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Gerardo Sandoval Ortiz |

Entre el tablero político a la recaptura de Caro Quintero

CONTEXTOS

Gerardo Sandoval Ortiz 

 

 

El jueves de esta semana en curso, circuló en las redes una fotografía en donde aparece el rector de la Universidad de Guadalajara, Ricardo Villanueva Lomelí en amena charla con el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado Carrillo.

Trascendió que el encuentro se llevó a cabo en el Café de Tacuba de la capital del país y en encuentro hablaron de política, de la supuesta candidatura al gobierno el estado de Villanueva.

Como ninguno de los aludidos negó, el encuentro se ha dado por cierto y tomó fuerza la versión de que Ricardo Villanueva se perfila para ser el abanderado de Morena al gobierno de Jalisco en 2024.

Mucho se escribió de Villanueva Lomelí cuando apareció entre los candidatos a la rectoría general de la UdeG y se le consideró el elegido por el padillato, el grupo político conocido como “grupo universidad” que de adentro de la universidad trascendió a la vía política estatal. En 2015 fue candidato del PRI a la alcaldía de Guadalajara y fue derrotado por el ahora gobernador, Enrique Alfaro.

El rector de la UdeG, en sus tiempos de dirigente de la Federación de Estudiantes Universitarios, la FEU, se identificaba cercano al PRD, pero sorprendió a la comunidad universitaria cuando en marzo de 2013 acepto invitación de Aristóteles Sandoval Díaz (asesinado en diciembre de 2020 aquí en Puerto Vallarta). Del gabinete saltó a la candidatura a la alcaldía de Guadalajara.

Desde hace meses se rumora que de la rectoría se propone regresar a la política y lo haría por Morena, que con candidato ajeno se propone arrebatarle al Movimiento Ciudadano el gobierno de Jalisco. Sería candidato en alianza con el PVEM, el PT y el partido apéndice de la UdeG, Hagamos. Le son favorables los tiempos pues las principales figuras del morenismo charro han sido ya derrotados en los procesos electorales recientes. Por lo demás, la militancia no acaba por aceptar al ex panista y coordinador de la bancada en el Congreso local, Chema Martínez.

Bien, dejamos Guadalajara y trasladémonos en Puerto Vallarta, el municipio más importante ganado por Morena en la última elección local. Acá, al partido fundado por Andrés Manuel López Obrador sus figuras se desinflaron cuando ni siquiera cumplen un año de ser gobierno. Al alcalde Luis Albert Michel Rodríguez intentan venderlo como futuro candidato a gobernador. Más o menos como en su tiempo decía n que Gustavo González Villaseñor tenía talla, estatura y tamaños para irse a las ligas mayores de la política.

Más allá Amén de la ilusión impulsada por Salvador Llamas Urbina, el motor que carbura la energía del profe Michel, lo único cierto y real es que Michel está en posición de repetir en 2024 y tratar de relegirse. Ello se infiere cuando apenas se propone un plan alterno al profe.

Si no es Michel el abanderado de Morena, ¿acaso será Salvador Llamas?

Pero las granjas de bots también sugieren que Jesús Michel López, el vástago del profe Michel. Eso es una auténtica vacilada que no merece distraer tiempo personal ni de un  solo lector.

En realidad, desde la línea superior del este escrito nos fijamos como propósito único, hurgar en las opciones, reales y viables, al alcance de los opositores a la Morena tropical y disfrazada que gobierna el municipio. Esta semana procuramos obtener comentarios de algunas figuras locales alejadas temporalmente del quehacer político. Ven la posibilidad de concretar un gran acuerdo para unir fuerzas, con partido y hasta sin colores, y aceptar un candidato ciudadano, a propuesta y registro por uno o más partidos, y cumplir el trámite de ley. La figura del candidato independiente solo fractura a la oposición.

Buscar primero, y convencer después, no es una tarea fácil que concluya con proponer una figura ideal, la más capaz y preparada, y acompañarlo a una elección. Nadie renuncia  su confort de un trabajo bien remunerado por aceptar ir a una campaña, sabedor de que esta es sinónimos de porquería, donde la boñiga es el arma más usada.

Sin embargo, no está alentar a los animados optimizar la búsqueda. En una cartera tan amplia, porque a nadie por color de piel, religión ni partido se descarta, nos llama la atención algunos nombres ya mencionados. Solo por dar un ejemplo, se ha escuchado el nombre del propietario de la cadena de cafés Los Chatos, Jorge García de Alba.

En principio del empresario apodado “el chato”, igual que sus establecimientos, nadie profiere objeción alguna. Es un empresario ejemplar de pieza a cabeza que de la nada construyó una cadena regional que emplea a varias decenas de empleados.

Hace poco más de una década, el Partido Acción  Nacional le ofreció ser su candidato a la alcaldía y no se pudo concretar. Eran los tiempos que el PAN iba en picada y se retorcían en un canibalismo, el mal que los tiene en la posición de hoy.

En aquel tiempo, Jorge García, pudo haber abanderado al panismo pero apostó por consolidar sus negocios, incipientes en estos tiempos. Ignoramos hoy si es una pieza disponible para un proyecto político de ese tamaño.

A la par, se valoran perfiles distintos que ni siquiera a un solo se ha consultado. Escuchamos hablar del médico Jorge Villanueva Hernández, quien en algún momento probó suerte y pudo ser diputado local.

De las figuras activas, se ha pronunciado a Guadalupe Guerrero Carvajal, Andrés González Palomera, Rodolfo Domínguez Valle, Víctor Bernal Vargas. Éste último pareció beber energía en las dos últimas semanas cuando tomó el cargo de la Delegación Sierra Occidente de la Secretaría de Educación, a DRSE.

