CONTEXTOS
Gerardo Sandoval Ortiz
La historia a construir hoy se ambienta en los primeros años del gobierno de Aristóteles Sandoval Díaz que afloró cuando de Guadalajara se desprendió Eliseo Aréchiga, uno de los súbditos de los hermanos González Reséndiz, con intenciones de proyectarse a la candidatura del PRI a la alcaldía.
Apenas se asomó “el gallo” Cheo, con él fluyó el pestilente tufo de haber sido obligado a renunciar al destaparse el escándalo de prácticas de “huachicoleo” de un grupo de funcionarios estatales, todos subordinados del ex alcalde Salvador González Reséndiz.
Entre esos funcionarios de medio pelo acomodados por Chavita estaba Alfonso Alcántara Cárdenas, el ahora “encargado” de la Dirección de Mantenimiento de Bienes e Intendencia del gobierno municipal que preside Luis Alberto Michel Rodríguez.
El viernes 28 del pasado octubre, hace dos semanas, dedicamos el espacio al “licenciado” Alcántara, el que ahora comanda a unos 160 empleados municipales de mantener en óptimas condiciones los edificios, bienes inmuebles del municipio. Destacamos en ese primer escrito el supuesto de incurrir en un grave conflicto de interés al emplearse en el gobierno municipal pese a tener vigente un laudo a su favor.
Alcántara Cárdenas fue despedido en los primeros días del gobierno de Ramón Guerrero Martínez y el ahora funcionario del gobierno de Morena respondió con una demanda laboral. Nada le importó al profe Michel incorporarlo en su gobierno el antecedente del “licenciado”.
Bien, esta semana recibimos un extraño escrito de tres cuartillas, mismo que en principio dirigen a Rubén Gómez Bernal, “Matanchén”. Al viejo estilo, se lee un saludo con respeto; “Espero que se encuentre bien” antes de entrar el tema.
Rubén Gómez Bernal es tal vez el periodista en activo más longevo de la ciudad. Nadie supo darnos referencia de que “Matanchen” haya desmenuzado el escrito, o por lo menos nosotros no lo supimos.
El autor, o los autores, aun cuando no tienen el cuidado de usar signos de interrogación, parecen preguntar al destinatario sobre una nota publicada en enero de 2016 en el diario El Sol Siempre Libres, la casa editora donde el periodista publica su trabajo, “sobre el tema de la venta de gasolina, o “guachicoleo” en el gobierno del estado”. A partir de ahí, inicia la narración inédita de los autores desde el anonimato.
Probablemente a estos cronistas sin rostro les nació el interés de traer a la actualidad la historia luego de publicar hace dos semanas el caso del funcionario municipal que aceptó trabajar para el municipio sin renunciar a su demanda laboral a la empresa con la cual se emplea.
En la información referida, la de enero de 2016, se tilda de “guachicolero” mayor al Eliseo Aréchiga Castillo y hasta la fecha el muchacho, que alguna vez fue delegado municipal de El Pitillal, carga esa cruz de castigo. Cada tres años alza la cabeza y grita a todo pulmón que quiere ser presidente municipal peor en su partido, el Revolucionario Institucional no convence a nadie.
El relato hace mención del grupo de Puerto Vallarta que emigraron a Guadalajara a trabajar con el ex presidente González Reséndiz, nombrado por Aristóteles Sandoval Díaz Subsecretario en la Secretaría de Administración, Planeación y Finanzas del Estado de Jalisco desde el primer día de marzo de 2013.
Dice el escrito dirigido a Rubén Gómez Bernal: “Los ex funcionarios involucrados en este caso fueron Luis Fuentes y Lino Ortiz que eran subordinados de Cheo Aréchiga, como usted lo conoce en Vallarta. Ellos acudieron a ver la situación que derivó en una situación por parte de la Fiscalía del Estado. Pero ni Lino Ortiz ni Fuentes estaban involucrados en la venta de combustible, sin embargo fueron detenidos por la Fiscalía, desafortunadamente para ellos, porque fueron los que acudieron a ver qué es lo que estaba pasando, o a ellos fueron a los que mandaron a ver el tema. Ellos nada tenían que ver. Ahí mismo fueron detenidos por elementos de la Fiscalía y les hicieron la defensa desde la oficina de Salvador González y al siguiente día salieron libres, no sin el desgaste y la exhibida que les dieron”.
