CONTEXTOS
En cuatro distintos momentos, ya presidente en funciones, presidente electo, candidato en campaña y como precandidato, Andrés Manuel López Obrador, repitió su frase favorita: “no les voy a fallar”. Se dirigía a sus aliados, seguidores y votantes. Al resto de los mexicanos, a unos no convence y a otros ha defraudado.
Este domingo primer de diciembre se cumple un año de la toma de ser ungido López Obrador presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos. Es el presidente de las frases campiranas, coloquialismo y regionalismos, usualmente dichas en punzante tono y destinadas a quienes consideran sus “enemigos”, “la derecha”, “los conservadores”, “neoliberales”, “prianistas”, “los corruptos”. Con ese implacable método retórico conserva intacto la lealtad de su base social.
Con cierta regularidad nos preguntan opinar de López Obrador y su gobierno. Loable es haberse propuesto combatir la corrupción y con frecuencia en sus mañaneras cita su misión. Presume estar en su fase de construir los cimientos para extirpar ese mal ancestral de políticos y funcionarios. Pero, mientras da un paso adelante, equipo da otro hacia atrás y pone en duda si al final será exitosa su gestión.
El equipo de trabajo de López Obrador no da muestras de perseguir la corrupción, al menos no si se trata de un funcionario de su gobierno. Apuntaron baterías contra Carlos Lomelí Bolaños hasta echarlo de la superdelegación estatal y han perseguido a Rosario Robles pero cerraron ojos a la riqueza y bienes acumulada por Manuel Bartlett Díaz.
En una de sus últimas mañaneras el presidente de la nación citó cuatro problemas que le saltaron en este primer año. De alguna forma, todos están vinculados con la inseguridad que aterra en muchos rincones del país, estados y municipios y también a generalotes, almirantes y su “gabinete” de Seguridad. Así se entiende la orden de liberar al ahora famoso Ovidio Guzmán, semanas atrás en Culiacán. Fue una “guerra” breve que aterró a los militares y mandos civiles y al mismísimo comandante supremo de las fuerzas armadas. De ahí la salomónica decisión de renunciar a su responsabilidad constitucional de salvaguardar la seguridad de los mexicanos, en esta caso de habitantes de Culiacán ante el poderío de los malosos.
Bien, a juicio de la mayoría de los mexicanos, expresiones obtenidas de encuestas y sondeos de opinión, la inseguridad es el peor de los azotes que amenaza a los mexicanos. A la víspera de su primero de seis años, consiguió crear la Guardia Nacional. Cuando habló por primera vez de dicho cuerpo de seguridad, en diciembre de 2017 y en calidad de precandidato presidencial afirmó que ese sería su arma para combatir a la delincuencia organizada, a los grandes carteles del narcotráfico. Planeaba diseñar un mando único y que él como presidente de la república sería el comandante supremo de las corporaciones con la intención de evitar que los encargados de estas labores en la Secretaría de la Defensa Nacional, de Marina y de Seguridad Pública “actúen por su cuenta”.
Decía hace dos años: “Asumiré la responsabilidad de atender de manera personal el grave problema de la inseguridad y la violencia (…) No voy a delegar este asunto”. Si se apeló a este principio, habría sido López Obrador quien ordenó liberar al hijo de Joaquín “el chapo” Guzmán.
Desde hace dos años tenía afinado su propuesta de reunirse diario por las mañanas con su equipo de seguridad y dar seguimiento a los problemas. Si consideramos que ejerce sobre todos sus subordinados un mando con los principios del patriarcado del porfirismo, se advierte que nada escapa de su control y se entera de problemas que elude escudado en la mentira.
En campaña conservó inamovible su antología de propuesta pero dio un inesperado extraño giro al incorporar la extraña propuesta de “amnistía y desarme” para los varones de las drogas y liberar a presos políticos. Ya prometió liberar al ex gobernador de Quintana Roo, Mario Villanueva Madrid, encarcelado por delitos de delincuencia organizada.
