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Gerardo Sandoval Ortiz |

Con Lidia llegó el reclamo de la naturaleza a Puerto Vallarta

CONTEXTOS

 

Desde el fin de semana, se avisó de la amenaza del meteoro Lidia y se lanzaron las primeras advertencias. El fenómeno mostraba el probable rumbo alejándose de las costas mexicanas, sur de Sinaloa y norte de Nayarit. Pero de pronto hubo un inesperado giro y se advirtió que ahora se dirigía al centro de Nayarit y ye acercaba a Jalisco. En pocas horas alcanzó categorías, 1, 2, 3 y 4 y reajustó rumbos de tal forma que la tarde del martes tocó tierra en la playa Las Peñitas, Tomatlán, unos cuantos kilómetros al norte de Las Cruz de Loreto. “Lidia” ha sido noticia de toda la semana. A su fuerza debemos que ya en pleno fin de semana miles de sus y habitantes padecen escases de agua, cortes de energía eléctrica pero también, muchas familias, sufren la pérdida de parte de su patrimonio. No se ha contabilizado el número de viviendas que se quedaron sin techo. Las fuerzas de los vientos arrancaron árboles y en algunos casos ocasionaron daños a terceros. Nadie recuerda un huracán con la fuerza que descargó Lidia entre las siete y nueve de la noche del martes. Fueron dos horas de soportar potentes rachas de aire, la segunda cargada ya de agua. Un amigo del autor, narró haberse colgado de las láminas del techo de su vivienda en la colonia Niños Héroes con tal de detener su vuelo. Lo logró a medias. En la colonia Emiliano Zapata, ya en el centro de la ciudad, el camastro de un condominio voló hasta aterrizar en la azotea de un edificio de tres pisos. El ruido asustó a los inquilinos y cuando el camastro fue reclamado, el dueño del edificio reclamó daños del techo recién impermeabilizado. El asoleado amanecer del miércoles le regresó a los vallartenses la alegría por registrar daños moderados a sus bienes. En el transcurso ya del martes, se había difundido información de un catastrófico fenómeno, el primero que probablemente tocaría tierra directa a la bahía. Las alertas se encendieron ya entrado el lunes y como primeras acciones, no sin la tibieza de las autoridades local.es y estatales, apenas se ordenó suspender clases en el turno vespertino. Los centros escolares con normalidad por la mañana pero en una reunión del comité de contingencia se avisó que el meteoro venía directo a las costas del norte de Jalisco y se adoptaron las primeras acciones preventivas. Los padres de familia se apresuraron yendo a las escuelas por sus hijos. Al mediodía las avenidas del norte de Puerto Vallarta registraron embotellamientos de automotores. El último aviso de los servicios meteorológicos establecía halló que el viraje del huracán mantenía su rumbo errático, siempre rumbo al sur y al final, quedamos en la ruta de coletazo norte de Lidia. En Ixtapa, los vientos nos llegaron de la montaña, no de la bahía. Mas al sur del municipio, ahí por Playas Gemelas, un amigo en turno de trabajo, nos relataba que el cerro bufaba cuando de frente, desde la bahía, era golpeado por las fuertes rachas de viento. Eso parece ser indicativo que en el sur de Puerto Vallarta el aire los azotó por el oeste, desde el mar. Pero, como el infame Kenna, que un 22 de octubre de hace 21 años, trajo oleajes que semi destrozaron propiedades frente a playas y malecón, las pérdidas de Lidia parecen tener la manufactura de la tromba de agua que cayó en el centro de la ciudad. En las primeras horas de la tarde desde la zona norte se observó el amenazante cielo negro sobre el centro y sur urbano. En cuestión de una o dos horas el agua lleno ríos, arroyos y canales, que en algunos sitios se desbordaron. Como pocas veces, los vallartenses pudieron atestiguar la fuerza del agua que sobre las encementadas avenidas arrastrando y volcando vehículos. Ha sido imposible escatimar los daños que en el destino se le endilgan a “Lidia” y a la tromba que le antecedió. No se puede porque nadie ha levantado un censo confiable sobre afectados y afectaciones. Además, ello resulta imposible porque hasta la mañana de este viernes, algunas familias tenían temor a perder sus viviendas construidas en las márgenes de los afluentes desbordados. Frente a los desastres ocasionados por la naturaleza, es común que quienes sufren algún tipo de perdidas, a veces humanas, las más materiales, descarguen la ira en quienes creen responsables de su tragedia. A ellos, la autoridad en turno suele responderles al menos con su solidaria presencia. Bajo esos argumentos se elevan gritos al cielo avisando del descontento de las familias que sufrieron pérdidas de sus bienes más apreciados. A veces, la apatía de nuestras autoridades lleva a tomar forma de brotes de descontentos sociales. Un amigo y lector nos preguntaba porque carajos la ciudad se inundó el jueves, si en los momentos de apremio logró resistir los embates de un potente huracán. Luego de un intercambio de opiniones, dejó de objetar y medio aceptar una razonable conclusión: No es tanto por la debilidad de vientos y agua de “Lidia”, sino por “algo” de lo que todos somos culpables, sean unos por corrupción, otros por comisión y los menos por omisión, apatía o indolencia. Y entre los últimos, estamos los ciudadanos apáticos, los nque preferimos dejar en manos de funcionarios de cuestionable honestidad autorizar el desordenado crecimiento urbano. Como resultado, tenemos un destino turístico vendido como de primer mundo. El huracán y la tromba han evidenciado y mostrado al mundo un Puerto Vallarta tan frágil que una tromba lo desconecta con el exterior. Tres días después, había amplias zonas de la ciudad sin energía eléctrica, sin agua, sin servicios de internet. Por dar un ejemplo, el Centro Universitario de la Costa, como muchas otras escuelas, avisaron a sus alumnos que viernes sábados tampoco había clases. La noche del jueves, aunque suene a una exageración, medio Ixtapa volvió a quedarse en tinieblas. Otra vez fueron 12 horas sin luz. Dos semanas atrás, a la CFE le llevó 11 horas en responder a los llamados de urgencia por una falla del mismo tipo. Un servicio de tan baja calidad no corresponde al de un destino turístico de primer mundo ni una empresa que ocupe 12 horas en responder el llamado de sus clientes es merecedora de monopolizar un servicio de primera necesidad. No hay forma de entender la necedad del gobierno federal por abrirse a la inversión de las llamadas energías limpias y competir con la iniciativa privada. Bueno, hay un argumento, dado la calidad del servicio de la CFE es incapaz de competir en un mercado libre. Puntualicemos en el tema de la caótica urbanización de la ciudad. Es cierto y real la sospechosa permisibilidad de nuestros funcionarios en el área de la planeación urbana. A ello se la añade a frenética voracidad de los inversionistas inmobiliarios y como resultado, todos en su conjunto, han construido una ciudad vulnerable a fenómenos naturaleza previsibles con muchos días de anticipación. Bien podemos prepararnos para reducir al mínimo los estragos de la naturaleza. El agua es tan apreciado en otras latitudes del país y del mundo, deseosos por el líquido vital que no repararán en gastar para conservar y administrar lo que les cae del cielo. Como no hay agua en sus cielos, están imposibilitados de captar ese regalo. Se han de lamentar que por ríos, arroyos y canales, se desperdicie del agua y que en sus violentas y salvajes corrientes cause tantos prejuicios a los habitantes. Tal ves sea el momento de pensar en invertir en obras innovadoras para controlar el agua, “administrarla” y solventar la crisis de escases del vital líquido que se sufre en algunas colonias de la ciudad. Es invertir. No es gastar. Es captar el agua, conservarle y obsequiarla a cientos, quizá miles de familia que en nuestros tiempos no tienen acceso al agua.