En el escrito se expone que “el verdadero intelectual, el que recibía el beneficio directo y al que le entregaban económico salió impune, sin ninguna mención en ese tema”. Acertó, presumen los autores del escrito que dicho personaje habría el ahora funcionario del gobierno municipal de la Cuarta Transformación. Luis Fuentes asumió toda la responsabilidad y eso lo salvó de toda acusación legal.
El modus operandi del “guachicoleo” desde la oficina del último gobierno priista era sencillo. Trascendió que se ejecutó desde la Dirección de Bienes Muebles, Vehículos y Combustibles. El coordinador de vehículos y combustibles era precisamente Alfonso Alcántara pues estaba bajo su responsabilidad el control de todos los vehículos y la distribución del combustible. Para controlar el suministro de combustible se adquirió un artefacto que se instalaba en los vehículos oficiales, coordinado con los expendios de gasolina con los que el gobierno del estado mantenía convenio.
Pero de algún modo, dicho artefacto se facilitaba a quien pagara una determinada cantidad de dinero. En la operación había complicidad de despachadores. El control se perdió cuando algunos despachadores ofrecieron gasolina a diestra y siniestra. Elegían como cliente a quien pagara en efectivo.
La aprehensión de los subordinados de González Reséndiz ocurrió cuando ofrecieron combustible a elementos ministeriales. Se reportó a la Fiscalía General de Justicia, retuvieron al despachador y llamaron a los funcionarios estatales. Se le atribuye a Alfonso Alcántara Cárdenas, el ahora “encargado” de director de Mantenimiento del gobierno municipal haber enviado a dos funcionarios menores ir a la gasolinera en donde fueron detenidos.
Por esas fechas, González Reséndiz ya estaba haciendo el inventario para la entrega de la Subsecretaria y para irse a Europa y jamás fue acusado. Alcántara resultó sin raspadura y resurge inmaculado en el gobierno de la 4t. A Eliseo Aréchiga, cuando regresó a Puerto Vallarta le cargaron el muerto. Luis Fuentes asumió toda la culpa de aquel “wuachicoleo” institucional.
Revolcadero
Esta semana hablamos del titular del Instituto Municipal de Cultura, Luis Escoto Martínez. Naturalmente ello generó diversas reacciones, como la de que el protegido del profe Luis Michel, con el apoyo de su hermana Marisol y su madre, organizaron ciertas actividades el antepasado fin de semana que coincidió con las festividades por el Día de los Muertos. Que bajo el control familiar estaban un grupo de maquillistas que debieron pagar una cuota de entre 300 y 400 pesos por participar. No hay evidencia porque no se iban arriesgar a dar recibo. Todo verbal. Quienes pintaron las cabezas gigantes y otras artesanías también aportaron cuota. La justificación perfecta es que, al no poder tener a la familia en la nómina, este tipo de actividades ayudan a generarse un ingreso a la familia. Se trata pues de ingeniárselas para vivir mejor.*******Ha. A media semana también citamos doña Manuela Ramos, nuestra delegada municipal en Ixtapa por un descuido en una llamada telefónica escuchaba en una transmisión en vivo. Cuando dijo la frase “no te voy a mandar a la policía porque no le hacen caso. Te voy a mandar otras personas (…) Yo te los voy a mandar. Tu calladita, tú no sabes nada”. Pues bien, el otro de nuestros dos lectores, se reportó para decirnos que unos de los agentes municipales nombrados por el alcalde Luis Michel, tiene la misma manía. Que gusta de amenazar a sus vecinos con mandar quien sabe quién diablos para meterlos en cintura. Habrá que ver todo como una moda impuesta en los tiempos de la 4t que han traído los michelboys . Recordemos que desde hace dos o tres semanas advertimos que se vienen días oscuros y nos veremos atrapados en ello.******La última de la semana. El secretario general del ayuntamiento, Felipe de Jesús Rocha Reyes levantó polvo esta semana al llamar a las secretarias y demás persona asignado a los regidores para informarles que será obligatorio para ellas checar tarjeta. Como que la idea es hacer que todo el personal cumpla con las horas diarias de labores. Las secretarias sostienen que ellos dedican más tiempo de la jornada diaria pues con mucha regularidad se quedan después del horario de salida para apoyar a los regidores en su trabajo. Días hubo un acuerdo en ese sentido y reclamaron la falta de palabra. Pero bueno, son ese tipo de decisiones que al profe Michel le acarrean rechazo en la plantilla laboral.