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Gerardo Sandoval Ortiz |

De los episodios del mochilismo en «El Amo de Jalisco» de Ricardo Revelo

CONTEXTOS

“Me preguntan que si tengo miedo. Claro que tengo miedo…”, se sinceró a distancia el viernes Ricardo Ravelo ante sus seguidores asistentes a la presentación de su libro “El Amo de Jalisco. Un gobierno con estructura criminal” en la diminuta videoteca de la biblioteca Los Mangos.
En una extensa ronda de preguntas, el periodista veracruzano se dio tiempo para contestar todo tipo de preguntas. No dejó títere con cabeza. Atribuyó la inseguridad, lo mismo a los gobernadores que el gobierno federal y su fracasada “abrazos no balazos”, la apuesta de Andrés Manuel López Obrador.
Ravelo dijo que las condiciones que prevalecen en Jalisco, e incluyó Puerto Vallarta, no le proporcionan garantías a su seguridad personal y optó por la charla a distancia.
Aquel pasado viernes 9 adquirimos el libro arriba referido y dado lectura, no hay forma para declararnos decepcionado por el contenido pero como cualquier lector con algo de exigencia, esperábamos más carnita, mayores datos, información más profunda, en temas sugeridos desde el tentador título que eligió.
Cualquier lector infiere que la obra del periodista formado en la revista Proceso, “El Amo de Jalisco. Un gobierno con estructura criminal” abordará paisajes del gobierno de Jalisco a cargo de Enrique Alfaro Ramírez. Naturalmente, si ese libro sale a la venta seis años atrás, sin duda hurgaría en el gobierno de Aristóteles Sandoval Díaz.
Bien podemos dividir el contenido en dos grandes partes, un repaso a otros gobiernos estatales que a juicio del autor se distinguieron por sus sonados escándalos y la fama público de haberse involucrado con varones del narco y hampones de todo tipo. En sus citas, espulga a los infames gobernantes quintanarroenses, desde el célebre Mario Villanueva hasta la actual gobernadora, Mara Lezama Espinosa. Del primero, le destaca sus ligas con “el señor de los cielos y “el cartel de Juárez” y de la segunda, presume su brutal enriquecimiento desde que fue presidente municipal de Cancún. Con el Apoyo del Palacio Nacional, pudo ser gobernadora el peor augurio para el caribe mexicano y sus pistas clandestinas donde aterrizan naves cargadas de polvos blancos.
Ricardo Ravel orea el legado de gobernadores de Tamaulipas, priistas y el panista Francisco García Cabeza de Vaca, antecesor del expriista moreno, Américo Villarreal Anaya. Repasa a los convictos Tomas Yarrington y Eugenio Hernández. De todos, presume sus vínculos con los mafiosos del norte del Golfo de México.
Le dedica algunos capítulos al peor gobernante del momento, el ex futbolista Cuauhtémoc Blanco, que de Tepito saltó a los empastados del soccer y de ahí a la alcaldía de Cuernavaca y al gobierno estatal. Si de algún gobernador se ha documentado sus nexos con hampones, ese es Blanco, el gobernador de Morelos. No es de gratis que “el jorobado”, el apodo en el futbol, ostente desde siempre el liderazgo de ser el gobernador peor evaluado. Desde que fue alcalde de Cuernavaca trascendieron sus andanzas y has sido pública fotografías donde aparece al lado de líderes del narcotráfico de aquella zona.
De la radiografía en varias entidades, que pasa por Guerrero, Michoacán y Guanajuato, aterriza en Jalisco. Es la segunda parte del libro, lo interesante para un lector de esta tierra. Se pudiera cuestionar ausencias de pruebas, fuentes endebles y recurrir en varios episodios a las fuentes anónimas. Pero hasta esto tiene sólidas razones. En este tipo de temas, sobre todo tratándose de un gobernador bravucón y con supuestos vínculos con delincuentes, como define Ravelo a Alfaro, no cualquiera ofrece su identidad.
