CONTEXTOS
Gerardo Sandoval Ortiz
En la elección 2018, del total Luis Munguía obtuvo en Puerto Vallarta 31, 706 del total de 48, 010 de votos en todo el 05 Distrito Electoral. En esa elección, la primera cifra le permitió ganar por estrecho margen a Bruno Blancas de Morena quien sumó 48, 871 sufragios, que de paso debemos decir, logró la curul local por la vía del repechaje.
En los comicios de ese 2018, Arturo Dávalos Peña se agenció un total de 49, 268 votos, y con y una diferencia arriba de 18 mil votos venció a Laurel Carrillo Ventura, de Morena. De ese tamaño fue el porcentaje de votos naranjas.
Tres años después de aquella holgada victoria en las urnas, los tres representantes del Movimiento Ciudadano cayeron derrotados por los candidatos del partido de Andrés Manuel López Obrador, lo cual abrió el previsto debate en la búsqueda de las debidas respuestas.
¿Por qué perdió el MC los comicios locales si se taró de una elección intermedia y en las boletas no aparecía el temido López Obrador?
Es una respuesta en la que se antoja imposible obtener una respuesta aceptada por unanimidad en ninguno de los círculos interesados en la política.
Entre las principales conclusiones parciales, acá consideramos de acuerdo algunas argumentaciones expuestas esta semana. Bien podemos reducir el resultado al razonamiento más simple, tomado del historial de cómputos anteriores: el MC perdió porque se dividió y con eso le allanaron el triunfo a Morena, que solamente se limitó a conservar su caudal de papeletas del 2018.
El Consejo Municipal Electoral del IEPC ya tiene el cómputo, que si bien pueden variar por un eventual recuento, son oficiales. El total de votos es de 90 mil 7 votos válidos y mil 671 anulados. De ese total, a Morena la corresponden 30, 689 y al MC 27 mil 302, en tanto que el PVEM logró 24 mil 609 votos. Lejos aparecen en la gráfica los históricos PAN con 2,308 y el PRI con 1, 252; estos fueron superados por Hagamos de Marina de los Santos, quien sumó a favor 2, 976 votitos.
Los números anteriores podrán ser útiles para distintos fines y cada quien podrá hacer sus operaciones y obtener conclusiones. Esa es la riqueza del manejo de las estadísticas.
Nosotros vamos a lo práctico y bien podemos apoyarnos en el comportamiento histórico del electorado vallartense, el proporcional en cada elección. Cuando aquel 12 de febrero de 1995, el PAN desplazó a los priistas, la hombrada de Fernando González Corona solo pudo ser posible por la fractura del tricolor. Desde aquel “no lo queremos” de los 70, las imposiciones desde Guadalajara, a veces de la capital del país, engendraron un malestar que al crecer gradualmente que estalló en 1995. Tres elecciones después, el PAN fue echado del palacio municipal por los priistas que regresaron triunfantes pero éstos, de nuevo perdieron las elecciones, 9 años después, ante los que hoy se conocen como “grupo Vallarta”, una fórmula que unió a políticos foráneos y locales, que apenas el pasado domingo conocieron el sabor de la derrota.
Nos noveles lectores de hoy probablemente desconocen los entresacados electorales de los últimas tres década del siglo anterior. Sobre todo en las dos últimas década fue un bipartidismo que se creyó erróneamente perduraría. Pero aun los engreídos panistas fueron vencidos por las tentaciones del poder. Tres años les bastó para perder la confianza de los electores y permitir el retorno de los priistas. Y solo 9 años después, esos incurrieron en sus vicios de siempre.
El MC obtuvo el poder municipal bajo el discurso llevar a la justicia a los corruptos pero solo ha podido hilar tres administraciones municipales. Su derrota germinó en el corazón mismo de los naranjas, cuando Luis Ernesto Munguía González descubrió que había nacido con aptitudes para realizar sus cabriolas circenses.
Primero, aclaremos, en ningún momento aceptamos una única razón para explicar la derrota de los candidatos del MC, que sabemos los morenos les endilgaron a Guadalupe Guerrero Carbajal, Arturo Dávalos Peña y al médico Jaime Álvarez Zayaz. Explicaciones hay y muchas y todas tienen aceptación.
Si el total de los votos contabilizados es de 93 678, y el padrón electoral rebaza con unos 10 o 15 mil electores, se tiene que el total de los votos no alcanzó ni la mitad de ese padrón. El gran ganador fue el abstencionismo. Entonces, los 30 mil 689 que se le asignan a Luis Alberto Michel de Morena a duras penas representan el 30 por ciento del total de la votación. Es por eso que inferimos que Morena, con ese porcentaje, si bien se alzó con el triunfo no incrementó proporcionalmente su captación de votos.
El MC rascó la mitad del total de los votos en el 2018 pero ahora redujo ese total a un cuarto. Un porcentaje, apenas tres o cuatro abajo, aparece Munguía. Entre ellos dos está el voto patasalada que no pudo atraer Morena. La suma de los votos naranjas y verde, es el porcentaje obtenido hace tres años por Dávalos.