En un gran frente opositor a Morena, con alta carga ciudadana, el color de partido es aparte. Quienes realizan una curiosa auscultación consideran la posibilidad tanto la posibilidad del color verde como del naranja y otro color de partido. Es fácil deducir que ni siquiera a Luis Ernesto Munguía González se la descarte. El “Munguis” tiene sus seguidores y la prueba es que a Carlitos Murguía Cibrián la cuida la plaza desde que en enero fue designado dirigente local del PVEM.

Y ya para cerrar el tema. Si algo acepta los opositores a Morena, es que el único camino para destronar a los morenos es ir juntos en la próxima justa electoral. Dividir en tercios el voto, significa pulverizar la decisión y allanar el camino a Michel y a Llamas.

Si se ponen de acuerdo y se quitan las máscaras, solo necesitan extirpar sus fantasías y despojarse de egos y vanidades, y anteponer el interés de los vallartenses por encima de los suyos. Entonces, el requisito único gira en torno la única regla, aceptar al candidato que garantice ganar en las urnas, el más capaz para gobernar el municipio.

Ha. Unidos, habrá fuerza suficiente capaz hasta de vencer un candidato impuesto por el gobernador Enrique Alfaro. Porque, capaz y Alfaro se va por la libre, le alza la mano a Ramón “el mochilas” Guerrero Martínez, o a Susana Rodríguez Mejía, y rompa un proyecto único y divida el voto.

 

Revolcadero

 

Esta semana cierra con una noticia que está dando la vuelta al mundo: A primera hora de la tarde se informó la marina atrapó al escurridizo Rafael Caro Quintero. Primero se dijo que había sido detenido en Guachochi, el sur del estado Chihuahua, colindando con Durango y Sinaloa. A eso de las seis de la tarde, se afirmó que el arresto ocurrió en un remoto caserío del municipio de Choix, Sinaloa. San Simón, una de varias rancherías serranas que nacieron a orillas de pequeños arroyos al sur de dicha municipalidad. Del célebre “narco de narcos”, escuchamos cuando a principios de la década de los 80 había euforia entre los amigos de la zona de Guasave y Guamuchil que presumían la oferta de trabajo en la sierra de Chihuahua. Lo decían sin tapujos: ir a piscar mota. La chamba estaba en lo que posteriormente se conoció como el rancho Búfalo, cientos de hectáreas sembradas de yerba de mariguana, incendiadas por soldados, de lo cual acusaron al agente de la DEA, Enrique “el kiki” Camarena. A  Caro Quintero culparon del asesinato del agente gabacho y de un piloto.****** Con el arresto de Caro Quintero revivirá la historia del romance con Sarita, la hija del buen amigo Cesar Octavio Cosío Vidaurri, hermano de quien después sería gobernador, Guillermo Cosío. El grupo roquero, El TRI, compuso y canta la canción  “Sara”, cuya letra dice: “Sara, gritaba Caro Quintero. Sara, hay Sara como te quiero, nos fuimos de pinta lejos del país, nos cayo la tira y nos trajo a encontrar aquí, y aunque ahorita este hasta tras, nomás que salga, nos fumamos un kilo entero”. Los relatos conocidos, dicen que cuando “la tira” tica le cayó a Caro, pensaron que la jovencita era víctima secuestrada. Sería Sarita personalmente quien les gritó que ella era novia de Caro y que estaba enamorada. A mediados de la década de los 90, Cesar Octavio Cosío se estableció en Puerto Vallarta y fundó el colegio privado “Alfonso Reyes”. En algunos desfiles su hija Sarita gustaba de participar con el estandarte en brazos.******Justo hace tres décadas, allá por 1992, vino a esta región el periodista Pascual Salanueva. Realizó en una semana una minuciosa investigación periodística y una semana después, publicó una serie de reportajes que publicó el diario Unomasuno. Ubicó varias propiedades de la familia Caro Quintero en Bahía de Banderas y de este lado del Ameca. Tenía por lo menos tres ranchos y mucho ganado de registro. Todo a nombre de sus hijos. El gobierno las intervino pero no pudo quitárselas. Que se sepa, con el paso del tiempo la familia logró recuperar los bienes. Bueno, en los últimos años, se señaló a un político, del clan de Los Guerra de San José del Valle, de haberse apoderado de por lo menos una propiedad de los Caro. Se ignoran detalles, solo que vía una “permuta” Adrián Guerra se quedó con cientos  de hectáreas de dos ranchos por la carretera vieja Bucerías-San Juan de Abajo. Parte de Valle Dorado y Los Encantos, también Rincón del Cielo se levantaron en tierra que alguna ves fue de los Caro.****** Los lugareños de Tomatlán, también recuerdan que Rafael Caro Quintero fue el primer gran jefe del narcotráfico en haber sido dueño del rancho La Trementina. Ya hemos hecho cita que en la lectura del libro “Osiel, vida y tragedia de un capo”, el periodista Ricardo Ravelo relata que en La Trementina se ocultó Osiel Cárdenas Guillén y otros miembros de su pandilla y que ahí planearon matar a Salvador Gómez Herrera “el chava” en 1999. Las versiones presumen que Caro Quintero, ya preso, cedió el rancho a Joaquín “el chapo” Guzmán Loera y después apareció como propietario Cárdenas Guillén. A principios de 2020, en esa zona, entre Teocintle y Puentecillas, se inició una serie de enfrentamientos entre dos facciones, el grupo de “Los López” contra la pandilla del “Moy” Galindo, apoyado éste por su jefe “Don Guty” (Agustín Hernández). El último está preso y el “Moy” ya murió abatido.