Ya en la tierra del tequila y el mariachi, extrañamente inicia en Puerto Vallarta y escarba en las cenizas de lo que fue el gobierno municipal de Ramón Guerrero Martínez. Hasta parece haber dedicatoria especial, pero en realidad, asocia a “el mochilas” como un ejemplo de una de muchas pandillas de las que se rodeó Alfaro. Entre esos panistas y priistas, aliados de Alfaro y sus amigos preparatorianos que le dieron vida al alfarismo, incluye al actual precandidato del Movimiento Ciudadano, la plataforma arrendada por el hijo de Enrique Javier Ramírez Anguiano, rector de la Universidad de Guadalajara en la década de los 80 del siglo pasado.
Apenas devoramos las primeras líneas y notamos las ansias de Ravelo por escudarse en fuentes anónimas. Hasta cierto punto, nos resulta normal si se tratas de los géneros de opinión, que suele ser subjetiva, producto de hecho tangibles, reales, sujetos a la interpretación personal. Cuando narra el atentado sufrido por Susana Carreño, subraya la barrida de Alfaro al adelantarse a reducir el hecho en un intento de asalto callejero. Intentaron matarla y el gobernador intentó desviar las investigaciones. A la fecha, nadie sabe el avance de las investigaciones, si hay detenidos, quien o quienes fueron los autores y el móvil.
El alfarismo en Puerto Vallarta parte de 2012, cuando “el mochilas” ganó la alcaldía. Con él arribó una pléyade de ex panistas y voraces empresarios. Refritea información que se oreó por aquellos tiempo, como la injerencia del dueño de le lechera Sello Rojo, Abraham González Uyeda, que provocó malestar entre regidores electos que no entendían el activismo de quien fue subsecretario de Gobernación en los primeros años del sexenio de Felipe Calderón. También saca a relucir el empresario con raíces asiáticas José Susumo Asano Matusura. Se narra el extraño suceso de cuando el mochilismo presionó a grado de amenazas a ciertos regidores para aprobar que cinco millones de pesos enviados por el gobierno federal al área de cultura se trasladaran a dos empresas, Espectáculo Fandango y Teatro Vallarta. Susana Carreño y Humberto Gómez Arévalo, regidor desaparecido en las postrimerías del gobierno mochilista, se opusieron.
Ravelo tomó nota de un suceso hecho público en los tiempos que Alfaro fue alcalde de Tlajomulco. Había trascendido en la prensa un viaje de Alfaro a Cuba, acompañado de dos consejeros electorales, Tomas Figueroa Coronado y Víctor Hugo Bernal, y varios funcionarios, entre ellos Salvador Zamora quien después le sucedería en la alcaldía. Es los tiempos que los malosos se enseñorearon en la zona metropolitana de Guadalajara, sobre todo en Tlajomulco, destaca el periodista.
El escándalo brotó cuando trascendió la identidad del piloto del Learjet, Francisco Jaime Madrid Sánchez. Este personaje arrastraba un pasado ligado a empresas con fama de prestar servicios a mafiosos. En los expedientes de una matanza ocurrida en las costas de Michoacán, por el extravío de cientos de kilos de droga, aparecía su nombre. A Madrid Sánchez se le asociaba con Sergio Fierro Chávez, alias “el flaco, un personaje ligado a Amado Carrillo Fuentes y Joaquín Guzmán Loera. A partir de ello, creció la sospecha de que Alfaro andaba en malos pasos.
Alfaro se daba a temer y de sus bravatas no escaparon periodistas. El libro toma la experiencia vivida por varios comunicadores, entre ellos el autor del libro, quien se dijo amenazado por Alfaro después de dos publicaciones en el portal Sinembargo. El “camaleón de mecha corta”, un individuo “explosivo y concentrador voraz de poder” que tiene metido a su familia en negocios inmobiliario es “bravucón, prepotente y alérgico a la crítica”, escribió en el libro.