La apuesta de la Guardia Nacional no parece funcionar. Las matanzas ocurren una semana sí y otra también por todo el territorio nacional. Mataron a 14 policías estatales en Michoacán, entidad que registra cotidianos asesinatos en masa. En Guerrero no está mejor la situación. En Veracruz corren ríos de sangre. En Jalisco calles y plazas se riegan de ejecutados y todos los días aparecen narcofosas y se descubren cuerpos por decenas.
A principios de este mes, atacaron a mujeres y niños, de la familia LeBaron en lo alto de la sierra de Sonora. Este fue otro de las crisis confesadas por López Obrador por haberle creado de carambola un problema con el gobierno del vecino Estados Unidos.
La tragedia de los LeBarón exhibió lo ruin de que son capaces una de las burbujas de seguidores de López Obrador al acusar de apátridas a esa familia de mormones. El cura Solalinde, exhibió su bajeza exigiéndoles decir “están con México o están en contra de México.
El cura Solalinde pareciera promover el regreso de la oscuros tiempos de la Santa Inquisición, con la salvedad de no ofrecer su Santo a la Iglesia sino a su divino dios encarnado en Santo Amlo. Ese es otro de los malos que brotan en la era de los morenos, la de revivir las centenarias guerras de castas y traer a la actualidad el afán de los juicios de la inquisición, erigiéndose naturalmente ellos como los santos jueces. Si Benito Juárez con sus Leyes de Reforma separó la iglesia del estado, quienes se autoproclaman juaristas y se proponen emular la reforma juarista con su 4t, en realidad caminan en sentido contrario.
La economía no marcha bien y los especialistas no son optimistas. Esta semana se anunció un paquete de obras por 859 mil millones de pesos, inversión de la iniciativa privada. Antes de protestar en su cargo, López Orador decidió cancelar el aeropuerto de la Ciudad de México y enfrió su relación con los hombres del dinero. A lo largo del año, las veces que se han reunido se han pelado el diente, intercambiado abrazos y prometido invertir pero ni uno ni el otro gasta dinero. Si nadie invierte, no hay crecimiento y en consecuencia, aparece la recesión, el cero crecimiento económico. Pero bueno, ya se comprometieron otra vez a invertir.
Ha sido errática la conducción del país. Ocultaron dinero para invertir en obra y también en medicina. Un sector de mexicanos cuestiona la decisión de alojar y dar asilo político al ex presidente de Bolivia Evo Morales. Desaparecieron las estancias infantiles. El combate contra el huachicoleo no arroja resultados óptimos. Apostaron por construir una costosa refinería en el estado natal del presidente y el “Tren Maya” desoyendo quejas de atentar contra el medio ambiente y despojar de presupuesto a otras regiones del país. Se retiró el apoyo a los destinos turísticos al desaparecer el Consejo de Promoción Turística.
La 4T fracasó en reducir el salario “a los de arriba” y subir la quincena a los de abajo. Que por “error”, se elevó en un 50 por ciento el aguinaldo a los diputados federales. En un año, no se redujo los emolumentos a los legisladores. La promesa fue “bajar” el sueldo a los de arriba y los legisladores es una clase de arriba. Los salarios a los de abajo, servidores públicos como solados, marinos, médicos, enfermeros, maestros, no lo presumen. Al contrario, de vez en ves se organizan para defenderse sus derechos, despidos y carencia de prestaciones del estado.
Si se pone en entredicho el resultado de la lucha contra la inseguridad y contra la corrupción, cabe esperar noticias positivas en la lucha contra la pobreza ya desigualdad. No se han creado empleos como lo deseado. Decretó el fin de la Reforma Educativa para granjearse el apoyo del ala radical del magisterio, la CNTE, y no se cumple con dar beca mensual a todos los estudiantes de prepa o nivel medio superior. El plan de modernizar y construir nuevas refinarías, y de extraer gas, también la reforma energética, va lento y se suma un año perdido.
