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Gerardo Sandoval Ortiz |

La historia detrás de siniestras confesiones de Edgar Veytia en juicio de García Luna

CONTEXTOS

 

 

 

Aquella noche del último domingo de enero de 2010, contra lo habitual, la familia decidió ingresar a Tepic y apenas enfilamos al centro por Insurgentes Norte notamos la soledad de las calles de la capital cora. Poco antes de la media noche, la plaza de armas el centro de la ciudad lucía abandonado por sus habitantes. Esa noche, ocurrió una balacera, apenas un episodio de la violenta que por largo tiempo azotó a los tepicenses.

En aquella espiral de violencia, en cualquier calle los vecinos culpaban a tres grupos, “mazatlecos”, “chapos” y “los jaliscos”. En las desbordadas redes sociales la culpa se centró a varios funcionarios, el gobernador Ney González Sánchez, el alcalde Roberto Sandoval Castañeda y su jefe de policía, el siniestro Edgar Veytia Cambero. La violencia empodero los medios digitales, a quienes acudieron para leer la negra historia.

Muchos guardan en la memoria aquel mensaje grabado posterior a la guerra en I  nsurgentes que Ney González hizo pública en las redes sociales y que se reprodujo en muchos otros canales de Youtube:

“¿Qué pasó Roberto? Esto pasó hace ya mucho rato. Ha, ¿no te enteraste hasta ahorita? Estoy bastante molesto, Roberto. Creo que esto no habla muy mal de ti”, regaña ya el lunes Ney González a quien dos años le sucedió en la gubernatura. Acordaron reunirse en la Zona Militar, le reitero apoyo y le soltó un “pero quiero que des la cara. Cada que paso algo te escondes”.

Ney González es hijo de otro exgobernador, el legendario líder de la CTM, Emilio González Parra y hoy en día huye de la justicia. La Fiscalía de Miguel Ángel Navarro Quintero intenta despojarlo de millonarias propiedades en la Riviera Nayarit. Roberto Sandoval, “el sasasá”, después de huir por largo meses fue apresado en Monterrey y sigue preso.

El tercer personaje de los señalados es Veytia, “el fiscal zeta”, o “el diablo”, fue aprehendido por el gobierno gabacho en abril de 2017 apenas puso pies en aquel país por el paso exprés que va del aeropuerto de Tijuana directo a la línea fronteriza por Chulavista.

Ney González y Sandoval hicieron carrera política paralela pues el primero le cedió la estafeta al segundo, la alcaldía y el gobierno estatal. Ney González fue alcalde capitalino del 2002 al 2005 y Sandoval los siguientes tres años. El primero saltó al palacio de gobierno en 2005 y seis años después, la entregó las llaves del viejo edificio de la calle México al tablajero en septiembre del 2011.

Cuando en 2008 la mafia de fracturó y se lanzaron a dirimir sus diferencias a balazos en campos y ciudades del país, Tepic fue una de las ciudades que sufrieron el salvajismo de los varones de la droga. A ello abonaron los dos políticos y junto a ellos Veytia, el testigo en el juicio contra otro infame policía, Genaro García Luna en el juicio que esta por finalizar en Nueva York.

En Tepic, como en ninguna otra ciudad el proceso contra García Luna despertó expectativas cuando fue anunciado como testigo estrella de la fiscalía gabacha para convencer al gran jurado de condenarlo. Las decenas de familias víctimas por despojo, tortura, asesinatos que en casi una década dispendió “el diablo” siguen esperando justicia.

Ese clamor popular de “justicia” alegró a los desposeídos de sus bienes y en los despatriados, los que por amenazas debieron salir de la entidad enterados que permanecer en su casa podían ser desaparecidos, asesinados o encarcelados.

