CONTEXTOS
Gerardo Sandoval Ortiz
En la administración del priista Salvador González Reséndiz (2010-2012), Alfonso Alcántara Cárdenas, fue jefe del relleno sanitario y en algún momento supervisor de intendencia en la dirección de Inmuebles e Intendencia, de la que hoy es director “encargado de despacho”. De aquel su primer empleo, con el cambio de administración fue despedido y demandó al municipio.
En este primer mes de la administración de Luis Alberto Michel Rodríguez “el lic” Alfonso Alcántara destaca por encima de todos los “encargados de despacho” por un logro: poner en su contra de los 160 empleados de dicha dirección.
La trayectoria y pública de Alcántara Cárdenas se limita a sus años presentados en la última administración municipal priista, la de Chavita González Reséndiz. Fue parte del staff que dirigió el regidor en el último trienio, Roberto González Gutiérrez. El maestro, Roberto, recordemos, fue candidato del PRI a la alcaldía en la elección de 2015, luego saltó a Morena, registró una breve incursión en el PVEM, y acabó siendo candidato a diputado federal por el Partido Encuentro Solidario.
Parece ser que Alfonso Alcántara Cárdenas le tomó cariño a la nómina municipal. Como empleado de confianza y no de confianza, al concluir la administración priista, podía resignarse a dar las gracias y permitir a Ramón Guerrero Martínez estructurar su equipo de trabajo pero optó por interponer un recurso contra la “despido injustificado”.
Se puede debatir, si el funcionario de Luis Michel cae o no en el supuesto de incurrir en el campo de las ilegalidades pero en principio nadie podrá refutar que al aceptar contratarse para trabajar en una empresa, como lo es la administración municipal, contra la que tiene un laudo laboral, el funcionario de la 4t comete un acto inmoral.
Pero eso de la moral no va más allá de ser una disciplina filosófica que examina comportamientos y conductas de las personas, costumbres y normas, malas y buenas.
Para desistir de su demanda laboral, el funcionario moreno exigía un pago de 600 mil pesos. Funcionarios de la administración pasada, le ofrecieron y rechazó 200 mil pesos.
Ahora, si Alcántara no se desistió de su demanda contra el municipio, en su situación incurre en conflicto de interés. Lo correcto es abdicar a su aspiración de cobrar un dinero extra, la aspiración última que persigue desde el momento que entabló su litigio laboral.
El conflicto de interés se constituyó desde el momento que aceptó emplearse en la administración, contra la cual tiene vigente el laudo. Técnicamente no se cae en un acto ilegal como tal pero el funcionario se coloca en el supuesto del conflicto de interés, aun cuando no desempeñe la misma función que antaño ejerció.
Sin embargo, hoy nos atañe el caso del “lic” Alcántara. De su desempeño, hemos obtenido al menos cuatro quejas y no lo ajan de ser una persona déspota y prepotente. En su oficina no recibe a nadie pues tiene horario restringido por compartir su tiempo en sus negocios (la construcción). Su altanería lo lleva a negar hasta el saludo a sus empleados, a quienes les prohibió el paso a su oficina, cuando antes había permisividad ingresar y tomar agua del garrafón. Trabajadores habituados a huir del calor en la oficina del “director” ahora son condenados a recibir el sol a plomo.
Para subsanar su escaso tiempo y cumplir al mínimo su responsabilidad de funcionario de la 4t, el funcionario contrató a cuatro personas de su entera confianza. El gobierno de la austeridad republicana que pregona el profe Michel le autorizó contratar, sin reparar en despilfarro de la nómina, a una secretaria particular, un chofer particular, además del subdirector y nuevo jefe de mantenimiento.
Con su equipo de trabajo, Alcántara está rodeado de pura soberbia. Sandra Jazmín Franco, a quien llaman “Sandy”, es su secretaria particular. Algunos empleados nos aseguran que es la “administradora”. María de la Luz Cardoso es la Jefa de Intendencia y Vicente López Ponce el jefe de Mantenimiento, turno matutino. Por ahí supimos que esta misma persona se desempeña como Jefe de Mantenimiento de la escuela primaria Nueva de Era. Del segundo de a bordo en esa dependencia, solo pudimos obtener por nombre que el subdirector le llaman “ingeniero Gudiño”.
Alcántara y sus subordinados, “los cuatro fantásticos” son inalcanzables para el resto de los trabajadores. Llegan y se encierran en sus oficinas y nadie sabe nada de ellos. A veces orden alguna compra aunque a veces de eso ellos mismos se encargan. Sin tener pruebas, los empleados presumen que posiblemente tratan de encubrir que su proveedor es una ferretera cuya propiedad creen que es la del suegro del director.