Pero bueno, mucho hará López Obrador si es capaz de construir y heredar bases y cimientos para frenar la corrupción en los más altos niveles del gobierno federal. Con ese logro, hasta el más escépticos se darán por satisfecho; lo de menos es su alianza con la vilipendiada mafia del poder. Ojalá no se canse el ganso en su intento.
Revolcadero
El dramático caso de la familia LeBaron y la vergonzosa campaña de que son objetico por fanáticos de la 4t nos hizo recordar una plática de tres hermanos amigos del autor. En la charla hacina un recuento anecdotario de sus viajes a Estados Unidos cuando aquello programa bracero. En uno de esos viajes, uno le dijo al otro: “Mira, Martín, los gringos de apoderaron de las mejores tierras de México”. Martín le corrigió con una breve explicación histórica. Cuando los estadunidenses llegaron al sur de California, Arizona, Texas, Nuevo México, las tierras eran inhóspitas, desérticas. México, los mexicanos despreciaron esas regiones pues más al sur, en el México de hoy, el clima era mes bondadoso, y el agua era abundante. El sur actual de estados Unidos era el infierno. La fiebre del oro, el éxodo de los gabachos del este al oeste bronco, sus desiertos y montañas a mediados del siglo antepasado fue el inicio de la bonanza en esa región de lo que fue el norte de México. Técnicamente los gringos le arrebataron esas tierras a México. En realidad, los mexicanos jamás se interesaron por habitar esas regiones. Los mormones emprendieron su propia conquista en lo más alto de las montañas de Sonora y Chihuahua y ahí le dieron forma a su edén. Si no todos, la mayoría son mexicanos, trabajadores, emprendedores y como en muchas familias tal vez se criaron en esa raza de piel blanca algún mal hombre. Bajo razonamientos políticos se escuchan expresiones que denotan vileza y bajeza humana ante una la justa demanda de pedir justicia por la pérdida de niños y mujeres. Es como renunciar al derecho de pedir justicia cuando se asesine a un mexicano de paso en Estados Unidos o en cualquier otro país. Los LeBaron son mexicanos con doble nacionalidad, con derechos en los dos países.******El amigo Carlos Hernández Rodríguez nos invita su negocio de hamburguesas allá por la calle Benemérito de los Américas, en el número 125, de la colonia La Vena. Apenas cumplió un mes de poner en operación su negocio. Que son las mejores hamburguesas. Como punto de referencia nos dicho que se halla atrás del negocio de las motocicletas Honda y contiguo al puesto de tacos al pastor Sahuayo, en los locales del mercadito de la Francisco Villa. Carlitos es uno de nuestros más fieles lectores y nos ha pedido una revolcadita y con gusto se la concedemos. Que está dispuesto a pagar el espacio pero por tratarse de una petición en los últimos diez años, le damos su cortesía.***** En la posada de funcionarios municipales ofrecieron a las familias y niños del fraccionamiento Los Tamarindos en Ixtapa nos llamó la atención ver al ex delegado municipal, Víctor Manuel Aréchiga. Sí, se trata del mismo conocido por su apodo “el cachis”. En otros tiempos estaría ayudando con todo a Luis Munguía por ser identificado al lado de Ramón Guerrero Martínez. Pero no, ahora apoya a Víctor Bernal Vargas. Munguía y Bernal disputan la candidatura del Movimiento Ciudadano a la presidencia municipal. “El cachis” puso distancia de “el mochilas” porque éste no le cumplió el compromiso de hacerlo regidor. Si “el mochilas” no era el candidato, le dijeron que de todas formas iría en la planilla de Arturo Dávalos. Se decepcionó de Ramón Guerrero y de Luis Munguía porque ninguno lo propuso y prefirieron a las juanitas” Cuquita Pulido, María Inés Díaz Romero y Alicia Briones.