Revolcadero
En “El Amo de Jalisco. Un gobierno con estructura criminal”, cuando se aborda el tema de Susana Carreño y oscuros episodios registrados en la época del gobierno de Ramón Guerrero Martínez (2012-2015), se relata el extraño siniestro a las oficinas de “La Covacha”, un atentado ocurrido en marzo de 2021. Que fue un atentado de criminales en venganza contra determinados políticos, todos vinculados a Enrique Alfaro, que están o estaban atrás de los medios propagandísticos que daban vida a La Covacha, Gabinete de Comunicación, S.A. de C.V. que pro esos años le habían facturado unos 300 millones de pesos al gobierno del estado. Las oficinas de La Covacha estaban en Circunvalación Norte, cercas del cruce con Santa Ana, colonia Las Fuentes. Ravelo sitúa a Hugo Luna entre quienes estarían atrás del conglomerado de medios La Covacha, en donde siempre ha estado al frente, Rafael Valenzuela Cardona. Con Valenzuela, Alfaro rompió relaciones y a sus amigos les ha dicho que le cobrará la afrenta, acusándolo de traidor desde que lo abandonó para irse a trabajar con Samuel García a Nuevo León. En la fugaz “precampaña presidencial” de Samuel García, a Valenzuela se le acredita la exitosa campaña del gobernador del nuevo Nuevo León.******* Con Enrique Alfaro Ramírez también se consolidó la empresa La Covacha, Gabinete de Comunicación, S.A. de C.V., un holding del que forman parte Euzen Consultores e Indatcom, SA de C.V., que juntos  facturaron millones de pesos a los gobiernos municipales de Tlajomulco de Zúñiga y Guadalajara. Cada empresa se especializó en servicios de mercadeo y a base de millones reforzaron la imagen de un falso Alfaro, un ciudadano de izquierda y apartidista. El ascenso del Movimiento Ciudadano y de la pandilla política de Alfaro le generó millones de pesos a la empresa que en marzo de 2021 incendiaron, según Ricardo Ravelo, por una venganza contra los amigos de Alfaro. En los tres primeros años del actual gobierno de Alfaro, 2018 al 2021, no había presupuesto en las áreas de prensa que no pasara por la supervisión, aprobación y autorización de los hombres de La Covacha. Los efectos los resintieron la prensa vallartense, que un día hallaron puertas cerradas al presupuesto de en el Seapal. Desde oficinas centralizadas Guadalajara, probablemente allá por Las Fuentes, debía aprobarse cualquier gasto.*******Euzen Consultores, S.C. se constituyó el 21 de abril de 2010 y ante el Registro Público de la Propiedad con los socios Marcos Montero de Alba y Ramiro Ali Yedet Martínez, sin embargo es Valenzuela Cardona quien está al frente de la empresa. Por esos tiempos Enrique Alfaro era presidente municipal de Tlajomulco. Luego, el 24 de febrero de 2011 fue constituida La Covacha, Gabinete de Comunicación, según consta en la escritura 20426. Lo socios son Juan Manuel y Luis Enrique Andrade Nery, Asdrúval Erico Sáenz Alcaraz y Oswaldo Salas Villarreal. Héctor Guevara Ramírez aparece como administrador general. Idatcom, S.A. de C.V. , la especializada en redes sociales y estrategias de internet. Los “socios” son Ismael Sánchez Anguiano, a quien se le recuerda al lado de Alfaro en su campaña electoral para gobernador de 2012, ya en calidad de CEO de Indatcom. Ya para la campaña del 2015 de Alfaro para alcalde de Guadalajara, las tres empresas aparecían  estratégicamente “hermanadas” y con Rafael Valenzuela Cardona como aparente cerebro del holding. Para 2018, eran las tres empresas en las que Alfaro depositó toda su confianza. Sin hacer ruido, se les ingeniaron para controlar todo el presupuesto y facturar millones. Según Ravelo en su libro, para marzo de 2021, cuando les quemaron el bunker de Las Fuentes, habrían facturado algo así como 300 millones de pesos.
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