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Gerardo Sandoval Ortiz |

El circo y los bufones de González Corona en símil de debate político

CONTEXTOS

Gerardo Sandoval Ortiz

 

 

 

En la primavera de 1997, el sindicato patronal Coparmex  organizó un debate de candidatos a la diputación federal, evento que por la participación de uno de los suyos, el hotelero Fernando González Corona, le disputaba cada voto a una figura de un PRI ya en declive y quien entre sus palmarés tenía haber sido alcalde y legislador federal, Jorge Leobardo Lepe García.

El cómputo arrojó un cerrado triunfo del magnate de los tiempos compartidos que tres años antes había sido presidente de la Coparmex, compitió y perdió la elección ante un priista -Rodolfo González Macías- y clamaba venganza.

De aquel debate, no recordamos propuestas ni promesas. Lo espectacular fue aquel hallazgo, que no hallazgo, de que Jorge Lepe no aparecía en el padrón electoral de Puerto Vallarta no de otro municipio del distrito electoral que tenía por cabecera distrital Ameca. Tener credencial de elector de alguna municipalidad del distrito no era requisito para ser candidato pero el dato fue un marro que impactó en el electorado.

Se nos ocurre recupera ese episodio de aquel debate de la primavera de 1997 cuando supimos que la empresa de González Corona, la radio y televisión de la CPS convocaron a los candidatos a la alcaldía y la abanderada del Movimiento Ciudadano, Guadalupe Guerrero Carvajal ha respondido la disculpen pues su agenda no se lo permite.

Los debates entre candidatos en Puerto Vallarta suelen ser intrascendentes. Como en el resto de país, los candidatos suelen desdeñar este tipo de convocatorias por diversas razones, por haber de todo, menos propuestas que influyan entre en el ánimo de los electores por hallar en las mismas un probable mejor nivel de vida.

Los debates a la mexicana, mas bien se asemejan a un circo romano, donde los candidatos se transforman en modernos gladiadores que luchan por la sobrevivencia, que en ausencia de ideas y propuestas blanden potentes mazos para aniquilar a su adversarios.

Entonces, nada distinto son los recintos elegidos para esos debates a aquellos arenas romanas. Bajo la creencia de hoy, como en la era cavernícola como lo fue en los tiempos del imperio romano, quienes acuden a un debate de candidatos saben a qué van y saben qué esperan. Uno, el de arriba, va a defenderse, y los de abajo, van perfectamente armados para intentar socavar al puntero.

Los coliseos romanos eso fueron, anfiteatros de donde muy pocos gladiadores salían con vida. El vetusto edificio de lo que fue el glamoroso Collage, será adornado como un anfiteatro imperial y los candidatos merecerán trato de  simples pugilistas bajo dominio imperial. A ello Lupita Guerrero parece no tener ánimos de someterse.

Se ignoran cuáles son las reglas del debate. La participación del moderador suele ser de trascendental importancia y por lo menos a éste se le deberá exigir absoluta imparcialidad. En honor a la verdad, ignoramos si se trata de un debate en estricto rigor un debate o sea un simple programa  a ocurrencia de González Corona, de David Cuevas García y algún otro ejecutivo menor de la radio o televisión del empresario.

En el equipo de Lupita Guerrero no lo dirán pero muchos de los simpatizantes de la candidata del MC tienen la creencia de haber trato hostil a ella y privilegios a sus adversarios.

En la trayectoria profesional de Lupita Guerrero destaca haber sido empleada del diario impreso ya desaparecido Tribuna de la Bahía y en sus memorias está que un presentador de noticias, Roberto Almaguer Vega, ejerció presión con tal intensidad que la única puerta de salida fue la renuncia. En algún evento de su campaña, la candidata del MC ha platicado que en un tiempo carecía de lo mínimo para atender a su familia y fue en esos tiempos, cuando se sintió “obligada” a desprenderse de su trabajo en la empresa de González Corona.

No hurgaremos en la línea editorial de los medios electrónicos de González Corona por la simple razón de padecer de una apatía por los medios electrónicos. La radio y televisión nunca ha sido lo nuestro. Sin embargo, dejando de lado la posibilidad que el equipo de la campaña del MC no halle condiciones de imparcialidad entre los moderadores de las CPS, más bien nos inclinamos a suponer que las razones apunten a concluir que a falta de quince días efectivos de campaña asuman tener ganada la elección.

Entonces, si Lupita Guerrero y el MC creen firmemente tener asegurado el triunfo, todo lo demás es correr riesgos innecesarios. Ir a meterse a los encordados de González Corona es tal como estar bajo acecho de sus furibundos rivales.