 

Revolcadero

 

En razón de haber sido la zona cero, los habitantes de Tomatlán son los que sufrieron los daños más severos y en una primera evaluación se ha tomado nota de un registro próximo a dos mil viviendas afectadas. Es el primer conteo del alcalde Daniel Rui< Benavides dada a la prensa de Guadalajara. Hay cuantiosos daños estructurales y techos también en 16 escuelas e incalculables de daños en la agricultura pues el agua anegó unas mil hectáreas y se perdieron los cultivos. Las rachas de aire desprendieron techos de las casas y falta mucho por censar. El alcalde enumeró las siguientes comunidades: El Cabral, El Pocho, San Rafael, Valle de Majagua, La Cumbre, El Coco, La Pintada, El Tequesquite, Pino Suárez, El Gargantillo y Cruz de Loreto, como las más afectadas y pues es la zona donde Lidia tocó tierra. Poco a poco se normaliza la situación y sus comunidades solucionan el problema de la incomunicación. Los trabajos de la maquinaria pesada trabajan horas extras en rehabilitar, eliminar derrumbes y limpiar de árboles caídos los caminos y carreteras. El gobierno municipal está entretenido levantando el censo de afectados para solicitar la declaratoria de emergencia para el municipio.*******Solo por comparar daños. El titular de Protección Civil municipal, Gerardo Alonzo Castillón calculó en 200 las viviendas dañadas por el huracán Lidia. Se trata de casas con techo de teja y lámina de asbesto que no resistieron a los embates de los vientos. En otros casos, hubo propiedades a las que el río les arrebató parte de sus patios y redujo sus propiedades. Sin embargo, cuando rindió ese reporte, había varias viviendas de algunas colonias de El Pitillal en riesgo de colapsar debido a que la crecida y corrientes habían atacado los cimientos de sus construcciones. Quizás el daño más sentido fue la caída de gigantescas piedras en el kilómetro 12.5 de la carretera 200, entre Mismaloya y Boca de Mismaloya, a la altura del edificio Blue Horizont. Para retirar las piedras y liberar el paso carretero bloqueado por más de 24 horas se usó dinamitales.****** El gobierno municipal de Bahía de Banderas que preside Mirtha Ileana Villalvazo Amaya se tomó muy en serio las alertas emitidas por el huracán Lidia. Habían previsto inclusive cortar el suministro de agua pero al retirarse el meteoro al sur resultó generoso con la Riviera Nayarit y los habitantes de sus comunidades. No padecieron de cortes en sus servicios como luz eléctrica y las comunicaciones como teléfono, internet, redes sociales quedaron intactos. Apenas una quinta parte los usuarios de los pozos profundos padecieron falta de agua por menos de un día. La tromba que la tarde del jueves azotó Puerto Vallarta no alcanzó los poblados de Bahía de Banderas. Sin embargo, en la zona de Punta Mita se registró una de las tres víctimas reportadas como fallecidas hasta el jueves. Un hombre vecino de La Cruz de Huanacaxtle viajaba en su vehículo y en medio del meteoro perdió el control y la unidad le cayó encima