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Gerardo Sandoval Ortiz |

Bajo el control de la Marina en la seguridad en Puerto Vallarta y la militarización del país

CONTEXTOS

Gerardo Sandoval Ortiz

 

 

Mientras caía la noche de un día normal, semanas atrás, un osado motociclista aceleró y rebasó a una patrulla de los Secretaría de Marina que circulaba por calles de Ixtapa sobre la carretera estatal 544. Con gritos amenazantes lo obligaron a detener su marcha y descargaron su furia con el folclórico castellano que distingue a las fuerzas armadas ancladas en el puerto.

Registramos aquel momento días antes de que la Marina asumiera los mandos de la Policía Municipal de Tránsito.. Sin hubo algún convenio para ceder la comandancia de la Comisaría, nunca se ha dado a conocer pormenores.

La Armada de México, con sus poco más de 75 mil marinos, es uno de los tres componentes que integran las Fuerzas Armadas de nuestro país, junto al Ejército Mexicano (227, 304 soldados) y la Fuerza Aérea Mexicana (30 mil 516 oficiales).

Todos juntos son lo que años atrás le dieron forma al “gobierno” represor y opresor, los que aplicaban la “ley fuga” y progresó con la mítica frase del “mátalos en caliente”, tantas veces citadas en “las mañaneras” desde el Palacio de Gobierno.

De esta fuerza militar se nutrió la Guardia Nacional creada en el primer año del gobierno de Andrés Manuel López Obrador para desaparecer por corrupta -dijo- a la Policía Federal, creada por su odiado Felipe Calderón.

Bien, a inicios de la última semana, López Obrador reactivó el debate con su iniciativa de quitar el mando de la Guardia Nacional a la Secretaría de Seguridad Pública y transferir su mando a la Secretaría de Defensa Nacional. Ello implicaría, militarizar la seguridad pública y se violará la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, dicen los constitucionalistas y lo comparten los opositores al régimen de la 4t.

Dejemos de lado por ahora la controversia y revisemos algunos relatos, historias que pudieran repetirse con la militarización de nuestra policía preventiva.

Un día, hace ya años, un vecino trajo de la frontera un potente rifle de alto calibraje. Lejos de la población lo accionaron con tan mala suerte que el suceso fue del conocimiento de la policía municipal, estatal y ejército. En los siguientes días persiguieron hasta dar con aquel grupo de cuatro amigos. Todos recibieron severas golpizas y uno de ellos murió por la misma causa. La familia de otro, vendió camionetas y un tractor John Deere y solo así pudo salir del reclusorio “Venustiano Carranza”. El ejército amenazaba con fincarles delitos como la de ser parte de un grupo subversivo que intentaba desestabilizar al gobierno.

Un viernes por la tarde, una patrulla de marinos enfilaba a las marismas del norte de Nayarit comisionada para impedir el saqueo de larvas de camarón, una práctica común por ser medio de subsistir de muchas familias previo al fin del ciclo de la veda del crustáceo. A su paso por las calles de un  caserío costero, un estudiante de ingeniería pesquera, saludó a un oficial con la mano en alto. Alguien ordenó un alto inmediato al camión de campaña y desde lo más alto  saltaron los marinos para en tierra tomar posición.

La acusación al universitario era más grave, pero carecían de evidencias. Uno marino sostenía que hubo mentadas y la seña no menos grosera seña de levantar el dedo mayor de la mano. Hubo necesidad de llamar a un oficial de mando de la Zona Naval Militar de San Blas, el paisano que salvó al universitario con suerte. Dos o tres semanas después, la reiteración de los abusos contra la misma comunidad provocó cerrar el paso a los marinos, retenerlos un día, y arrebatarles enseres de pesca. En la rebatinga estaba el estudiante.

Mas reciente es la lección de un chamaco adolescente que de su ranchería salió a un pueblo vecino en motocicleta para por su hermana Daniela, estudiante de telesecundaria, que esperaba en casa de familiares. Salió de casa y no pasaba ni dos minutos cuando entró al corral acelerando. “El güerejo” estaba asustado por haber visto a los marinos. Se refugió en casa con todo y moto. Los marinos notaron su nerviosismo y fueron a buscarlo. Preguntaron en la casa indicada, pero lo negaron. Una estudiante universitaria alegó derechos en defensa. Se marcharon, pero no pasaron muchos minutos que regresaron para insistir. Proliferaron las amenazas, intimidaciones hasta negociar el ingreso. Ahí estaban aquellos niños asustados. Una llamada a distancia convenció a los oficiales de la armada desistir de peores tentaciones.