Ni por asomo es la primera vez que abordamos el tema. Vivimos en carne propia esos tiempos del terror en Nayarit. Viajar al norte de Nayarit, representa recorrer a lo largo el territorio y dada la inseguridad impartida por buenos y malos, por mafiosos y policías estatales, era preferible evitar la capital y tomar la ruta costera. Pero era imposible escapar de los retenes de policía. Noches y madrugadas, se aparecían en la parte montañosa, en el tramo Platanitos-El Llano y en el día, preferían áreas pobladas, como el ingreso a San Blas o allá por las marismas, poco antes de La Virocha. A veces hacían “crucero” en El Papalote, poco antes de tomar la carretera federal 15. Una ves se internaron a una carretera secundaria y amenazantes salieron como si esperaban las caravanas del extinto “cochiloco” de los 80.

Ya hemos revelado aquí que, advertidos de los riesgos y peligros, un muy buen amigo personal, nos confió números telefónicos y una que otra clave para persuadir a los dichosos hombres de la ley de no representar peligro alguno, no ser molestado y transitar sin contratiempos. Ese amigo está desaparecido desde hace tiempo.

Con mucho beneplácito en Nayarit le dieron seguimiento al testimonio de Edgar Veytia. Muchos descansaron desde esta semana por la siniestra confesión. Se trata de la confesión de un asesinado que admite ser responsable de diez homicidios y torturar a varias decenas en sus tiempos de ser “la fiscal zeta”. Es una declaración ante un tribunal que, aunque de un país extranjero, es suficiente confesión de pruebas para ser proceso por delitos que tiene pendiente en Nayarit. Si bien es un tramposa salvavidas que lanza para granjearse la reducción de su sentencia de 20 años de cárcel, su revelación no es ninguna expiación de culpas para ganarse un lugar en el cielo.

Con su testimonio apenas intenta ganar menos años de cárcel y endosarlos a García Luna que de acuerdo con sus cuentos, sin aportar pruebas ni evidencias, de segundas oídas, dijo haber sido enterado por un tal comandante Violante, que “la línea” de Felipe Calderón y de su secretario de seguridad, era con “el chapo” Guzmán. Ese pacto, se contraponía el pacto de Roberto Sandoval, su jefe y alcalde en esos tiempos. De acuerdo con la confesión, el gobernador Ney González le habría comentado a Veytia de dicha línea. Calderón y Ney González ya atajaron el señalamiento. Grecia, la ahijada del capo, acuso de Veytia de no atender su llamado de auxilio y no investigar la desaparición de su padre.

Habló de ofrecimientos en millones de dólares y que, en efecto, él y Sandoval pactó con los Beltrán Leyva y rechazaron propuestas de representantes de “el chapo” Guzmán. Dos abogados de Guzmán Loera le ofrecieron diez millones de dólares; “estamos con los Beltrán Leyva” dijo haberles respondido. Habló del “pelocho”, líder de la célula sinaloense que ofreció liberar a policías secuestrados a cambio de apoyo. Citó también a Julián Venegas Guzmán, compadre del Joaquín Guzmán, como enviado a ofrecerle 5 millones de dólares para proteger al también preso en Estados Unidos. Julián Venegas, avecindado aquí en Puerto Vallarta desapareció en abril de 2016, un año antes de la aprehensión de Veytia.

Sin embargo, pudo más las ambiciones políticas de Sandoval al que le ofrecieron cash y financiamiento de su campaña para ser gobernador. Con ese dinero, en contra del gobernador, Veytia le abrió el camino a Sandoval y con mucho dinero, ganaron las elecciones en 2011.

Debió pasar más de una década para que, con semejantes confesiones, los nayaritas confirmen que en la política y entre los políticos los secretos son a voces y las voces son secretas.

