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Gerardo Sandoval Ortiz |

De las turbulencias que vienen con el año electoral

CONTEXTOS

 

 

 

En los estertores del 2023, como desde el primer día, se advierte, tiempos turbulentos que coincide la temporada electoral que se acompaña por la belicosidad de competidores y la incontenible alza de los índices de criminalidad amenazan al país y las secuelas toman fuerza en este rincón de Jalisco.

El conflicto de Israel contra Palestina ha desatado una guerra regional en tierra santa y no lejos de ahí, la invasión de la Rusia de los zares asola a Ucrania ha dejado desolación en la antigua Rusia europea.

México no es un país guerra, pero la violencia arroja estadísticas, por momentos y por regiones, superiores a las naciones en conflicto. Cada semana se registran dos o más masacres y a últimas fechas las víctimas ponen los muertos. En este diciembre, Guanajuato registró varias masacres y las más sonadas fueron los cinco jóvenes estudiantes de Medicina de Celaya y la docena de jóvenes asesinados en Salvatierra la madrugada de este domingo.

El peor exterminio de jóvenes seguramente fue aquella carnicería del 2 de octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco. Pero no hubo gobierno capaz de garantizar paz ni seguridad a los jóvenes y a los mexicanos en general pues en los años siguientes, las matanzas se multiplicaron. En agosto pasado, en Lagos de Morenos desaparecieron cinco jóvenes y es momento que no se sabe de su paradero. Solo hallaron indicios de haber sido asesinados pero como los 43 estudiantes de Ayotzinapa en septiembre de 2014, no hay rastros de sus cuerpos.

Recordemos el drama que sufren las familias mexicanas, la repentina desaparición de los suyos. Y como para victimizar a las familias, de los más de 113 mil desaparecidos en cifras del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y no Localizadas, el gobierno federal echó andar la llamada Estrategia Nacional de Búsqueda Generalizada de Personas Desaparecidas y la semana pasada informaron sus conclusiones: Del gran total, solo hay 12, 377 desaparecidos. El sesudo trabajo de la Secretaría de Gobernación mereció el repudio, desprecio y rechazo generalizado de quienes han perdido a sus familiares.

No ha sido fácil el 2023 para los mexicanos. Vivimos en un país en donde la delincuencia ni siquiera respeta a la clase política. Pero estos, cuando se sienten tocados por la crítica de sus pares, de los periodistas, invocan ser víctimas por sentimientos de odio, por violencia de género, por su condición de mujer. Se niegan despojarse de su investidura de servidores públicos o se escudan en su indumentaria femenina. Pero también es cierto, los políticos no se salvan de la violencia, de las balas. Esta semana balearon en Acapulco a un político, ex priista revestido de moreno, con aspiraciones a ser presidente municipal del destino turístico que la fuerza de la naturaleza vive el drama de su casi destrucción.

Estamos viviendo la época de las fiestas decembrinas. Son días de amor y paz y no es necesario invocar a nuestras deidades para decretar los restantes nueve días una tregua total para despedir en santa paz el 2023. Y en el campo de la política, ya en enero, se reanudarán las hostilidades y la violencia política seguramente se avivará al surgir candidaturas, al imponerse unos a otros, así sea en un mismo partido. Las guerras fraternales, a veces son las mas descarnadas.

Pero, detengámonos en el caso de Ramón Guerrero Martínez, “el mochilas”, quien ya gobernó la ciudad entre 2012 y 2015. El político de Ayutla, en varias ocasiones y en menos de una semana ha recurrido a las redes sociales para acusar ser víctima de una guerra sucia orquestada por sus adversarios. Es cuidadoso al eludir siquiera a probables sospechosos.

Son las redes sociales, el producto más acabado y más al alcance de la clase política, el instrumento a través del cual se promueve lo que “el mochilas” considera “guerra sucia”. Lo atacan a él y a su familia, se quejó en un video. Pero hubo alguien que se sintió aludido y se denominan “Mochilas de Dignidad Vallarta”. Ya en la víspera de la Navidad le reviraron al de Ayutla. “Mochilas, prueba que no es cierto de lo que se te acusa”, lo retan en un llamativo cabezal, que concluye en “El daño lo has hecho tú, a los vallartenses, con solo 3 años de gobierno donde vendiste 18 predios del patrimonio público en sesiones de Cabilio durante las madrugadas. No es guerra sucia; es la verdad que intentas ocultar a los ciudadanos. ¿Tienes dignidad? Prueba lo contrario o retírate con tu familia”.

Nosotros somos pesimistas. El espíritu navideño no irá más allá de unos cuántos días de enero y la belicosidad regresará a nuestra clase política local. Esa guerra sucia de la que hoy se queja “el mochilas” será cosa de niños. No olvidemos que para López Obrador las redes sociales eran benditas por hacer de ellas su arma más efectiva para construirse el camino rumbo al Palacio Nacional. Hoy intenta establecer candados para controlarlas, de menos hacer una limpieza de esas granjas que él mismo auspició.