En los días previos a la jornada electoral escuchamos a muchos buenos amigos su disposición de votar por Munguía y con una consigna: “que no gané el MC”. Sin duda fueron bien adoctrinados y lo curioso, en buena medida a base de mentiras y más mentiras. La mentira madre de Munguía fue “voy a ganar”. Lo curioso es que varios empresarios se la creyeron. Hasta “Don Chonito” el de la panadería.
Munguía supo dos o tres semanas que no ganaría la elección pero ganó lealtades y simpatías recetándoles una y otra vez la misma píldora. Requirió para ellos dos tipos de fans, los adoctrinados por sus promesas y mentiras y por quienes, como él, buscaban saciar viejas afrentas atribuidas a “las monitas”, el grupo de Dávalos.
Después de la elección, también hemos escuchamos expresiones tales como sentir un orgasmo de placer solo porque el MC perdió la elección. No, no se alegran por el triunfo de Morena, del profe Michel, sino por la derrota de los antiguos amigos.
El resultado de le elección es una derrota por asignar al MC y también a Luis Munguía. Las consecuencias de ello las sentirá más los seguidores de Munguía que simpatizantes del MC.
Podrán prevalecer dudas en la infinita búsqueda de las razones y porqués pero quizá, se halle algo en aquellas escenas de una dominguera mañana de enero, el domingo 24 de ese mes, cuando Munguía le alzó la mano a Lupita Guerrero en el rancho de las gallinas prietas” de Diego Franco. Dos o tres semanas después, sintiéndose el iluminado, Munguía saltó al Morena, luego al PVEM, despreciando una prometedora trayectoria, la inmediata coordinación de la mayoría emecista en el Congreso local, y luego una secretaría del estado. De ese grado es la penitencia cuando a un político de le nubla la vista.
Revolcadero
Un último apunte relacionado a Luis Munguía. Entre los amigos morenos se cree con mucho convencimiento que Munguía fue apenas un instrumento que magistralmente fue usado por el gobernador Enrique Alfaro Ramírez. No estamos convencidos de ello, pero en la política, hasta lo más descabellado puede ser cierto. Si el arqui recibió esa encomiendo del gober y simuló que le embonaba la cuatrote de Andrés Manuel López Obrador en su momento lo desnudarán sus acciones. Si ese fue su rol, nuestro reconocimiento porque aunque no se logró el resultado de esa supuesta conspiración, vender a los morenos, por el solo hecho de sacarles un susto, cumplió la tarea. Cuando preguntamos a un muy cercano aliado de Luis Alberto Michel, nos dijo que a Munguía se le dijo a tiempo que ya estaba hecho su trabajo, que declinara y a favor de los candidatos del Movimiento Ciudadano, de Lupita Guerrero, de Dávalos, pero que entró en franca rebelión a su jefe el gober Alfaro. Que en ese momento quedó claro que Munguía había perdido el piso, que pensé que sí se había creído lo que a sus oídos le decía Juan Carlos Castro Almaguer, Rodrigo “el rorro” Pérez, Laurel Carrillo, y otros charalillos, que arrasaría en la elección.****** Por cierto, Morena como que ya quemó a sus cartuchos para gobernador en el 2024. Sus principales figuras, Alberto Uribe Maldonado y Carlos Lomelí Bolaños fueron vapuleados en sus respectivamente en Zapopan y Guadalajara por sus contrincantes del Movimiento Ciudadano. En la zona metropolitana de Guadalajara, la está costando mucho a los morenos abrir el ostión y los naranjas lograron ya derrotar a sus principales figuras. Pero buen, en una y de esas le jalan los alambres a Luis Munguía y agarre el estandarte verde y con ese color nazca la verdadera amenaza de MC. Total, dicen que trae buenos padrinos y estos bien puestos para gastar. O bien, puede ser que los morenos descubran que Bruno Blancas es el gran mesías esperado en ésta tierra del mariachi y el tequila. Porque el profe Michel como que ya no está para estos trotes. Aunque nos dicen que ese Llamas es capaz de sacar agua del desierto y darle vida artificial.****** Caray, nos dicen que en el reparto del pastel, los morenos y demás aliados del profe Michel traen verdaderos agarrones de greña. Que esos sombrerazos se pudieron observar desde el mitin del domingo 30 de mayo, se reanudaron en el festejo del domingo 6 y se repitieron el miércoles, en el festejo por la obtención de la constancia de mayoría que les entregó al profe el Consejo Municipal Electoral del IEPC. Que una tal Paola Paniagua ya se hizo experta en dar codazos y que la maestra María Elena Curiel Preciado es la más celosa de las guardianas del alcalde electo. Ya luego con detenimiento les traemos nuestras observaciones con añadidos extras, esto respecto a los cortes del pastel.