De sus jefes, los empleados lo reciben groseros maltratos. Ordenaron no hacer uso de teléfonos celulares y abstenerse de hacer llamadas en horario de trabajo. Solo ellos tienen acceso a todo tipo de comunicaciones, incluyendo aire acondicionado de oficinas. Acá despacha una pandilla de dictadorzuelos, actúan contra nosotros, que solo trabajamos para dar mantenimiento a inmuebles, oficinas municipales, a veces a pleno sol y solo ganamos 300 peso diarios. El jefe nones nada humano en su proceder”, nos dijo un empleado. Para sacar el trabajo -prosiguió el mismo trabajador- no era necesario meter a esas cuatro personas y solo se infló la nómina.
“¿De cuál austeridad habla el profe Michel?”, cuestionó un segundo empleado que habló con el autor. “Si se tratara de ahorrar dinero, de optimizar recursos, no contratan al chofer del director”, subrayó.
Cuando este funcionario municipal colaboró para Chavita González Reséndiz, “el gobierno de las soluciones”, dijo ser oriundo del Estado de México y ser “pasante” de la licenciatura en derecho. Reportó que la jefatura del relleno sanitario era su primera experiencia laboral aunque había asistido a cursos y especializaciones en responsabilidad civil, mecánica de suelos, mezclas y concretos, prácticas en actividad des de campo, acabaos y decoraciones, seguridad e higiene industrial. Lo último, es la capacitación impartida a los aspirantes a funcionarios en el gobierno priista de 2010 al 2012.
En aquellos cursos y en el transcurso del gobierno de Chavita y postrimerías de la época de dominio priista, trabó relaciones con Jesús Michel López, Chuyito, el hijo incómodo del profe Michel.
Revolcadero
Por cierto, en el proceso de obtener información para el tema de hoy, nos ofrecieron un segundo dato, que la jefa de Patrimonio Municipal, Dolores Eugenia Ramos Valdez aparece en una situación idéntica al de Alfonso Alcántara Cárdenas. ¿En dónde hemos escuchado este nombre? Ha. Es la nuera de Ramón Michel, el hermano del alcalde Luis Alberto Michel Rodríguez, dueño del expendio de cervezas de la avenida México, casi frente a la tienda Ley. En consecuencia, es sobrina, aunque política, del presidente municipal. En un registro reciente, su nombre aparece en los registros de empleados de la Tesorería Municipal en una anterior administración anterior a la actual. No recordamos a ciencia cierta si fue en el área de Ingresos pero ahí se le inmiscuyó en un problemita y como resultado la despidieron. En respuesta, hizo lo que cualquier trabajador despedido sin justificación y demandó al municipio. Como “el Lic Alcántara”, si se confirma que tiene una demanda contra el municipio, incurre en un grave conflicto de interés. No debería contratarse para la misma empresa con la que mantienen juicio laboral. Estos dos ejemplos desarman cualquier discurso de moralidades, de austeridad, de honestidad, de transparencia, de varios etcéteras. Aunque en segundo grado, la nuera de Ramón, es familiar del profe y ello supone haber de algún modo tintes de nepotismo.******Tan mal anda la Fiscalía General de la República, la policía federal de Don Santo Amlo, que varias veces ha presumido el trabajo de inteligencia de su policías, que tuvieron en sus manos a un asesino, desarmó a un ministerial, lo asesinó, mató a otro, y del cuartel se les peló. Lo sucedido en las instalaciones donde desde los años 80 fue el cuartel de la PGR y la extinta Policía Judicial Federal fue noticia nacional. Hasta esa fiscalía llegó un detenido en Cihuatlán, que les declaró y le creyeron llamarse Fernando Sánchez Olivera. Pues resultó que en realidad, ese matoncillo se llama Jonathan Alexis Cabrera Rivera y allá por el poblado El Colomo, pocos kilómetros al sur de Manzanillo, le quitó la vida un estilista. Otro dato suelto indica que el muchacho fue policía en el puerto colimense. Son las consecuencias de no haber coordinación plena entre oficiales federales con policías estatales.****** Este jueves 28 de octubre, se reunieron alrededor de una mesa del restaurante 8 Tostadas, el comedero de mariscos allá por los rumos de la unidad deportiva, el ex alcalde interino Jorge Antonio Quintero Alvarado, el ex regidor Adolfo “el grinch” López Solorio, y la regidora Guadalupe Guerrero Carvajal. ¿De que hablaron? No lo sabemos. Un comensal que coincidió en hora y lugar, nos reportó que los tres estaban muy orondos, que hasta bajaban el volumen de su voz cuando se les acercaba algún mesero. El encuentro de los tres políticos del Movimiento Ciudadano sucede a unos cuantos días de publicarse en este espacio que “el grinch” regresó a los brazos de Ramón Guerrero Martínez, “el mochilas”, y es su personero y coordinador, enviado para reorganizar y reconstruir desde sus cenizas un proyecto para intentar quitarle a los morenos en 2024 y reconquistar la presidencia municipal.