Para los políticos, las redes sociales son el instrumento perfecto para destruir al adversario. Tenemos serias dudas de si a Ramón Guerrero lo quieren destruir por amenazar a los gobernantes morenos o por poseer capital político y arrastrar voluntades como para contener al virtual candidato del PVEM, Luis Munguía. Sin embargo, “el mochilas” no es un político muerto en vida y como en el 2012 puede levantar su campaña y dar el campanazo. Ya en la segunda parte de la campaña del 2012, en este espacio expusimos que podía ganar la elección y merecimos alguna opinión en contra. A un colega, en privado, le reafirmamos lo escrito. Al final, había vencido a Adrián “el archi” Méndez, quien aun con el apoyo de la estructura del gobierno municipal, pero con un PRI ya en decadencia, no pudo retener el gobierno municipal.

Si las últimas campañas electorales han sido virulentas y nadie escapa de ser atrapado, los concurrentes comicios locales y federales amenazan con no dejar títere sin cabeza. No sabemos quién ganará la elección. Sabemos eso sí, que los de abajo intentarán descabezar al de arriba y no les importa exhibirse como auténticos orates, cavernícolas que parecieran vivir en una lucha de exterminio. Eso es lo raro del caso del “mochilas”. Pareciera que él va en la punta. O bien, nos da la impresión de solo recurrir a la treta de revictimizarse y así ganar adeptos.

 

Revolcadero

 

Quienes no dan muestras de civilidad ni espíritu navideño, son los regidores de Morena que en su última sesión del año llevaron al pleno sus jaloneos por la coordinación de la fracción de sus diez regidores. Ya se incluye el presidente municipal, Luis Alberto Michel Rodríguez, y el síndico, Juan Carlos Hernández Salazar. A finales del año pasado, el otro profe, no el de los dieces, si no Pablo Ruperto Gómez Andrade, había relevado al regidor chato, José Rodríguez González y hubo santa y paz. Ahora, la regidora Claudia Alejandra Íñiguez Rivera presentó el oficio con seis de las diez firmas, notificando ser la nueva coordinadora de la fracción. Que se arma la gorda. Por encima y por debajo de la meza, hubo jaloneos y zancadillas, manotazos y sombrerazos entre los morenos. Por incautos o ingenuos, por decirlo con decencia, algunos regidores se sintieron sorprendidos y dos o tres arrepentidos por haberle firmado el aval a la regidora. Como que no sabían que Claudia Íñiguez le reporta al diputado, Chema Martínez, y apuesta sus canicas al proyecto de la diputada local, Yussara Canales, adversaria de los michelboys, del profe Michel y de doña María de Jesús López Delgado, “Chuyita”. Y que, cómo no se contraponen los oficios, el leído por Sara Mosqueda con el de Claudia Íñiguez, los anteriores coordinadores, “el regidor chato” y Pablo Ruperto, firmaron los documentos. Del primero, dadas sus limitaciones, entendemos que se haya llevado por sus bajas pasiones, o por su vedetismo político, pero del otro profe, nos extraña. Sin embargo, para consuelo de todos, que la regidora Íñiguez aparenta meter al pleno del ayuntamiento a la diputada Yussara, es menos que un mero ilusionismo. La coordinación proviene de un acuerdo interno y significa cero atribuciones, no le otorga poder adicional, sus influencias irán de cero para abajo, su acaso un adorno personal. Y si a eso le agregamos que es cuestionada por quienes le firmaron el papelito, pues éste no le servirá ni de adorno de oficina.*******Bien, intentaremos precisar el origen los porqués del sainete de los regidores de Morena. Hace un año, Pablo Ruperto Gómez Andrade hizo el compromiso público de entregar la estafeta a una mujer. Días atrás coincidieron con eso en mente, Eva Griselda González Castellanos, el síndico, Juan Carlos Hernández Salazar, el aludido, Pablo Ruperto Gómez Andrade, el regidor chato, José Rodríguez González y la regidora Claudia Alejandra Íñiguez Rivera. El síndico Hernández Salazar propuso Christian Eduardo Alonso Robles, el sexto presente. Pablo Ruperto habló de su compromiso de dar la coordinación a una mujer. Entonces el propio sindico mencionó a Claudia Íñiguez. Así, como en un acto de arrebato político y de cuestionables pasiones firmaron el oficio. Sara Mosqueda Torres y la profesora María Elena Curiel Preciado protestaron. Al no haber propiamente una reunión, exigieron darle esa formalidad y Pablo Ruperto, también “el regidor chato”, estuvieron de acuerdo y hasta firmaron el documento que en el pleno de la sesión mensual le dio lectura Sara Mosqueda. Alegaron tener derecho a proponer que en una reunión de los diez regidores se vote por la coordinadora Naturalmente, tanto Sara Mosqueda como María Elena Curiel Preciado han dicho aspirar a dicho cargo. El escándalo surgió cuando Claudia Íñiguez se sintió “traicionada” (el entrecomillad es del autor) y poco le faltó para reclamarle al “regidor chato” y al otro profe la falta de pantalones.******* Les avisamos a nuestros dos o tres lectores que este espacio estará vacío lo que resta de diciembre y los primeros días de enero. Disfrutemos de un desmerecido descanso. A todos, felices fiestas de fin de año.