 

Revolcadero

 

Otras confesiones de Edgar Veytia. Dijo que cuando fue fiscal, por dar protección a la célula de los Beltrán Leyva recibía hasta dos millones de pesos al mes que destinaba para “gastos diarios”. En Tepic, media ciudad sabía de la presencia de “los mazatlecos”, una célula alineada a los Beltrán, comandada primero por Santiago Lizárraga Ibarra, muerto en un operativo de fuerzas federales en su casona de la avenida Jacarandas y después por Juan Francisco Patrón Sánchez, alias “el H-2”, muerto a ráfagas de artillería aérea ya en febrero de 2017, en el ocaso del gobierno de Roberto Sandoval y un mes antes del encarcelamiento de Veytia. Desaparecido “el chaguín” y “el H-2” la banda “los mazatlecos, que bajó de La Sierra de San Marcos se da por desaparecida. En sus mejores tiempos, desde La Noria de San Antonio hasta El Tecomate, en San Marcos, Juantillos, Los Zapotes, El Guamúchil y La Chapalota, donde algunos de ellos nacieron, mucha sangre se regó de los lugareños. *******Veytia no solo asesinaba, torturaba y desaparecía a quien le estorbaba. A través de los métodos más violentos, siempre aterrorizando a desde su oficina, se apoderó de inmuebles, de ranchos, de terrenos, negocios, bodegas, casas, dinero en billetes. Sumó para él, para el gobernador y otros prestanombres, bienes por todo el estado. Algunos acá en Bahía de Banderas. Por eso ya es un delincuente confeso. Proceso, revista de la cual también mucho se queja por su línea crítica, López Obrador dejó para la posteridad aquella portada titulada “el fiscal zeta”. En este espacio retomamos parte de aquella publicación que narra los abusos y despojos contra empresarios y restauranteros en la zona de La Peñita de Jaltemba y Rincón de Guayabitos. Mas reciente, Mexicanos Contra la Corrupción, ese medio del que se queja Don Santo Amlo por las esculcadas a su gobierno, también publicó investigaciones que narran las andanzas de Veytia.*******Pero la historia de don Cruz Corchado, un ferrocarrilero jubilado, es tal vez el símbolo de los gigantescos despojos atribuidos a Veytia y a su jefe Roberto Sandoval. Gracias al paciente trabajo del amigo Rodrigo González Barrios, encabezó la “comisión de la verdad” y al cabo de documentar pruebas y testimonios, se dio a la tarea de presentar las debidas acusaciones y denuncias. Coincidencia aparte, en esta misma semana se cerró el proceso de enjuiciamiento contra uno de los testaferros de Veytia, el llamado Carlos “N”, que no esto que un político priista que aspiró a la alcaldía y afortunadamente perdió la elección. Entre otras linduras, le despojaron a una de sus víctimas fue una casa aquí en Puerto Vallarta. La defensa del acusado ni siquiera presentó testigo a favor el último día de audiencias. *******Algo mas del mismo tema. Edgar Veytia declaró bajo juramento Nueva York que el grupo de Joaquín Guzmán intento asesinarlo cuando rechazó el ofrecimiento de apoyar a dicho grupo. Ese atentado fue en su casa en diciembre de 2011. Pasó un mes y días cuando él se encargó de atrapar a quien señaló de ser el autor material.  Era su viejo conocido, Benigno Ibarra Valle, hombre de armas tomar de apodo “el pelochas” quien cuidaba los intereses de los sinaloenses en Nayarit. Cuando lo sentenciaron le achacaron la muerte de los cinco policías que ofreció regresar con vida. El ofrecimiento que Veytia rechazo por su pacto con los Beltrán Leyva y “los mazatlecos. Cinco años acribillaron al “H-2”. En ambos casos, hubo una traición de Veytia a sus conocidos amigos y asociados a uno para apresarlo y al otro para matarlo. ****** De Guadalajara llegó la noticia del fallecimiento de nuestro Octavio Cesar Cosío Vidaurri, quien por unos años sentó residencia en el puerto y hasta fundó un colegio preparatoriano, e Instituto Alfonso Reyes. Fue hermano del exgobernador Don Guillermo Cosío Vidaurri y alguna vez secretario de Educación de Jalisco. Los amigos moneros, El Pillo y El Cyrano, deben recordarlo pues con ellos compartía todos los días la famosa “mesa 41” del California, café y comedero ya desaparecido hace muchos años.