Tamaño de texto


Gerardo Sandoval Ortiz |

Castro Almaguer el «patrocinador» del informe del Verde para impulsar candidatura de su hija

CONTEXTOS

Gerardo Sandoval Ortiz

 

 

El informe que el pasado sábado presentaron los regidores del Partido Verde Ecologista, Luis Munguía y Carla Castro  en el domo de Ixtapa, no se trató de una ocurrencia. Por largas semanas, Juan Carlos Castro Almaguer insistió en organizar el acto y se salió con la suya al ofrecer financiamiento total bajo condición de convertir el informe edilicio en la presentación estelar de su hija regidora.

Entre los notables de la dirigencia local del PVEM, tanta insistencia del empresario causó ciertos disgustos sobre todo cuando trascendió del interés de Castro Almaguer en pagar la organización de un evento cuyo fin primero era promover a su hija la regidora Carla Helena Castro López para una futura candidatura.

Con el visto bueno del regidor Munguía González, a la postre dirigente estatal del partido, sobre todo porque él un peso, solo su presencia y aval, desde la primera discusión del tema se propuso llevar el informe al domo de Ixtapa.

El padre de la regidora y “padrino” de Munguía y del PVEM, en su calidad de coordinador de la campaña pasada había designado a Carla Castro responsable de coordinador la campaña en la zona de Ixtapa. Sin embargo, fue en las casillas de Ixtapa donde Munguía obtuvo las peores derrotas en la elección de junio del año pasado, muy debajo de Luis Michel y de Lupita Guerrero. El PVEN ganó un seccional  allá por Las Palmas, lejos de la influencia de la regidora Castro López.

Con ese antecedente, en las reuniones del comité que preside Carlos Murguía Cibrián, consideraron riesgos de no poder llenar el domo y recomendaron otra sede. Sin embargo, una y otra vez desecharon la contrapropuesta.

Castro Almaguer, procedente de Tepic se estableció en Puerto Vallarta hace poco más de dos décadas. Luego de abrir un pequeño negocio de venta de bebidas preparadas en las inmediaciones del malecón de acercó al PRI y se abrió espacios en el equipo compacto de Gustavo González Villaseñor. Cuando éste llegó a la alcaldía en 2003, designó a Juan Carlos Castro director de Desarrollo Social, dependencia que hizo su plataforma para lanzarse en pos de la candidatura a la alcaldía. Eso provocó quebró al grupo político y solo pudo simular unidad cuando Castro Almaguer declinó en favor de Andrés González Palomera, quien con toda la estructura del gobierno municipal fue vencido por Javier Bravo Carbajal.

Hoy, Castro Almaguer, presume su experiencia de alquimista electoral y con aportaciones extraordinaria intenta colocar a su hija la regidora como una opción ganadora en el PVEM. Los recursos que aporta convencen a Munguía quien con singular alegría amenizó el evento del sábado.

El “padrino” fue de la idea de incluir en el programa al amigo Juan Carlos Vázquez y espectáculo del “payaso Papo”. En aquella demarcación semi rural no hay mimo capaz de competir en popularidad y arrastre al “Papos” y apenas abrió el telón armó el ambiente entre la chiquillera pero también en adolescentes y adultos.

En esos primeros minutos se pudo observar, sillas vacías y muchos espacios en el graderío. Los organizadores rentaron 300 sillas. A ojo de buen cubero, un primer cálculo arrojaba unos 700 asistentes. Cualquier vecino pudo apreciar que la mayoría de los rostros no eran ixtapenses ni avecindados. Las imágenes son indicativos de que se trataba de seguidores, militantes o simpatizantes del partido, amigos o familiares de Munguía y de la regidora, que hicieron el viaje para estar en el informe.

Otra observación nos indica una aceptable presencia de niños y sus familias, todos de buen humor por la excelente participación del amigo Juan Carlos. El mejor momento, sobre todo cuando se observó mayor asistencia, coincidió cuando tomó el micrófono Munguía.

Los seguidores de Munguía han hecho un primer esfuerzo por colocar a Munguía en posición de ser el único capaz de vencer a los morenos en las elecciones de 2024. El informe de Ixtapa, mas bien deja muchas dudas de si el también dirigente estatal del PVEM ha logrado sumar simpatías, apoyos y liderazgos en su partido y entre los vallartenses.

