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Martha Ramírez Ruiz |

El paraíso desierto en Semana Santa por Covid-19

Un dramático contraste de un periodo vacacional en que se llenaban al topo las playas y la ocupación hotelera al máximo de su capacidad hoy escenario de  “un pueblo fantasma” 

Con playas desoladas en la Semana Santa, así como las casi desiertas calles con negocios cerrados y sin ninguna actividad recreativa, se viven escenas que ni la imaginación de Julio Verne se habría concebido ver a este destino turístico en estos momentos de crisis por el Covid-19; el paraíso del Pacífico desierto.

Debido a la emergencia sanitaria por la pandemia del coronavirus, Puerto Vallarta está paralizado. Y en lo que otrora fuese el periodo vacacional, con playas hasta el tope de bañistas y los hoteles llenos al máximo con promedios rozando al cien por ciento, con las oleadas de visitantes en estas techas.

Lejos parecen las escenas cotidianas en una Semana Santa y este destino turístico parece más un escenario de un pueblo fantasma, con una prácticamente desierta franja turística donde no están cerradas las playas y el paseo del Malecón,  Con bares sin abrir desde hace un mes al igual que antros y casinos, tampoco hay vida nocturna.

Con la mayoría de los hoteles que cerraron ante la crisis por el Covid-19, se pueden contar con los dedos de la mano los que siguen operando. De acuerdo a la Dirección de Turismo municipal, son tres los hoteles abiertos durante Semana Santa.

Aun así esos tres hoteles, registraron en promedio de ocupación del 5.06 por ciento. En un periodo en que resultaban insuficientes los más de 25  mil cuartos que se estimaba hasta hace un mes que ohabía en este destino, que todavía en 2019 reportaba un promedio de ocupación del  95 al 98 por ciento.

En el sótano

Contrastando con el promedio de ocupación del 0.02 por ciento de toda la oferta de hospedaje –considerado a los más de cincuenta hoteles que no están operando-; según datos de la Dirección Municipal de turismo.

Ni en la inventiva del escritor fránces  que inventó el futuro, se habría concebido un Puerto Vallarta paralizado a ese extremo.

Incluso ni en la crisis por la influenza H1N1 hace años, se llegó a tocar fondo, en aquella ocasión el desplome se reflejó en niveles de ocasión que fluctuaban entre el 25 al 30 por ciento.