Recientes es la incursión de otra patrulla de marinos en comunidades de Cabo Corrientes. La defensora de derechos humanos, María Nicolasa García Reynoso, nos facilitó un grueso expediente de los relatos por las vejaciones, abusos, atropellos cometidos contra uno o dos estudiantes. Las fotografías permitían observar cuerpos juveniles lacerados.  Cuando leímos, en los primeros meses de 2018, la Marina se proponía a reconocer la culpabilidad de sus elementos. Por razón esgrimieron que batían los poblados persiguiendo a un afamado capo regional nativo de esas rancherías. (Cualquiera de nuestros lectores podrá revisar su archivo personal y releer la historia completa publicada en este espacio).

Iniciamos con el breve relato para mostrar la virulencia con la que suelen actuar personal de la Guardia Nacional pero entrelazamos historias donde actuaron soldados y marinos. López Obrador ha dicho detestar al régimen del periodo del “mátalos en caliente”, sin distinguir con claridad a quienes se refiere. Los soldados, también los marinos, reencarnaron a esas siniestras fuerzas represoras tantas veces invocadas por Amlo. En las fuerzas armadas se incubaron quienes le dieron forma y cuerpo a la Guardia Nacional, de creación pura del ejecutivo federal. Basta con revisar la trayectoria de su comandante, el general de brigada, Luis Rodríguez Bucio, su paso por el batallón de Badiraguato y por la comandancia del Segundo Batallón de Fuerzas Especiales.

 

Revolcadero

 

Desde el inicio de su gobierno, Andrés Manuel López Obrador intentaba convencer de las bondades de crear su Guardia Nacional, tomando soldados y marinos, y desaparecer la Policía Federal creada en los tiempos de Felipe Calderón. En sus tres campañas presidenciales, desde 2006 hasta 2018 cuestionó sacar de sus cuarteles a los militares y mandarlos a la fuera contra los varones de las derogas. Ahora cree que es imprescindible mantener al ejército en las calles y colocar a la milicia en los mandos de la Guardia Nacional, la responsable de la seguridad en el país. En marzo de 2019 se reformó en varias fracciones del artículo 21 de la Constitución Política. Amlo se había mostrado tibio y no se atrevió cometió incluir en su iniciativa militarizar constitucionalmente su policía. Dice el artículo 21: “La investigación de los delitos corresponde al Ministerio Público y a las policías, las cuales actuarán bajo la conducción y mando de aquél en el ejercicio de esta función. (…) Las instituciones de seguridad pública, incluyendo la Guardia Nacional, serán de carácter civil, disciplinado y profesional. El Ministerio Público y las instituciones policiales de los tres órdenes de gobierno deberán coordinarse entre sí para cumplir los fines de la seguridad pública y conformarán el Sistema Nacional de Seguridad Pública…”. A la letra, eso dice nuestra Carta Magna. Si Amlo quiere darle vuelta a la Constitución y gobernar con decretos, allá él.******* A inicios de la semana pasada, el martes 9 para ser preciso, supimos de la desaparición del ex regidor en Bahía de Bandera, Víctor Manuel Percastre Mendoza, un hermano del ingeniero, Gabriel Percastre, jefe del relleno sanitario El Gavilán en el gobierno municipal de Arturo Dávalos. La familia denunció su desaparición desde el viernes 5 de agosto, hace casi dos semanas y como dato relevante decían tener informes de que la última ves que lo vieron fue en Nuevo Vallarta. Su caso trascendió a la opinión pública cuando la Fiscalía de Justicia de Nayarit recurrió al apoyo ciudadano y difundió su cédula de búsqueda para dar con su paradero. Ya entrada tarde del martes, un amigo ixtapense nos comentó del hallazgo de un desconocido por los rumbos del Arroyo Santo Domingo, atrás del panteón de Ixtapa. El comentario fue breve, que aparentemente tenía varios días de muerto y tenía las manos amarradas. Ya el miércoles el proceso de identificación arrojó que el cuerpo hallado del lado del Jalisco era el de Víctor Manuel Percastre.******* Esta semana, por conducto de Rubén Gómez Bernal nos enteramos que don Rafael Yerena Zambrano ha hecho público su retiro de la Federación de Trabajadores de Jalisco, la FTJ-CTM, y que en una asamblea estatal a celebrarse el 10 de septiembre, muy al estilo cetemista, se ratificará la entronización del amigo Juan Huerta Pérez, “Juanito” para los amigos. Lejos ha llegado aquel “Juanito” que por unos dos años fue el jefe de Vivienda Municipal, que por único trabajo tenía “administrar” el fraccionamiento Los Tamarindos de Ixtapa, construido con financiamiento del Fondo Nacional de Habitaciones Populares, el Fonhapo, causa tantos dolores de cabeza causó a varios presidentes municipales, más a Efrén Calderón Arias. Su despegue arrancó cuando Yerena Zambrano protesto como presidente municipal interino y lo llamó a ser su secretario particular y desde que en abril de 1995 entregaron la administración, el jerarca obrero ya no lo soltó.