Munguía no parece darse cuenta de ser asediado desde adentro de su nuevo partido pues justamente la regidora Castro López se propone estar el vacío que puede dejar Munguía.

Los amigos del regidor intentan hacer creer que Munguía desde la dirigencia estatal del partido tiene poder reactivar la alianza electoral con Morena exigir a cambio uno de los dos espacios en la fórmula para el Senado de la República. Si la jugada no cuaja, queda la opción de alguna candidatura plurinominal. Este escenario, ha sido observado por el dirigente local, Carlitos Murguía, quien se prepara para ser el candidato emergente si Munguía la pega con la alianza con Morena.

Luis Munguía es ahora mismo regidor por segunda ocasión, un cargo que ya desempeñó en el trienio 2012-2015, cuando fue el regidor de mayor confianza de Ramón “el mochilas” Guerrero Martínez. Su último plan, es regresar a Puerto Vallarta y competir otra vez por la alcaldía para hilar su tercera regiduría.

Ejemplo del “aspiracionista” que tanto dice detestar Andrés Manuel López Obrador, lo curioso es que desde adentro de su partido le pueden asestar una zancadilla que lo haga caer y anulado, ser hecho a un lado. Uno de los que conspiran en su contra y está dispuesto a orquestar la “operación zopilote” es precisamente el es compadre y ex socio de Gustavo González Villaseñor.

 

Revolcadero

 

Pues buen, este domingo 27 se realizó en la capital del país la que algunos han dado en llamar “la contramarcha” de Andrés Manuel López Obrador. Nuestro presidente, no solo es “el rey del cash”, sino también el amo y señor de las marchas callejeras en todo el país. Desde el primer día que habló de salir a marchar por reforma, se sabía que serían cientos de miles los que procedentes de todos los rincones del país asistirían. Si era capaz de llenar el zócalo desde que era opositor, estaba cincho que ahora rompería todos los récords de asistencia. Hubo un momento, a media marcha que fue captado por la cámara de una televisora privada atorado entre los asistentes con una cara de alta preocupación. En esos momentos le era imposible avanzar un paso. Pensamos que Amlo estaba arrepentido de su convocatoria nacional y que en cualquier momento abandonaría la marcha. El canal de Milenio insinuó que su equipo intentaba sacarlo de la muchedumbre y llevarlo en su famoso Jetta al zócalo. ******* Previo a la marcha hubo muchos testimonios que apuntan a que la contramarcha fue un acto de estado, una movilización nacional en la que intervino todo el aparato gubernamental, el gabinete federal, gobernadores, senadores, diputados federales y locales, alcaldes y regidores, y funcionario de todos los niveles. Con semejantes respaldos, no fue problema reunir fondos sino lograr autobuses para el traslado de los matraqueros. No deja de ser curioso que cuando la marcha en defensa del INE, la de dos semanas antes, López Obrador descalificó, insultó, desacreditó -por decirlo con cierta elegancia- la movilización y recriminó lo que llamó “acarreos”. Para mover esos cientos de miles, un millón 200 mil almas, según la jefa de gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, solo se necesitó amenazar a funcionarios y becarios de los programas sociales y obligar a funcionarios de gobiernos morenos cumplir la cuota  mínima de “invitados” y atiborrar autobuses asignados. Algunos “invitados”, fueron bien remunerados, 300 pesos por cada día de viaje, hospedaje y alimentos, todos los viáticos asegurados. ******* Nos llamó la atención una eufórica expresión replicada en algunos medios públicos, los del sistema público, qua catalogaron como la movilización de la izquierda más grande de México. Fue tal como aceptar que la marcha de Amlo fue en realidad una marcha política, no una expresión para celebrar el cuarto año del sexenio. En sus mañaneras, ese fue el argumento de Amlo, invitar a una marcha festiva por el cuarto año de su gestión, un acto de gobierno. El ejecutivo federal negó una y otra vez organizar un acto político, partidista, tampoco una movilización de la izquierda mexicana. Pero bueno, al final, no pasa nada. La marcha fue un acto de los que vemos todos los días en las calles de la capital del país, organizada por un gobierno que juró y jura no ser como los de antes. No son como los de antes pero sus acciones reflejan mucha necedad de hacer lo mismo.