En cualquier campaña electoral, en toda ciudad o distrito electoral, todo candidato a alcalde, a gobernador y hasta candidatos presidenciales con ventaja en las preferencias del ciudadano intentará eludir encerrarse en los debates. El debate para el puntero solo puede significar que hará las veces del pato bajo al cual apuntan arteras escopetas de sus pendencieros adversarios.

Entonces, cuando un candidato aparentemente va arriba en las mediciones, se muestra apático y desdeña cada convocatoria a debatir y confrontar propuestas, es simple y llanamente una acción a la defensiva. Es como aquel boxeador que llega al último round de la pelea de campeonato propinándole una paliza al adversario y se dedica a bailar alrededor del cuadrilátero. No es ni por asomo una danza de burla al adversario ni se ríe de los aficionados. Es la estrategia más efectiva para evitar riesgos y amarrar el triunfo.

La campaña electoral también es un match pero no se juega en un enlonado. Así de sencillo.

Revolcadero

En una de sus últimas mañaneras el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador reconoció que ya chochea y pues por eso no buscará la reelección. El verbo de chochear se asocia a eso de las enfermedades seniles. El viernes que pasado, el candidato de Morenas Luis Michel, su coordinador Salvador Llamas y su representante legal, Miroslava Dorado llamaron a periodistas a una rueda de prensa y hablaron, entre otras cosas, que antes de concluir la campaña cuajarían una alianza de facto con el PRI, PAN y PRD. En las siguientes horas, los candidatos de esos tres partidos negaron que hubiese inclusive pláticas en ese sentido y desmintieron a Michel. La maestra Idalia González de León del Partido Acción Nacional, Otoniel Barragán Espinosa, del PRD, los priistas, negaron categóricamente la versión. La impresión generalizada es que Michel y su asesor, lanzaron una mentira como un desesperado intento para catapultar la decaída campaña. Por lo demás, por ningún lado se pudo obtener la más mínima evidencia de que en Guadalajara los dirigentes de los partidos políticos sostengan charlas en ese sentido. Lo que nosotros suponemos, sin que sea cierto, es que don Michel ya chochea. En su acepción más aceptada, apegado al tumbaburros mexicano castellanizado, chochear significa la debilitación de facultades mentales, por lo menos atrofiadas, tener una conducta lela. ¿Qué otras razones no conocidas llevan al hombre a mentir? ******* Por cierto, recibimos información el fin de semana que Carla Esparza Quintero valora la decisión salir a hacer campaña y en calidad de “candidata” a la alcaldía del Movimiento de Regeneración Nacional. Que sus estrategas le recomendaron esperar, uno, dos días. Entre los seguidores de la abogada tienen confianza de que el tribunal Federal Electoral resuelva en breve que ella será la abanderada de Morena y ordene el retiro en definitiva a Luis Alberto Michel Rodríguez. Por lo menos –nos afirman- el profe Michel permanece congelado y al presentarse como candidato violenta disposiciones legales. De nuestra parte, nosotros agregaremos que tanto palo dado a Michel por autoridades y tribunales electorales, también por el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana, el IEPC, nos creó confusiones y nos hace dudar de quién es o quién será el candidato a alcalde. Que haberle violentado sus derechos a ser votada y ser víctima de prácticas ilegales por parte del coordinador de la campaña, Salvador Llamas, son faltas graves y se le hará justicia. ******* La tarde de este domingo 16 de mayo se nos apareció en la pantalla un video que nos permitía observar a Don Santo Amlo en la caja de bateo. Pero lo que nos despertó curiosidad fue el breve texto que acompañó el video de su pichoneo dominical. “De regreso de la Presa Picachos, pasando la Noria, Sinaloa, estaban jugando béisbol. Me bajé por un turnito y… ¡a macanear! ¡Viva el deporte y viva el béisbol!”. Al observar el campo, los jardines, atrás del home play, algo estaba fuera de cuadro. Preguntamos a los amigos y familiares de La Noria. Preguntamos si habían destruido las gradas del pequeño estadio de beisbol de aquella mágica comunidad enclavada en las faldas de la sierra sinaloense. El estadio se mantiene igual, con graderío y al fondo, atrás los jardines y barda los monumentales árboles, nos dijeron. Los amigos de La Noria de San Antonio piensan que el presidente de la república se extravió en su viaje a la presa Picachos y que en realidad, se aventó sus macaneos en algún campo del Nuevo San Marcos pero jamás en La Noria. El estadio de beisbol de esta comunidad ni siquiera está al paso de la carretera. Tal vez  en El Espinal, o en El Habla, ya en el entronque con la carretera federal 15. El extravío pudo ser más grave. Existe una segunda ruta a La Presa, la vía El Recodo, paralela al río Presidio, hasta salir a la altura de Villa Unión. Cómo olvidar estos poblados y sus estadios, donde solíamos jugamos beisbol cada tercer domingo.