin de semana, también regresó sano a casa Omar Flores. Omar es un viejo amigo al que conocimos cuando hacía política estudiantil en un grupo de amigos entre los que destacaba César Abarca Gutiérrez. Cuando éste fue regidor en el trienio de Gustavo González Villaseñor (2003-2005) Omar, conocido desde la escuela como “el ojitos” fue su asistente personal. Luego emigraría a Guadalajara y este infame viernes vivió su pero experiencia, el infierno de haber sido víctima de la delincuencia.****** …******La dirigencia estatal del partido político local Hagamos, se deslindó de volantes y guerra sucia que se distribuyen en las inmediaciones de los centros universitarios de la UdeG la semana pasada. En dichos volantes se convoca a las personas aspirantes a ingresar a participar en la marcha convocada por su comunidad a cambio de un espacio en la casa de estudios, con lo cual se pone en entredicho los exámenes de admisión. “Lamentamos profundamente que, en aras de deslegitimizar una manifestación social, se juegue con la esperanza de miles de familias que están dispuestas a grandes esfuerzos por el futuro de las y los jóvenes aspirantes; es sin duda, el reflejo de la bajeza política y de la poca ética de quienes orquestan este tipo de campañas dirigidas a confundir y ensuciar el ambiente político”, informó la Coordinación de Comunicación Social de Hagamos el fin de semana.******Vaya con estos señores de la cuatrote tropical. En nuestra entrega del fin de semana retomamos “detallitos” ocurridos en el colorido de la Marcha contra la Homofobia organizado por el Colectivo Vallarta Lésbico Gay Bisexual y Transexual el miércoles de esa pasada semana. En la comunidad LGBT causó profundo malestar la ausencia de funcionarios que previamente habían confirmado presencia y participación en la marcha y apoyo con equipo de sonido. Como no cumplieron, destacadamente el síndico, Juan Carlos Hernández Salazar, el director del DIF, Roberto Ramos Vázquez, ni el director del Instituto Vallartense de Cultura, Luis Jesús Escoto Martínez, a quienes creyeron ser parte del “gremio” y que por ello serían de menos solidarios, los organizadores acusaron al gobierno municipal de intentar boicotear su evento. Pero bueno, parece que “el profe de los dieces”, Luis Michel y los suyos, han reconsiderado y lo hicieron desde el sábado. A las 15: 31 horas, Ramos Vázquez, el director del DIF, publicó: “Esta tarde a petición de nuestro presidente Profe Michel y la presidente de DIF Puerto Vallarta la señora Chuyita López hicimos la entrega de nuestro registro de gobierno y sus OPDS para participar en la marcha del Vallarta Pride. Así bien las dependencias traemos ya la instrucción para generar las facilidades que esta semana del Orgullo transcurra con éxito. Por un Vallarta inclusivo, una comunidad más visible y unida. Gracias a Arabela, Javier y Vidal por la invitación”. No pues sí. Mucho aportará la participación del representante del profe en el carnaval del orgullo gay. Porque, apenas publicó en redes sociales, el pilar de doña Chuyita de Michel, Héctor Ramírez Betancourt, el coordinador del Colectivo Vallarta LHBT saludó su anuncio con un “así desmadre y diversión sí van ya la marcha donde se exigen derechos no”. Cuánta razón vemos en esta última frase. Quien sepa y conozca el Puerto Vallarta Gay Pride, sabe que el desfile y todo el calendario festivo y cultural es lo más parecido a un carnaval de la comunidad gay. Los funcionarios de la 4t deberían saber, si es que desean ocultar sus identidades, que participar y usar mascarillas o máscaras, pelucas y vestidos, si quieren, ir en tangas, y a menos que alguien les reconozca algún lunar, verrugata o tatuaje, no hay posibilidad de que los identifiquen. Hummmm. Viéndola bien, quién sabe… Habrá que advertir que habrá quienes pierdan la peluca en alguna piscinada. ¿Qué tal si se arma la despelucadera? Ahí, los del profe Michel ¿serán minoría? Es pregunta.